jueves, 10 de febrero de 2022

EL CUERPO DE SAN MARTIN




Nota: Cotejar este artículo, escrito en 2014, con el de dp, escrito a fines de 2006 y también publicado en este blog:

https://danieleugeniopena.blogspot.com/2006/12/el-mausoleo-del-gral-san-martin.html  

Sin dudas que hay mucha similitud de información y lo valioso es la confirmación definitiva de como se encuentra emplazado el cuerpo del Padre de la Patria en su mausoleo.






Este trabajo es el resultado de una breve investigación hecha a fin de intentar aclarar un punto que quedó abierto en un escrito que recientemente llegó a mis manos “La masonería de San Martín y la Logia Lautaro”, donde nos plantea “…¿Porqué motivo…estaría, como esta, inclinado con la cabeza hacia abajo significando que los masones se van al infierno…?, este último dato aclaro…solo he podido comprobarlo por una fuente, no obteniendo tampoco, información alguna que la desmienta”.


A partir de aquí intentaremos esclarecer este punto y quedaran otros abiertos como

veremos a continuación:

El jueves 15 de agosto de 1850, San Martín se agravó y fue atendido por el doctor

Jordán. Sin embargo, el sábado 17 parecía otro cuando lo visitó el representante de

Chile, su amigo Javier Rosales, pero la recuperación duró poco. Pidió pasar al

dormitorio de Mercedes para que allí le leyera los diarios. A las 14 fue el último ataque y poco después el susurro final que el Libertador destinó a su hija. Murió a las 15.

Estaban también sus dos nietas, su yerno Mariano Balcarce, el médico Jordán y

Rosales, su amigo chileno que precisó la escena inmediata: “Un crucifijo estaba

colocado sobre su pecho; otro en una mesa entre dos velas que ardían al lado de su lecho de muerte. Dos hermanas de caridad rezaban”.


San Martín fue embalsamado en los dos días siguientes y se le superpusieron dos

ataúdes de plomo, luego uno de abeto y finalmente un cuarto de encina. El doctor Félix Frías, que había llegado el mismo 17 de París para visitarlo, testimonió las honras fúnebres: “El 20, a las 6 de la mañana, el carro fúnebre recibió el féretro y fue

acompañado en el tránsito silencioso por un modesto cortejo. Detrás iba Rosales, encargado de Negocios de Chile. Marchaban enseguida don Francisco Guerrico, un joven de Buenos Aires, hijo de su hermano Manuel, el doctor Gerard y Saguier, ambos vecinos de Boulogne”.


El proyecto más antiguo para el traslado de los restos de San Martín datan de 1864 por el diputado Adolfo Alsina y Martín L. Moreno esto no pudo concretarse dado a los diferentes acontecimientos que afectaban al país en ese momento.


El 5 de abril de 1877 el entonces presidente de la República Nicolás Avellaneda

pronunció un discurso, como aniversario de la Batalla de Maipú e hizo una invitación a los conciudadanos para reunirse en asociaciones patrióticas para reunir fondos y

promover la repatriación de los restos de San Martín para “encerrarlos en un

monumento nacional, bajo las bóvedas de la catedral de Buenos Aires”.


El 11 de abril de dicho año se crea el “Comision Central de Repatriación de los

Restos del General San Martín” presidida por el Vicepresidente de la República Dr.

Mariano Acosta, reuniéndose la suma de $ 1.399.565,24 con tales fines el resto del

dinero lo cubrió el Gobierno Nacional, La municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, el Banco de la Provincia de Buenos Aires y la suscripción del Ejercito.


El monumento funerario fue levantado en la Catedral de Buenos Aires, le fue

encargado a Albert Carrier-Belleuse (Francia 1824-1887) en el año 1878. El mismo artista francés que construyó la tumba de Napoleón.


Los restos de San Martín llegaron el 28 de mayo de 1880 a bordo del buque de

guerra Villariño que realizaba su viaje inaugural desde Inglaterra. Como el mausoleo

todavía se encontraba en obras, este fue depositado momentáneamente en el Panteón de Canónigos de la Catedral Metropolitana. Hasta que finalmente fue ubicado en el mausoleo el 27 de agosto de dicho año.


El féretro conteniendo los restos de San Martín, estaba forrado en paño negro,

guarnecido con varillas de metal blanco, conteniendo en sus costados aldabones

plateados. Sobre la tapa había una chapa del mismo metal con la siguiente

inscripción: ”José de San Martín – Guerrero de la Independencia Argentina –

Libertador de Chile y Perú- Nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, provincia de Corrientes, de la República Argentina; falleció el 17 de agosto de 1850, en

Boulogne Sur-Mer, Pas de Calais, Francia”. Cruzaba dicha chapa una cinta negra de cuatro pulgadas de ancho cuyas extremidades estaban fijadas con tres sellos en

lacre negro, con el timbre de la Legación Argentina en Francia.


Aparentemente hubo un error de planos hechos para la licitación de la construcción del mausoleo es lo que justifica la falta de proporción entre el tamaño del catafalco y del local que lo encierra.


En un memorando explica con que material debe estar hecho el pedestal del cual

descansará el sarcófago de mármol negro, “de la altura y dimensiones necesarios

para recibir el cuádruplo féretro que encierra el ilustre General San Martín”. 

Aparentemente la subcomisión ignoraba que el ataúd no estaría contenido en el

catafalco sino en la cámara existente en la parte inferior del basamento.


Cuando llegó el momento de colocar el cuádruple ataúd que contenía el cadáver

embalsamado del Libertador en el sitio destinado a tal efecto se vio que era imposible, por su tamaño, ubicarlo horizontalmente. Se dispuso desarmar la parte baja del monumento que sirve de base al sarcófago y depositar ahí el cajón con el cuerpo de San Martín en perfecto estado de conservación, en posición oblicua, de modo que la cabeza del prócer queda, aproximadamente, a la misma altura que la de aquel que contempla el monumento.


Poniendo contraposición al mito que dada la condición de masón del Gral. San Martín y la tradicional enemistad declarada de parte de la Iglesia hacia esta organización fraterna, se tejió la leyenda, ahora desmentida, que San Martín fue colocado en su sarcófago de la Catedral, pero con su cuerpo y cabeza inclinado hacia abajo, “mirando al infierno”, como “corresponde sepultar aun masón”, según definen los sectores más oscuros de la Iglesia Católica.


Por otro lado las urnas que contienen los restos de los generales Las Heras y Guido,

ubicadas en los ábsides laterales, fueron colocadas en los años 1906 y 1966,

respectivamente. La que encierra las cenizas del Soldado Desconocido, ubicada

detrás del mausoleo, en el de 1945.






El mito del estado del cuerpo de San Martín.


Cuenta la leyenda que un ex -presidente tomó la decisión abrir el sarcófago de San

Martín para así depositar sus huesos en su tumba definitiva, y se encontraron con la

sorpresa de que el cuerpo del General estaba en estado de momificación, e incluso

vestido con una levita negra.


¿Qué se puede hacer con el cadáver de San Martín?


Quienes aparentemente tuvieron una respuesta fueron los correntinos que siempre

acariciaron el sueño de llevar su cuerpo al lugar donde había nacido. Ese objetivo se

plasmó en el llamado Proyecto Yapeyú y el primer paso se cumplió con éxito en los

noventa gracias a que el gobierno de Carlos Menem autorizó el retiro de la Recoleta

de los restos de sus padres históricos, el capitán Juan de San Martín y Gregoria

Matorras.


Una mañana de aquellos años de dominio menemista, los cofres fueron retirados del

cementerio y puestos en custodia en el Regimiento de Granaderos antes de ser

llevados a Corrientes. Un ocasional visitante de Recoleta advirtió a la prensa lo que

sucedía y de inmediato la Asociación de Amigos del Cementerio interpuso un amparo judicial. Los defensores de esos restos se agruparon en una “comisión antitraslado” que protestó en vano ante la Justicia pues el gobernador Braillard Poccard siguió y con éxito adelante con sus planes. Las urnas estuvieron varios días escondidas y de inmediato las sospechas se instalaron: nadie las había visto y hasta se dijo que fueron llevadas en secreto y escondidas a Paso de los Libres, a 60 kilómetros de Yapeyú. Los codiciados restos históricos se habían dado a la fuga en una alocada carrera por las rutas argentinas, sin paradero cierto y a la espera de que apareciera algo de cordura. 


Finalmente, y como era de esperar, la Justicia decidió liberar al matrimonio San Martín bajo la argumentación de que ya no estaban en la Recoleta. Para los correntinos, la apropiación de los padres de San Martín había sido un paso clave para intentar traer la pieza más cotizada: el cuerpo embalsamado del Libertador que por ahora resiste.


La embestida contra el cadáver de San Martín no se detuvo. La llegada del nuevo

milenio coincidía con el aniversario de los 150 años de su muerte y entonces era el

momento ideal para exhumarlo y mostrarlo al pueblo como se había hecho antes con el cuerpo embalsamado de Evita. El historiado Eduardo Lazzari tuvo detallada

información de la operación realizada en aquellos últimos años de la segunda

presidencia del riojano. Según confesaron testigos que participaron de los trabajos, la

extracción del féretro de San Martín se hizo bajo secreto confesional. Desplazada la

placa de mármol se encontró un enorme ataúd puesto en diagonal. Con cuidado

lograron sacarlo descubriendo que eran varios los féretros que contenían al original.


Un primer mito histórico se derrumbó. Era el referido a la posición de su cuerpo. Durante décadas se había instalado como verdad nunca probada que había sido puesto en diagonal y con la cabeza hacia abajo por su condición de masón. Sin embargo, la exhumación del cadáver demostró que había sido sepultado con los pies hacia abajo, sus dedos aparecieron aplastados. Y la casi horizontalidad del féretro se debió a que el lugar había sido construido para el tamaño normal de un solo ataúd.

Pasaron 145 años (1995) y el cuerpo de San Martín quedó por primera vez expuesto

a los ojos de un pequeño grupo de argentinos de fines del siglo XX que, con asombro y morbosidad, no quitaban su mirada de él. Vestía traje negro y su rostro era fácilmente reconocible. No faltaron fotos del cadáver como de su rostro, y especialmente del estado de sus pies que fueron con prolijidad acomodados.


Ante semejante revelación, es decir el asombroso estado de conservación, apareció la idea más jugada y procaz contra el prócer: realizar al cuerpo una restauración completa, lo que implicaría su impúdico manoseo, para después sí dejar que los argentinos pudieran regocijarse a través de un vidrio. Quizás porque las personas ahí reunidas habían satisfecho su obscena morbosidad y tomaron conciencia de lo irracional de la propuesta es que, finalmente, se decidió abortar el plan y con cuidado todo regresó a su lugar; se puso especial cuidado para que las puntas de los dedos del pie sufrieran lo menos posible.


La prueba de esto serían algunas fotos, imposibles de conseguir y la sospechosa

condición del material de sellado nuevo que exhiben las juntas de los mármoles del

frente del monumento.






Un mito hoy por hoy, de difícil comprobación, dado que los testigos que presenciaron

toda esta operación y las fotos siguen guardando estricto silencio hay muchos

interrogantes en torno al Gral. San Martín como la presencia de soldados armados, los Granaderos, que custodian el mausoleo de San Martín, o la bandera argentina, dentro de la Catedral. En ninguna Iglesia del mundo, salvo en el Vaticano, se ven soldados armados o símbolos nacionales.


Años después, San Martín volvería a ocupar el centro de la escena pública y política.

Tenía que demostrar que no era hijo de los San Martín. El historiador Hugo Chumbita

está convencido, y de hecho escribió un libro sobre el tema, de que Don José es el

resultado de una relación extramatrimonial entre el capitán Diego de Alvear y la india

guaraní Rosa Guarú, a quien la historia consagró en el lugar de nodriza. En los últimos años pidió la intervención de la Defensoría del Pueblo de la Nación, del Poder Ejecutivo y de la Cámara de Diputados para que se tomen medidas que permitan develar su verdadera identidad. Chumbita sostiene que por vía política o por orden judicial si es necesario habrá que ir hasta el final, esto es realizar un ADN al cadáver, es decir volver a exhumarlo y amputar partes de su cuerpo para el estudio. 



Autor: PABLO CORREA


pacorrer_01@yahoo.com.ar



1 http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=222708

2 Bedoya, J.: 9-17

3 Bedoya, J.:17

4 Nieva Malaver, R.: 74

5 Bedoya, J.:18

6 http://francmasones.ning.com/profiles/blogs/el-mausoleo-del-gral-san

7 Bedoya, J.: 20

8 http://francmasones.ning.com/profiles/blogs/el-mausoleo-del-gral-san

9 Bedoya, J.: 38

10 http://francmasones.ning.com/profiles/blogs/el-mausoleo-del-gral-san

11 Claudio, N. “San Martín, El prócer sin descanso”, Revista Noticias, 14 de agosto de 2010, pág. 50

12 http://www.igooh.com/notas/la-exhumacion-del-cadaver-de-san-martin/



BIBLIOGRAFIA


Bedoya, J. El mausoleo del General San Martín, Buenos Aires, Presidencia de la Nación, Museo de la casa de Gobierno, 1975.


Nieva Malaver, R. El General Don José de San Martín, en la repatriación de  sus restos. El Panteón Nacional. La Plata, 1944


Nigreti, C. “San Martín. El prócer sin descanso”, Revista Noticias, 14 de agosto de

2010, pág. 50


http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=222708


http://francmasones.ning.com/profiles/blogs/el-mausoleo-del-gral-san


http://www.igooh.com/notas/la-exhumacion-del-cadaver-de-san-martin/





dp 





Algo atípido: Granaderos viajando en subterráneo. Seguro el mejor medio para atravesar la ciudad en forma rápida.




3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias querido Daniel !!! Impresionante.
Bettina Rigo

Mario Jorge Iscoff dijo...

Excelente artículo escrito por un investigador serio como Pablo Correo, respecto de un prócer tan importante para todos los Argentinos y más aún para los Mosones. Gracias mario

Anónimo dijo...

Leí y releí, lo nuevo y lo oportunamente publicado. Abrazos!!!
José Collo