domingo, 30 de mayo de 2021

LA INICIACION

 



La iniciación, del latín “INITIUM” es, por definición, el comienzo o la entrada en algo. Es el paso de los profano a lo sagrado, en términos simbólicos, es decir es la regeneración del Ser. Es el conjunto de ritos, simbolismos, alegorías y lecciones iniciáticas tienen como finalidad la mutación radical en la experiencia espiritual del sujeto iniciado.

El proceso iniciático, desde sus orígenes, ha estado caracterizado por pruebas de carácter simbólico que guardaban características similares en los distintos ritos de la antigüedad.

También podemos definir la iniciación como un proceso personal en la cual un individuo, trascendiendo la mera percepción física del hombre, decide evolucionar interiormente con el propósito de alcanzar estados de consciencia superiores que le permitan descubrir y acercarse a su verdadera realidad existencial.

La prácticas iniciáticas se remonta a los albores de la humanidad, podríamos retroceder hasta el tiempo de los Neandertales, que fueron los primeros homínidos que se preocuparon por el hombre después de su muerte, aunque muchos antropólogos citan el chamanismo como la primera expresión iniciática a partir de la cual evolucionaron las diferentes tradiciones iniciáticas de la historia.

Las bases de la tradición iniciática en Occidente las encontramos en diversas fuentes indoeuropeas que van desde los misterios egipcios, fenicios y los de Eleusis, hasta la doctrina pitagórica, pasando por los esenios, la kabbalah e incluso por la tradición del alquimista.

Tradición deriva del latín “tradere”, que significa “dar a través”, “transmitir”, se revela como un arte o una ciencia de la transmisión, de la comunicación y del paso entre generaciones del saber ser y el saber hacer. La Antropología define la tradición como la capacidad de recrear lo que ha sido, es decir de reactualizar con los medios del presente, las adquisiciones del pasado.

Formalmente, todas afirman la necesidad de pasar por una ceremonia de iniciación para acceder a niveles superiores.

Materialmente, podemos afirmar que la iniciación, como tal, es la estructuración en torno a la muerte y a la resurrección, el paso de la oscuridad a la Luz.

En toda iniciación, existe una meta final, un camino hacia la realización final. En la Masonería esta meta es la Gran Obra, en el Budismo el Nirvana, en el Cristianismo el Cielo, etc.

Permítanme que continue contándoles una breve historia relacionada con los cheroquees. Creo que se trata de una historia que es relativamente bien conocida en los medios de la new age, pero no por ello carente de interés para iniciar esta cuestión.




Un adolescente va entrando en un bosque a la caída del Sol. Solamente le acompaña su padre, con el que sigilosamente y con mucho respeto se dirige a lo más profundo de ese bosque. La oscuridad va haciéndose mayor. La luna brilla en una mínima expresión. Los sonidos de animales cercanos, de ramas bailando al son de la suave brisa se van intensificando conforme esa oscuridad aumenta. En un determinado momento el padre hace sentar al muchacho y le venda los ojos. Va a vivir su primera experiencia para transformarse en hombre. Su padre le deja solo. Sabe que no podrá contar nada de lo que viva esa noche. Tampoco sabe si sobrevivirá. Deberá permanecer sentado sobre el tronco donde le dejó su padre toda la noche y sin quitarse la venda, hasta que los primeros rayos de Sol le confirmen que el día se ha hecho, que ya es la mañana. No podrá pedir ayuda. Y si sobrevive, sin derrumbarse, será un hombre.

No podrá contar su experiencia absolutamente a nadie más, por mucha amistad, intimidad y compañerismo que exista. Cada joven tendrá que convertirse en hombre él solo. Y la experiencia de cada uno de ellos será exclusiva.

Escucha multitud de ruidos, a cuál más extraño y amenazador. Se siente aterrado. Sabe que hay reptiles y bestias que le pueden devorar en cualquier momento. Incluso pueden verle hombres de otras tribus que le dañen físicamente o le capturen. La brisa se transforma en viento fuerte, todo se agita más, los ruidos se endurecen. Siente miedo, pero él se mantiene con valor sin apartar la venda de sus ojos.

¡Tiene que lograr convertirse en hombre!

Por fin, después de esa noche aterradora, empieza a sentir la calidez de los primeros rayos de Sol. Se aparta la venda de los ojos.  Y en ese momento ve a su padre muy próximo a él. Estuvo toda la noche protegiendo a su hijo de cualquier peligro.

El padre estaba allí, aunque el hijo no lo sabía.

Esta breve y bella historia nos deja entrever pequeños aspectos o características comunes en muchas iniciaciones. Básicamente, el aislamiento del individuo, el silencio interno y soledad frente a un medio aparentemente hostil.

En algunos grupos esquimales el chamán lleva a su pupilo, alguien a quien ha estado preparando durante años, muy lejos de su poblado. Le deja solo, sin alimentos, sin agua, durante una lunación. Durante ese periodo el aspirante a chamán estará golpeando piedra sobre piedra hasta que pueda comunicarse con los espíritus del otro lado, o quizás muera. En el aislamiento, con el silencio, el hambre y la sed, además del sonido monótono del entrechocar aquellas piedras el joven aspirante tendrá la posibilidad de atravesar la frontera entre los dos mundos. Se habrá iniciado como chamán.




Hace aproximadamente cuatro mil quinientos años, en Egipto, se construía la pirámide de Keops, la edificación más alta del mundo, hasta hace unos cien años. El cauce del Nilo en aquel momento era diferente al actual, pasando mucho más próximo a la Gran Pirámide de lo que hace hoy. Por otro lado se construyó un lago con varadero para la movilización de las grandes piedras. Recientemente se han ido encontrando en esa pirámide grandes espacios sobre la llamada cámara del rey y la gran galería o vestíbulo, así como un pozo de unos veinte metros que desciende desde la cámara subterránea. Algunos estudios recientes plantean que los Hierofantes, los Supremos Sacerdotes egipcios, se sometían a una prueba iniciática extrema. Después de pasar una noche en la más absoluta oscuridad en aquella cámara subterránea, descendían por el pozo inundado para salir al Nilo.

La escuela pitagórica, la que según parece seguía pautas de enseñanza, conocimientos y procesos iniciáticos originarios de Egipto, mantenía a los seleccionados durante cinco años sometidos al silencio entre otras muchas prácticas, así como al aislamiento sensorial y a la ensoñación.

Lo cierto es que desde que el ser humano empezó a tomar consciencia de sí mismo y del medio en el que se encontraba, así como de los múltiples misterios que lo envolvían, comenzó a seleccionar hombres y mujeres siguiendo procesos y ritos de iniciación más o menos complejos, más o menos elaborados con los que imprimir un sello a nivel consciente y, fundamentalmente, inconsciente del aspirante. Desde el paso de convertirse en hombre o mujer, a ser guardián de aquel fuego considerado sagrado y entregado por los dioses. Desde poseer los secretos de la forja y de la agricultura al conocimiento del movimiento del Sol, la Luna y mas tarde de otros planetas. Y así, abarcando generación tras generación los conocimientos que aquel ser humano alcanzaba.

Podríamos recorrer los diferentes momentos culturales de cada una de las diferentes civilizaciones que han pasado por nuestra Gaia y sea cual sea la civilización, el momento cultural, la religión, etc., siempre encontraremos rasgos semejantes.



Autor: Sulfur 


Fuente: https://canarianfreemasonry.org/webglc/2021/05/27



dp



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente.
Jorge Velez

Anónimo dijo...

Muy buena información Daniel.
Fabian Largayoli

Rosendo Pomba dijo...

Genial. Gracias Daniel.

Anónimo dijo...

Interesantísimo!!!
La egiptologia me atrapa!!!
Graciela Gilli