¿Cómo hacía Don Angel, “El mimbrero de Avellaneda”, para colgar de su carro todos los muebles y cosas de mimbre que exhibía, sin que se caiga nada?. Nunca se podrá responder esta pregunta.
Eran muy buenos los plumeros que vendía, de todo tipo de tamaño, pero de calidad y durabilidad. Sillas, bancos, sillones, canastas, lo que se podía fabricar con el noble mimbre de uso tan popular.
Lo conocí con un caballo que tiraba un carro y este cargado al tope con sus productos, que voceaba por toda Avellaneda y siempre caminando al costado del transporte. Luego se modernizó y se las ingenió para montar tan equilibrada estructura sobre una camioneta o auto adaptado, que si mal no recuerdo era un Rambler Clasic de color rojo. Pero ya estoy hablando de finales de los años 60 o principios de los 70.
Don Angel Barbella vivía en la calle Sarmiento al 400, pleno centro de Avellaneda, a media cuadra de la Av. Roca, en un chalet que hoy en día está idéntico a como estaba hace 60 años.
“Vea Doña…vea Don…” voceaba el vendedor, dando un color y calidez a las calles que caminaba, dotando a Avellaneda de una magia tan particular. ¿Que vecino nunca le compró nada?. Deben ser muy pocos. Hace pocos meses terminé de quemar un viejo cesto para ropa sucia, que seguramente le compraron a él. Se estaba deshaciendo y lo usé como iniciador de fuego para los asados.
A Don Angel lo miraba maravillado, con el asombro de casi ver a un artista de circo, por tamaña hazaña al conducir un artefacto monstruoso con completo dominio sobre el jamelgo y el equilibrio milagroso de su carga.
Mis padres siempre nos llevaban casi en frente de su casa, a la sede del Club Renacimiento, Filial Avellaneda, perteneciente a la colectividad ucraniana, donde papá fue Presidente por unos 20 años. Yo tenía el privilegio de saber donde vivía este super héroe y así conocer su base de acción, privilegio que pocos conocían porque su calle, al estar cortada en la cuadra anterior, tenía poca circulación de tránsito. Nunca lo dije pero podía jactarme de saber donde estaba la Baticueva.
La nostalgia me gana nuevamente. Que recuerdos de un mundo tan distinto y lejano en el tiempo, aunque para mi fue ayer nomás.
Salud Don Angel. Ud es parte de mi bella infancia, para siempre.
dp
6 comentarios:
Agradable, me transporto a pripas vivencias. Gran oficio Don Angel.
Gracias Daniel.
Susana Valentinuz
es verdad Daniel; cuando arrancó la nota se me vino a la cabeza la casa de la calle Sarmiento frente a Renacimiento
Lindo texto de los padres, Daniel!
Mis padres le compraron aquellas sillas, sillones y los canastos de paja. Años 70 en Ramos Mejía.
Francisco Ricardo Tángari Cabrera
Mis padres moraram em Avellaneda!
Eliza Besen.
Brasil
No sé si era de Avellaneda, pero yo los conocí!
Lidia Varela
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