Se junta un doble atractivo: la inocente provocación de un dibujito animado y el enigma que arrastra la masonería (1). El dibujo animado es uno de los géneros audiovisuales de mayor difusión e impacto.
Primariamente destinados al público infantil, tienen encriptados conceptos y códigos que son propiedad de la adultez. Y, seguramente, son causa de improntas que dejan grabadas en las mentes niñas para ser portadas durante toda la vida. La masonería es provocadora, tanto por desconocimiento como por vinculársela a fenómenos conspirativos que definen los destinos de la humanidad. Por eso no es extraño que varios dibujos animados hayan recurrido a las fuentes de la masonería para encontrar temas en varios de sus capítulos.
La gran mayoría de las producciones de este género son de EEUU y, más recientemente, de Japón, cumpliendo un rol adicional de transmisión de pautas culturales de las sociedades centrales hacia las periféricas. Las animaciones son muy propicias por la receptividad que tienen en todos los estamentos sociales.
Bimbo y Betty Boop en los Talkartoons
Los “Talkartoons” son una serie de 42 dibujos animados producidos por Fleischer Studios y distribuidos por Paramount Pictures entre 1929 y 1932. “La iniciación de Bimbo” (1931), probablemente sea la primera animación sonorizada que haga referencia a una iniciación masónica. Bimbo es el personaje central, el que en algunos episodios aparece como el novio de Betty Boop.
En el corto que dura 6 minutos y 29 segundos, Bimbo es introducido en una ceremonia de una organización secreta para ser iniciado. Al principio se rehúsa, finaliza aceptando al negársele la salida del lugar. Las figuras de esa organización “oscura” visten túnicas y tienen sus caras encapuchadas, portando velas sobre sus cabezas. Es una sucesión de escenas bastante alucinantes, sin embargo aparecen algunos elementos que incitan a relacionarla con una iniciación masónica. Logran verse calaveras y un esqueleto que suelen estar en sitios particulares de las logias para esos acontecimientos, un viaje a las profundidades que puede vincularse a la tierra, uno de los elementos primordiales simbólicos y la presencia de aire, agua y fuego que completarían esos cuatro elementos.
Los Picapiedra y los Búfalos Mojados
Con “Los Picapiedra” hay que dar menos explicaciones, la serie animada todavía perdura en la memoria, al menos de los que ya peinamos canas (o casi no peinamos). Producida por Hanna-Barbera, su título en inglés es “The Flintstones”. Estuvo en el aire hasta 1966 con un total de 166 episodios, también se hicieron algunos especiales y películas. Los Picapiedra podría catalogarse como una distopía animada, destinada a público adulto por la problemática que plantea. Transcurre en un pueblo llamado Piedrabuena en una Edad de Piedra caracterizada por valores de la sociedad norteamericana de mediados de siglo XX. Los personajes centrales pertenecen a dos familias: Los Picapiedra (Pedro y Vilma) y los Mármol (Pablo y Betty). Exponen conflictos laborales, la maternidad, la infertilidad, las complejas relaciones entre suegros y yernos, el consumismo, la ludopatía.
De manera recurrente Pedro Picapiedra y Pablo Mármol asisten a reuniones de un club selecto masculino denominado “Logia de los Búfalos Mojados”. Quienes integran esa logia deben ser personas de buen corazón y fuertes (comparar con lo que sostiene la masonería: libre y de buenas costumbres). Los iniciados se tratan entre sí de hermanos. Tienen un reglamento que prohíbe el ingreso de mujeres, salvo la celebración de fiestas y acontecimientos familiares, cuestión que podría emparentarse a la masonería “regular” que aún no tiene miembros femeninos. En uno de los capítulos, esto es tomado burlescamente al introducirse solapadamente Vilma y Betty, debiendo hacer pruebas de esfuerzo y sometidas a algunos golpes rituales. Usan un atuendo que consiste en un gorro elaborado con pestañas de búfalos, teñido de azul y adornado con cuernos. Usan un saludo secreto y tienen su propia canción.
Para ver el video aludido copia y pegar en una nueva página: https://youtu.be/iAThMCwckS8
En el capítulo en el que se hace referencia a la iniciación, el líder indica que los iniciados deben soportar una tanda de azotes, una prueba de fuerza y otra de resistencia.
Los Simpson y los Magios
Esta serie animada no necesita presentación. Todos la conocemos. Arrancó el 17 de diciembre de 1989 en la cadena Fox, en la que continúa hasta la actualidad. Su creador es Matt Groening y es una sátira de la sociedad de EEUU que narra la vida de una familia de clase media que vive en un pueblo ficticio llamado Springfield. Los miembros de la familia, como si hiciera falta nombrarlos, son: Homero, Marge, Bart, Lisa y Maggie. Es la animación más vista en la historia y ya no reconoce fronteras, sus personajes son populares en todos los países.
La referencia al rito de iniciación se incluye en el capítulo 12 de la sexta temporada. El nombre de la logia en inglés es “Stonecutter”, lo que literalmente significa cortador de piedra o cantero, término que remite directamente a la masonería, la que se vale de alegorías devenidas de los antiguos constructores o canteros. Homero descubre que algunos de sus compañeros de trabajos gozan de ciertos privilegios, investigando se da cuenta que pertenecen a la logia.
Durante la cena descubre que el abuelo es miembro y pide ingreso. En ese momento desarrolla la fantasía de “todo lo que hacen los Magios”, pero a la pregunta sobre tales cosas por parte de Lisa deja patente que no sabe nada.
Ese capítulo puede verse en https://www.youtube.com/watch?v=-my5FVnYs54. En la ornamentación del templo intervienen cuadros con alegorías muy próximas a las utilizadas en la masonería y algunas de ellas son las mismas. Tal es el caso de la escuadra y el compás, algunas herramientas de albañilería, un cuadro que muestra el sol y la luna, etc. Alguien le explica que esa es una sucursal y que la orden está esparcida por toda la Tierra. Para la iniciación le vendan los ojos y lo someten a pruebas. En la primera el Número Uno (¿Venerable Maestro?) le dice que tiene que soportar una caída de seis pisos y lo empuja de un peldaño. La verdadera intención es que tenga un tropezón, pero la mala suerte hace que se abra el piso y realmente se precipite por los seis pisos del edificio. Le siguen “cruzando el desierto”, “el ojo que no parpadea”, “el desastre de Hesperus” y “la nalgada en el trasero hinchado”. Son todas iguales, haciéndolo caminar en uno u otro sentido entre los miembros que le golpean con una paleta en el trasero (recordar la iniciación de Pedro Picapiedra, ¿una alusión a la otra serie?). Es de hacer notar que Hesperus era para los griegos antiguos el Lucero del atardecer (Venus), es decir, un referente celeste en la orientación. Lo colijo con la intención de destacar la intencionalidad sutil en resaltar cuestiones simbólicas. En el momento que está por prestar su juramento se ve de fondo la imagen del “pergamino sagrado”. Hay que congelar el video para verlo en detalle. Cargado de imágenes masónicas y otras que son remedos, tiene un texto de tres líneas: en la superior, más que leerse, puede deducirse “BSTUPUI”; en la del medio destaca “STETER UNTOUR” (¿algo así como “dirección desviada”?); en la inferior se lee una frase que tiene palabras que podrían ser latinas, “COMAE ET VOX FAUCIE UI MAESIT”, frase que no se le encuentra sentido, pero que se puede relacionar a voz (vox) y a garganta (faucie). Es probable que se trate de un idioma semejante al gíglico de Cortázar, constituido por jitanfáforas y estemos intentando develar un misterio que no es tal. Pero indagando se puede saber que no es un escrito caprichoso y se lo puede relacionar a un verso de Publio Virgilio Marón, a quien lo recordamos como VIRGILIO. Ese verso dice en latín: “OBSTUPUI SETETER UNTQUE COMAE ET VOX FAECIBUS HAESIT”, cuya traducción sería algo así: “Me quedé sorprendido, los cabellos se me pusieron de punta y la voz se me ahogó en la garganta”.
Homero hace la siguiente promesa: “…si revelo los secretos de los Magios se me hinche el estómago y se me caiga todo el cabello de la cabeza”. El Número Uno lo proclama otorgándole el Número 908 diciéndole que “es miembro de la orden sagrada de los Magios que desde tiempo inmemorial combaten la sombra de la ignorancia que oscurece la luz del conocimiento y la verdad”. Se trata de una orden, es iniciática, hace una solemne promesa y queda claro que el propósito es la de combatir la ignorancia. La masonería sostiene algo semejante.
Bob Esponja y la logia de los Cefalópodos
Bob Esponja es una serie de animación, también norteamericana, que a diferencia de las dos anteriores está destinada a público infantil. Comenzó en 1999, es de la cadena Nickelodeon. La serie transcurre en el fondo del Océano Pacífico, en la ciudad submarina de Fondo de Bikini, donde vive una esponja de mar cuadrada y de color amarillo. La casa es una piña, convive con el Caracol Gary, su mascota. Trabaja en un restaurante y tiene una enorme capacidad para meterse en todo tipo de problemas. Sus amigos son Calamardo, Patricio Estrella, Arenita Mejillas, Don Cangrejo y otros, con quienes completa el elenco.
En el capítulo 115 de la sexta temporada Bob Esponja encuentra muy feliz a su amigo Calamardo. Junto a Patricio deciden averiguar el motivo: descubren siguiéndolo que pertenece a la Logia de los Cafalópodos, exclusiva para los de su especie, por lo que ninguno de los dos pueden ingresar. El templo es de forma piramidal, usan túnicas y un gorro tipo mitra. Para identificarse como miembros hacen un saludo especial con las manos. En la ceremonia de iniciación el líder explica que deben enfrentarse a lo que más temen: “la anguila albina gigante”. Inmediatamente se ve como un futuro integrante se acerca a una jaula en la que está la anguila y recibe la descarga eléctrica. Calamardo es puesto en evidencia que dejó entrar clandestinamente a sus amigos y es expulsado. La historia cierra creando ellos su propia logia.
Para ver el video aludido copia y pegar en una nueva página: https://youtu.be/-my5FVnYs54
Comentarios finales
Todo análisis sobre lo que se exhibe en estas animaciones norteamericanas queda sujeto a contextos diferentes: uno, el de quien lo hace y, otro, el que corresponde a quien lo ve. En ambas esferas van a intervenir factores diferentes. Debe presumirse que los autores son masones o tienen idea de masonería por la simbología que usan. Pueden tener la intencionalidad de banalizar o la de hacerla más visible. Elabora un material audiovisual que luego debe ser decodificado por el espectador, territorio en el que participan prejuicios y realidades. Hay países (EEUU es uno) en los que la masonería tiene gran presencia y se han tejido hipótesis de toda índole sobre un superlativo poder tras bambalinas. En países Latinoamericanos es menos estridente la participación social de la masonería y está vista por un amplio sector de sus sociedades como una institución de “riesgo”, concepto devenido de la larga animosidad de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Hay dos aspectos bien satirizados en estos dibujos animados: la exclusividad masculina en las “masonerías regulares” y la profusión de bebidas en los ágapes. Lo primero es cierto y es parte de lo que en forma próxima debe ser resuelto para que ocurra la integración. Lo segundo está relacionado seguramente a los viejos cánticos, como La Canción del Aprendiz:
“Vengan, preparémonos,
nosotros los hermanos que somos; armados en esta feliz ocasión:
bebamos, riamos y cantemos; nuestro vino tiene un manantial;
aquí está la salud de un masón aceptado”
Una cuestión que no debe soslayarse, reflejado en estos dibujos animados, es el imaginario colectivo sobre la capacidad que tiene la masonería de conspirar en beneficio de sus adherentes y cualquier grupo de poder. En esto hay una histórica carga social, desde las bulas papales de excomunión y persecución desde principios del siglo XVIII hasta las ideas de complots políticos de la que fue caracterizada en los regímenes totalitarios y dictatoriales (nazismo, fascismo, franquismo, estalinismo, etc.). Los mismos masones han contribuido a abonar ese concepto al utilizar con fines de promoción la pertenencia masónica de personalidades de todo tipo.
La ironía de estas animaciones pone de relieve las diferencias que hay entre las dos grandes vertientes de la masonería: la anglosajona y la latina. Estas series son norteamericanas y por su origen toman características de la masonería de su sociedad. La masonería anglosajona es eminentemente elitista, es fiel representante de una génesis monárquica y deísta, a diferencia de la latina que es republicana y laica. En todas, pero sobre todo en los Simpson, se resalta el afán de figuración social.
¿Por qué toman estas populares animaciones a la masonería? También podría preguntarse en contrario: ¿por qué no? Es parte de la integralidad social. Siendo que son series que ponen sobre el tapete a la misma sociedad, no es más que la demostración de que la masonería es parte indisoluble de la misma. Para las animaciones son una forma de legitimar su propio rol cuestionador.
Tomando palabras de Saer: “…agarré una lapicera y escribí con letra lenta pareja: Se dice que la comedia es superficial porque elude las evidencias de la tragedia. Pero no hay en sí tragedia. No hay más que comedia, en el sentido que la realidad es superficial. La tragedia es puramente imaginaria. Me pareció algo perfecto, pero cuando volví a leerlo, su sentido se había esfumado.” (2)
(1)Tomado en gran parte de “La iniciación masónica en los dibujos animados”. Alma Celia Galindo Núñez,
Marco Antonio García Robles. REHMLAC (Revista de Estudios Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña). Vol. 10, no. 2, diciembre 2018-mayo 2019/52-72.
(2). Juan José Saer. Cicatrices. Grupo Editorial Planeta. Segunda edición. Página 158.
Autor: Germán José Margaritini. Médico y Masón.
Fuente: https://bulevar.com.ar/2702-2
dp
2 comentarios:
Excelente. Yo tengo en mi corpórea existencia, una marca de nacimiento propia de Los Magios.
Eduardo Testori
Muchas gracias por compartir, me lleve sorpresas.
Doris Ramos
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