A 38 años del juicio a las juntas, ¿cómo se gestó el hito que tuvo trascendencia mundial?
Fue un hito global en la historia de los derechos humanos. La democracia daba sus primeros pasos, llevaba un año, cuatro meses y doce complejos días de vida.
Periodista
Fue un lunes, comienzo de semana en el segundo mes del otoño de 1985, ese 22 de abril se celebraba la obtención del campeonato sudamericano sub 16, con el plantel donde "la descosían" (frase que caracterizaba a los jugadores de fútbol habilidosos) Lorenzo Frutos, Huguito Maradona, Fernando Redondo y Pedrito Salaberry. La final frente a Brasil bajo la lluvia en un estadio de Vélez repleto con entrada libre y gratuita enamoró a todos.
La película La historia oficial llevaba 19 días en cartel y centenares de miles la habían visto conmovidos por el guión de Luis Puenzo y Aida Bortnik, que tenía los protagónicos de Norma Aleandro y Héctor Alterio. La tragedia de la dictadura en carne viva y los casos de los niños secuestrados eran materia de debate en los cafés y bares urbanos.
Finalmente, ese lunes también comenzaron las audiencias orales del juicio a las tres primeras juntas militares en la planta baja del Palacio de Tribunales porteño, de espaldas a la calle Uruguay. 50.000 personas respaldaron su realización en una movilización que colmó la plaza Lavalle.
La comparecencia del expresidente provisional, Ítalo Argentino Luder, fue el puntapié inicial de una jornada que marcó un hito global en la historia de los derechos humanos. La democracia daba sus primeros pasos, llevaba un año, cuatro meses y doce complejos días de vida.
Por su parte, los radicales tenían una batalla interna desatada entre quienes celebraban su realización, y los que tenían viejos vasos comunicantes con las Fuerzas Armadas. El presidente Raúl Alfonsín había resuelto el pleito cuando firmó el decreto que ordenó el juicio en su primera semana de gestión.
Las balas picaban cerca, la dictadura estaba a la vuelta de la esquina y, sin embargo, cumplió con la palabra empeñada en su campaña. Ese mismo día, ordenó la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP).
Vivimos un nuevo aniversario, 38 años, pero ya no es uno más ni el mismo. El juicio se resignificó a partir del fenómeno de Argentina,1985 que más allá del innegable éxito comercial y de su galardonado peregrinar por los festivales cinematográficos, es un valiente quiebre cultural frente a la matriz que intentó pergeñar el peronismo en su etapa kirchnerista, principalmente desde La Cámpora.
Una negación de los 80, propia de una mirada conservadora o negacionista frente a una epopeya colectiva que tuvo su momento cumbre en las multitudinarias movilizaciones que salieron a defender la democracia en la semana santa de 1987.
El propio Luder, Antonio Cafiero, José Luis Manzano y Vicente Saadi al lado del presidente Alfonsín en el balcón de la Rosada cerraron el camino a cualquier intentona golpista y bendijeron desde la clase dirigente ese hecho iniciático de esta democracia próxima a cumplir cuarenta maduros años.
Guillermo Ledesma y Jorge Torlasco habían planteado la nulidad de la ley en septiembre de 1983, en una causa iniciada por la desaparición de Ricardo, el hijo del entrañable Marcos Zucker, también aceptaron el desafío. Un hombre de consulta del peronismo, León Arslanián, y Jorge Valerga Araoz, completaron el tándem.
Los seis se entrevistaron personalmente con los integrantes del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas y comprendieron que el juicio sumarísimo entre colegas era una quimera que no resistía análisis. Los seis comprendieron que venía la causa más importante de sus vidas y de la historia jurídica argentina.
Los fiscales Julio César Strassera y Luis Moreno Ocampo presentaron, en tiempo récord, 670 casos para fundamentar la acusación. Al inicio del juicio, había 1086 causas iniciadas. A ellas deben sumarse los casi 9000 casos denunciados de desapariciones forzadas documentados ante la Conadep, a la que por esos días, algunos llamaban Comisión Sábato.
En el juicio declararon 833 personas; 287 de ellas, mujeres. Testimoniaron 64 militares, 15 periodistas, 14 sacerdotes y 13 de nacionalidad extranjera. Fueron acreditados 672 periodistas que llegaron de los lugares más distantes. El mundo siguió de cerca su día a día. La sentencia contestó alrededor de 22.000 preguntas, y la causa se calcula que pesó más de tres toneladas. Las denuncias que se sustanciaron fuera del país, se calcula que pesaron alrededor de 700 kilos.
Por disposición de los propios camaristas, solo se emitieron imágenes sin sonido mientras se desarrolló el juicio. Argentina Televisora Color grabó todas las jornadas, aunque recién el 9 de diciembre de 1985, día en que Arslanián leyó la sentencia pudo verse en vivo y en directo por todos los canales.
Si bien el delito de desaparición de persona no se juzgó porque no existía en la legislación vigente, Jorge R. Videla y Emilio E. Massera fueron condenados a prisión perpetua; Roberto E. Viola condenado a 17 años; Armando Lambruschini condenado a 8 años; y Orlando R. Agosti, años y 6 meses de prisión.
Las audiencias duraron 900 horas y fueron grabadas en 147 casetes. Tras las rebeliones carapintadas fueron trasladados a la ciudad de Oslo, por los propios jueces junto a algunos familiares con el mayor de los sigilos. Allí están en resguardo en una sala blindada en el sótano del parlamento noruego.
Ese mismo año, Brasil y Uruguay volvieron a la democracia. José Sarney y Julio Sanguinetti emularon el proceso político que aquí inició Alfonsín. Mientras tanto, por primera vez, el aprismo llegó al poder en Perú con un joven de 36 años, Alan García. Y Daniel Ortega junto a Sergio Ramírez, doblaron la curva democrática en el -por entonces- mimado proceso sandinista nicaragüense.
En noviembre, la UCR ganó las primeras elecciones de renovación parlamentaria en todo el país, salvo en Corrientes, Formosa, La Rioja y Tierra del Fuego. Así, consolidó su mayoría en Diputados. Mientras, Alfonsín debió superar tres alzamientos militares y las constantes presiones castrenses en favor de una amnistía que se negó a firmar.
En 1989 y 1990, el primer presidente peronista de la democracia recuperada firmó una seguidilla de indultos que ordenaron la libertad de centenares de procesados y condenados, tanto de la represión ilegal como de los levantamientos carapintadas.
Publicado en: https://www.cronista.com/columnistas/a-38-anos-del-juicio-a-las-juntas-como-se-gesto-el-hito-que-tuvo-trascendencia-mundial/
dp
1 comentario:
Presentes!!!
Liliana Garcia
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