jueves, 4 de agosto de 2022

ORIGEN DE LOS NOMBRES DE FACTURAS DE PANADERIA

 EN EL DIA DEL OBRERO PANADERO



Una Historia de Lucha, Facturas & Anarquismo.


  

Todos los 4 de agosto, desde el año 1957, se celebra en nuestro país el DÍA NACIONAL DEL OBRERO PANADERO, en conmemoración al 18 de julio de 1887, la fecha en que se fundó la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos, el primer sindicato de esa profesión del país.

  

Ese día del año 1887 en Buenos Aires, gracias a la iniciativa del anarquista italiano Ettore Mattei, se creó la primera institución de la resistencia argentina: la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos. Uno de los grandes teóricos del anarquismo moderno, su compatriota Errico Malatesta que vivió en la Argentina entre 1885 y 1889, fue el encargado de redactar sus Estatutos. Esa sociedad, que entre 1894 y 1930 editó sin pausas el periódico «El Obrero Panadero», fue la responsable de bautizar, con toda la ironía del mundo, las distintas variedades de facturas que todavía hoy, más de 130 años después, son moneda corriente en todas las panaderías de barrio.


 



Fue así que en “homenaje” a la Iglesia empezaron a vender “sacramentos” y “bolas de fraile”, que también se las denomina “suspiros de monja” (según su nombre popular), aunque en general las ofrecen como “berlinesas”. En recuerdo irónico de los milicos surgirían las “bombas” y los “cañoncitos”, rellenos de dulce de leche o crema pastelera, y como burla a la policía los “vigilantes”.


Dejando de lado el anarquismo y el propio Malatesta, que abandona la Argentina dejando constituido el combativo sindicato de Panaderos, vayamos a la populosa “MEDIA LUNA” que también tiene un origen rebelde y libertario… Sucedió que en 1529 en la ciudad de Viena, que era sitiada desde hacía largos meses por los ejércitos turcos, se le ocurrió a los reposteros locales una idea de animar el alicaído ánimo de la población: tomaron el emblema de los sitiadores, la Media Luna musulmana que flameaba en las banderolas del campamento enemigo, y las moldearon en sus hornos de pan... la historia dice que, a partir de ahí, el populacho se asomaba a las murallas de la ciudad y se mostraba ante los irritados soldados turcos masticando su símbolo sagrado como un nuevo símbolo de Blasfemia y Gastronomía, señalan los libros, pero para nosotros fueron actos de Reparación, Libertad, Rebeldía y Albedrío…



Fuente: del muro de Facebook de Aníbal Alfredo López Guerra



dp









2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno Daniel.
Alberto Francisco Ferreira

Anónimo dijo...

ACLARACIÓN NECESARIA:
Los frailes ajustaban sus túnicas -y creo que aún lo hacen- con una suerte de soga trenzada, ajustada a nivel de la cintura, de cuyos extremos pendían sendas "borlas" hechas también de algodón, como esferas con prolijo acabado, que pendían a un costado de la cintura.
A esas "BORLAS" esponjosas y esféricas, se asemejaban las "wiener gebäck" de pastelería, conocidas también como berlinesas, rellenas de mernelada.
Otra idea confusa (obviamente, hay muchísimas más, pero este no es el lugar, ni la oportunidad para explicarlas) es aquella que contiene la inexplicable y absurda expresión "perdido como 'turco' en la neblina".
La expresión correcta, ajustada a la razón, al raciocinio y a la lengua castellana, es: "perdido como 'TUCO' en la neblina".
ello es así, -y corresponde que sea así,- porque tuco es el nombre castellano con el que se conoce al "bichito de luz" en otros países del Mundo descubierto por Cristobal Colón, al servicio éste, de los monarcas de la corona de Castilla y Aragón.
Otto Federico Aguilera