sábado, 31 de agosto de 2024

AUN QUEDABA GENTE HONRADA




En 1836, los directores del Banco de Inglaterra recibieron una carta anónima, en la que el autor afirmaba tener acceso directo al oro del banco.

Los directores asumieron que se trataba de una broma y simplemente lo ignoraron.


Sin embargo, tiempo después recibieron otra carta, en la que el enigmático autor se ofrecía a reunirse con ellos a la hora que eligieran dentro de la bóveda principal de oro.


Los directores estaban intrigados, pero consideraban imposible que alguien pudiera entrar en la bóveda sin su conocimiento.


Sin embargo, aceptaron la reunión y se reunieron una noche, dentro de la bóveda, según lo acordado.


Para su gran sorpresa, a la hora señalada, se escuchó un ruido debajo del piso y un hombre apareció debajo de sus pies.


Era un trabajador de alcantarillado que había estado trabajando en reparaciones cerca del sitio del Banco de Inglaterra en Threadneedle Street.


Durante su inspección de rutina, descubrió un viejo desagüe que conducía directamente debajo de la bóveda de oro dentro del banco.


Después de un rápido inventario, se dieron cuenta de que el trabajador de alcantarillado no había sacado nada de la bóveda, a pesar de haber tenido múltiples oportunidades para hacerlo.


Como recompensa por su honestidad, los directores le regalaron 800 Libras Esterlinas, una suma que hoy equivale a 80,000 Libras Esterlinas.


Por Alberto Kannon




dp





2 comentarios:

daniel pena dijo...

Ejemplo que lamentablemente muy pocos siguen.
Susana Beatriz Perez

daniel pena dijo...

En esa época eran decentes jajajaja.
Susana Fedurko