POR QUE ARGENTINA NO RECUPERO LAS MALVINAS ANTES DE 1982
Hay que buscar los antecedentes para comprender los sucesos que van a desencadenar el conflicto austral de 1982.
Dirimamos que la ocupación de las islas en 1833, abren un sinfín de reclamos formales vía administrativo diplomático, pero sin fuerza para obligar a las partes al dialogo. El Imperio estaba en la flor de la edad.
Se puede decir que nunca se dejó de protestar ante Londres por el acto de conquista. Solo los periodos 1849-1884 y 1888-1908, se guardaron a silencio.
Primero por guerras civiles. Segundo los vínculos económicos de la generación del 80, recomendaban abstenerse en esta etapa de crecimiento de economías complementarias.
Durante casi 100 años, la reivindicación quedó opacada por esa relación anglo-argentina. Se convirtió en la socio clave de la Argentina. Era el mejor comprador de carnes (gracias a la aparición del barco frigorífica) y granos, la fuente de su capital, la constructora de los ferrocarriles, el modelo a seguir de la armada, y el factor de equilibrio externo con nuestro mayor competidor regional en ascenso: Estados Unidos.
Por la década del 20, terminada la primera guerra mundial, la Argentina se sentía más firme, más segura, estaba llegando al punto más alto de su poder y envalentonada por la ideas nacionalistas que comenzaban a surgir.
Para los años 30, éramos el sexto dominio de Gran Bretaña, una perla en ese imperio informal que nos garantizaban los privilegios comerciales reservados solo a los miembros de la Mancomunidad Británica de Naciones.( Commonwealth)
Para el centenario de la ocupación de las islas (1933), se emiten sellos postales conmemorativos de las Falkland. Lo que provoca la protesta Argentina. Al mismo tiempo se formaliza el pacto Roca-Runciman (una especie de ministro de las colonias) que refuerzan los vínculos económicos.
Había comenzado con la revolución del 30 la divulgación de mapas y libros sobre Malvinas, también una guerra filatélica contra el correo británico.
Con el ascenso al poder de Juan D. Perón en 1946 se marca un punto culminante en el tema: Se instituyó el Día Nacional de la Malvinas, se creó en el seno del Ministerio de Relaciones Exteriores un Departamento de la Antártida y de las Islas Malvinas, se incorporó el tema en las escuelas, floreció la investigación académica.
Durante la segunda guerra mundial, ante la política filo fascista de Argentina, Winston Churchill estudia reforzar el archipiélago, por temor a una ocupación Alemana o Argentina.
La cosa no llego a mayores, la conexión anglo-argentina era muy fuerte, Londres necesitaba materias primas en forma imperiosa y nosotros lográbamos grandes ganancias.
Gran Bretaña se negó categóricamente a unirse a Estados Unidos para imponer sanciones a Buenos Aires. Desde las perspectivas argentinas un asalto a Malvinas era un disparate. Se lo interpretaría como un ataque al Imperio Británico y hubiese obligado a Londres a unirse a Washington en un frente contra nosotros.
Ahora bien las acciones “reales” de la Argentina, a diferencia de la retórica, se limitaron cuidadosamente a la Antártida y a las islas próximas. (Que Gran Bretaña reclama como propias). La primera campaña austral data de 1946-1947 sobre la península, las Shetland y las Orcadas. Estas operaciones generan roces entre los dos países en 1947 y los más graves son en 1952 cuando fuerzas argentinas impiden el desembarco de un grupo de científicos británicos en Hope Bay.
Quedo en claro una política indirecta, no involucrando a las Islas Malvinas donde había un asentamiento consolidado.
A partir de 1960, el crecimiento de los países del tercer mundo, su más activa presencia en la ONU y el comité de descolonización trajo aparejado un problema para el Imperio, que veía socavado su poder, y un desprestigio a su imagen.
La guerra diplomática en esos espacios llevada a cabo por el gobierno de Arturo Ilia y su Ministro Miguel Ángel Zavala Ortiz, 1963-1966, fue extraordinaria, una de las mejores piezas de la Cancillería que terminaría con la Resolución 2065 (XX Asamblea Anual). Se reconoce el diferendo, y la ONU dice que y como solucionarlo.
De nada sirvieron las políticas de acercamiento y seducción llevadas por Levingston, Lanusse o Menen. Los isleños no quieren cambiar su ciudadanía.
Políticas dilatorias, estancamientos intencionales, por ambas partes, unos acusan de nacionalistas cerrados a los argentinos, otros aluden derechos de los pobladores para negociar, lobbies de la Falkalnd Company a sus interés en las cámaras de los comunes. Los argentinos se sientes defraudados por la política del Foreing Office de mala fe. Crisis interna en los gobiernos de Leopoldo Galtieri y Margaret Thatcher dan la estocada final al drama.
Así, llegamos al preludio de la Guerra del Atlántico Sur, “NO” a la Guerra de Malvinas. Que no es lo mismo.
“LAS MALVINAS e ISLAS DEL ATLÁNTICO SUR SON ARGENTINAS”
Autor: MIGUEL ANGEL MARTINEZ
dp
5 comentarios:
Vamos a tener relaciones comerciales y de ser necesario las dos banderas , aunque no es lo justo, pero dará Equilibrio, alguien muy inteligente dijo Ni Vencedores ni Vencidos! Abrazo.
Susana Scarpatti
Hay un mapa en Ig que vi esta semana donde Chile pinta como propia a la Antártida Argentina
Son varios los que desean comerse a nuestro país. Soberanía y defensa.
Perdón, quedaron mis comentarios como a anónimos, soy Ana Godoy
Hay fundamento jurídico e histórico que avala nuestra soberanía sobre Is Malvinas y el mar.
Ana Catalina De María
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