viernes, 28 de mayo de 2021

EXTERMINIO SOVIETICO



Cartel conmemorativo del Holodomor
 



Gulag: el gélido infierno soviético y sus millones de inocentes víctimas



La mitología escandinava imaginó un infierno, pero no ardiente sino gélido. Es lógico. Para quienes vivieron próximos a inviernos polares el frío era la muerte. Y helado debían imaginar al infierno. Especialistas en materializar infiernos en la tierra han sido los socialistas revolucionarios. Y lo más próximo al de la mitología nórdica lo materializaron sobre el norte de Siberia los soviéticos. Fue el Gulag.

Todo crimen soviético se remonta a métodos y ordenes de Lenin. Ya muerto Lenin, triunfa en la lucha por dirigir la sangrienta herencia bolchevique Stalin. Y como hubiera hecho cualquier otro de los aspirantes, escaló los brutales métodos de Lenin. En 1929 el gobierno soviético requisó tierras y  ganado al 80% de la población de Ucrania. Exterminado la resistencia campesina por hambre en el genocida Holodomor. No les faltó información de aquello a los socialistas de Occidente. Miraron a otro lado. Paralelamente a esos genocidios campesinos emergió un sistema de campos de concentración –a escala inimaginable hasta entonces– que sometería a millones de inocentes a trabajos forzados. Recicló criminales como “aliados sociales”. E impuso el terror que aseguró el totalitarismo.

Gulag es un término que se conoce fuera del imperio soviético desde 1973. Por el libro Archipielago Gulag de Alexander Solzhenitsyn. Pero todo empieza con Lenin, cuando en 1918 los bolcheviques reformaron los antiguos campos de trabajo (katorgas) del sistema penal zarista. Iniciando los campos soviéticos con los de propósito especial y los de trabajo forzoso.

Sus primeros prisioneros van de delincuentes comunes a prisioneros de la guerra civil rusa, acusados sabotaje, o de ser enemigos políticos, socialistas de facciones derrotadas, aristócratas, hombres de negocios. Y kulaks sobrevivientes del exterminio. Pero la base legal del Gulag –con ese nombre– llegó tras años operación de los campos. Un decreto secreto de Sovnarkom del 11 de julio de 1929 sobre cárceles de trabajo. Confirmado en apéndice de reunión del Politburó del 27 de junio de 1929. Se formaliza que dependen del OGPU –la policía política soviética–. El 25 de abril de 1930 se denominan ULAG en la orden 130/63 del OGPU, en referencia a orden de Sovnarkom del 7 de abril de 1930. El sistema es nombrado GULAG en noviembre. Y con ese nombre lo conocemos.

Existieron no menos de 476 sistemas de campos de concentración separados. Algunos sistemas incluían cientos y otros miles de campos. La fuerte represión en 1930 introdujo el primer enorme incremento del número de prisioneros. El segundo sería durante el gran terror –de 1937 y 1938– Cuando las autoridades debían llenar con detenciones al azar sus cuotas asignadas de “enemigos del pueblo” a condenar por el infame artículo 58.

Según sus propios registros oficiales –que subestimaron frecuentemente los números reales– en 1931 el Gulag tenía unos 200 mil prisioneros en campos. Para 1935 había 800 mil en campos y 300 mil en colonias.  Poco antes de la II Guerra Mundial, llegaban al millón 300 mil en campos y 350 mil en colonias. Durante la guerra los prisioneros del Gulag serían reclutados en batallones de presos y lanzados contra el fuego enemigo –y sobre campos minados– frecuentemente desarmados y bajo la amenaza de ametralladoras del ejército rojo.




Sus enormes bajas vaciaron al sistema de aquella generación de prisioneros. Poco antes de concluir la guerra se inició el reflujo –que llevo del frente al Gulag al condecorado Capitán Solzhenitsyn– y tras la guerra el número de prisioneros llegaba a 2 millones 500 mil para  finales de la década de los 40. Los prisioneros en los campos de toda la URSS a la muerte de Stalin en 1953 sumaban más de 4 millones. 2 millones 500 mil en campos y colonias de prisioneros en Siberia.

Oficialmente, el GULAG deja de existir el 25 de enero de 1960. Dejo de existir el nombre, no el sistema. Pero la escala se redujo muy rápidamente. Las muertes totales registradas por documentos oficiales del sistema de campos de trabajo forzado y colonias entre 1930 y 1956 ascienden al millón 606 mil 748 –pero fuera de los campos vemos 800 mil ejecuciones documentadas exclusivamente durante anárquico el Gran Terror– El número de víctimas no registradas es objeto de seria controversia. Las muertes en algunos campos fueron documentadas más minuciosamente que en otros. Y se recuerdan muchas muertes de largos y terribles traslados. Esas frecuentemente no se documentaban.

El sistema de campos tuvo como objeto principal –la mayor parte del tiempo– la explotación como esclavos de los prisioneros. Su elevado número de víctimas mortales se debió a espantosas condiciones de trabajo forzado –especialmente en periodos de fácil recambio de esclavos muertos por accidentes, agotamiento y enfermedad– Aunque ciertos campos sobre el círculo ártico equivalían a condenas de muerte, el Gulag no incluyó campos de exterminio masivo. Los exterminios soviéticos dependieron de fusilamientos masivos, hambrunas genocidas y traslados forzosos de poblaciones sospechosas.

Anne Applebaum galardonada con el Premio Pulitzer por su libro: Gulag: a History explicó en una conferencia del 2003 que entre 1929 –cuando alcanzaron escala masiva los campos–  y la muerte de Stalin, 18 millones de personas pasaron por el Gulag. Y de 6 a 7 millones fueron deportados a pueblos en el exilio. En total, cerca de 25 millones fueron sometidos a trabajo forzado (15 por ciento de la población). Destacó también Applebaum como Solzhenitsyn en Archipielago Gulag –sin acceso a los archivos– había estimado muy bien las magnitudes. Y que fue el primero en explicar que la abrumadora mayoría de los prisioneros eran simples campesinos y trabajadores, completamente inocentes.

Entre esa mayoría de campesinos y trabajadores tuvo el Gulag sus comparativamente pocos prisioneros intelectuales. Pero –interesada o ingenuamente– algunos de esos intelectuales dejarían fuera de sus memorias del Gulag a la abrumadora mayoría de simples víctimas inocentes. El relativamente escaso –pero útil para someter y aterrar al resto– número de criminales comunes. Y el comparativamente minúsculo número de intelectuales y políticos entre las millones de víctimas del Gulag.




Autor:Guillermo Rodríguez González

Investigador del Centro de Economía Política Juan de Mariana y profesor de Economía Política en el área de extensión de la Facultad de Ciencia Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, en Caracas, Venezuela.


Fuente: https://panampost.com/guillermo-rodriguez/2018/09/18/gulag-gelido-infierno-sovietico/




dp 







Fosa común en Katyn, Ucrania. Ejecuciones a mano de Soviéticos, en la 2da. Guerra Mundial





1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante artículo, Dani querido.
Claudio Montiel