Empleado de Correos y Telecomunicaciones insertando un torpedo en el tubo. Sin fecha.
Internet, el correo electrónico y el fax están presentes en la vida cotidiana, de modo tal que ya no provocan asombro. Lo que fuera ficción décadas atrás hoy es realidad, y lo que fue ayer hoy nos parece ficción.
Contemplar el pasado desde el presente nos ubica en una posición de privilegio, como el dios romano Janus, poseedor de dos caras opuestas; una para mirar el pasado, y otra para atisbar el futuro. Ver la magia de lo antiguo con los ojos de hoy nos ofrece cierto misterio. El Correo Neumático, revolucionario en su momento, ahora nos parece una fantasía… pero no lo fue.
Buenos Aires, igual que los principales países europeos y Estados Unidos, tuvo un importante correo neumático que funcionó desde mediados de la década del treinta hasta finalizar la del 70. Vayamos al rescate de su memoria.
¿Qué es un correo neumático y cómo funciona?
Se trata de un dispositivo que actúa, mediante un sistema combinado y alternado de presión y vacío, dentro de un tubo, y es utilizado para enviar y recibir objetos materiales.
Basado en el principio aerodinámico de Heber, se genera una corriente de aire en uno de los extremos del cilindro (emisor); dicha corriente de aire presiona como un émbolo al objeto (torpedo) ajustado al tubo conductor. El material enviado, al llegar a la mitad del recorrido deseado se detiene y, simultáneamente, pone de forma automática en funcionamiento una bomba aspirante instalada en el punto opuesto del caño que provoca el vacío y atrae a la carga hasta el extremo final del recorrido.
La instalación siempre es de doble vía tubular, receptora y transmisora.
Este sistema, todavía se sigue utilizando en algunas empresas comerciales, organismos públicos y naves de ultramar mercantes y de guerra. Por supuesto que con una limitada utilidad restringida al ámbito del espacio cerrado.
Llega el correo neumático a Buenos Aires
En noviembre de 1887, siendo presidente el Dr. Miguel Juárez Celman y vicepresidente Carlos Pellegrini, se sancionó la Ley 2245 autorizando la instalación de un Correo Neumático en la Capital Federal. El 24 de noviembre del mismo año se vota en el Congreso los fondos para su instalación.
El 3 de julio de 1888, el Presidente Juárez Celman suscribió el decreto comisionando al Ingeniero Otto Krause: “(…) para que bajo la superintendencia de la Dirección General de Correos y Telégrafos practique los estudios necesarios y presente el proyecto y planos definitivo, con las especificaciones y memorias correspondientes, para instalar debidamente el correo neumático en la Capital (…).’’
El 25 de julio del mismo año, el Director General de Correos y Telégrafos, Dr. Ramón J. Cárcano y el Ingeniero Otto Krause, firmaron el convenio respectivo con un plazo de cinco meses para cumplir con la presentación del proyecto y sus respectivos planos.
El Ingeniero Krause cumplió su compromiso, en los tiempos pautados, para concretar la instalación del Correo Neumático, aunque problemas de índole técnico, político y burocrático postergaron la ejecución por más de cuarenta años. Uno de los factores técnicos consistió en la complejidad para la instalación subterránea de las tuberías.
En 1912 comenzaron las obras para habilitar el túnel de cargas del Ferrocarril Oeste, que hoy todavía circula entre Puerto Madero hasta la zona de la intersección de la Avenida Díaz Vélez y Bulnes. Dicho túnel quedó habilitado el 15 de febrero de 1916.
Posteriormente se utilizaría esta misma construcción para instalar los tubos del Correo Neumático que permanecen aún.
Inauguración del Correo Neumático
Finalmente, el 13 de abril de 1934, bajo la presidencia del General Agustín P. Justo se inauguró el primer Correo Neumático. Lamentablemente, el Ingeniero Otto Krause, mentor y entusiasta del proyecto había fallecido el 14 de febrero de 1920, quizá pensando que jamás se realizaría su sueño progresista.
Así el diario La Nación del 10 de abril de 1934 destacó un titular que decía:
SERA INAUGURADO EL VIERNES PARTE DEL SERVICIO DE TUBERIAS NEUMATICAS DE CORREOS Y TELEGAFOS
La Dirección General de Correos y Telégrafos inaugurará el viernes próximo a las 9,45 una parte de la red subterránea de tubos neumáticos para sus comunicaciones dentro del radio metropolitano y con la que esa dependencia se propone simplificar considerablemente algunos de los servicios que le son confiados en la ciudad.
El acto inaugural se cumplirá en el puesto número uno de la malla de conductos, situado en la plaza del Congreso, calle Rivadavia a la altura de Montevideo, con la presencia de los altos jefes de la repartición y de algunos invitados. (…). Se trata, por lo demás, de un moderno medio de comunicación adoptado por los países más adelantados en materia postal y telegráfica y que ha de proporcionar también entre nosotros un evidente beneficio público. (…).
El sistema que funcionó en Buenos Aires, era una maravillosa obra con un recorrido –entre ida y vuelta– de 21 kilómetros que con las desviaciones de los ramales alcanzaba los 60 kilómetros, siempre teniendo en cuenta el doble viaje, es decir 30 kilómetros de recorrido total.
El mecanismo, como ya se señaló, consistía en la combinada alternación automática entre dos bombas neumáticas. La primera, de emisión, “empujaba” a un torpedo ajustado al tubo, y en la mitad del trayecto se desaceleraba hasta detenerse, y de inmediato en forma automática comenzaba a funcionar la bomba del extremo receptor “aspirando” la carga. Cada torpedo cilíndrico, de aluminio con tapa de cuero, incluía cartas expreso y hasta treinta telegramas.
Unía el palacio central de Correos y Telecomunicaciones con los principales radios de la Capital Federal. El recorrido constaba de 14 estaciones donde funcionaban 52 aparatos transmisores e intermediarios.
Cada ramal podía trabajar en forma independiente. La velocidad media del torpedo era de 12 metros por segundo y podía emitirse con una frecuencia de dos minutos.
En Plaza Congreso, donde se realizó el acto inaugural, se encontraba el puesto retransmisor Nº 1, cuya estructura hoy se mantiene pero sin el cartel que decía:
CORREOS y TELÉGRAFOS
SERVICIO NEUMÁTICO
Esa planta actuaba de empalme donde se efectuaba el desvío a la sucursal deseada o a la Agencia Principal (A.P.). Desde allí se procedía a la inmediata distribución con destino final.
En los cinco primeros días de funcionamiento del Correo Neumático, el promedio de 1.304 piezas diarias aumentó a 1.424, es decir un incremento de 120 unidades llegando en ocasiones a 1.905 piezas.
A pesar de la innovación, la totalidad de los usuarios habituales del correo común no utilizaban este servicio con frecuencia, estaba más circunscrito a operaciones comerciales. Más aún, en sus treinta y cuatro años de funcionamiento muchos ciudadanos de Buenos Aires ignoraron su existencia.
Finalización del Correo Neumático
El vertiginoso avance tecnológico, entre otras cosas, la creciente automatización de los teléfonos en el Gran Buenos Aires, y el sistema de “anticipos telefónicos” para los telegramas, hizo innecesario el costoso mantenimiento de este servicio.
El 6 de noviembre de 1970 –después de 36 años de inaugurado– dejó de funcionar la red del Correo Neumático de Buenos Aires. Su vida fue efímera, aunque larguísima para la acelerada tecnología actual donde los equipos electrónicos envejecen en un año o menos.
Ver hoy la entrada al puesto retransmisor en Plaza Congreso, con su estructura deteriorada y sin el cartel que ostentaba su condición de Correo Neumático, causa cierta tristeza porque quizá sea el último supérstite testigo de otra época.
¿Dónde quedó el esfuerzo del Ing. Krause, del Dr. Cárcano, del Intendente Arturo Goyeneche y de tantos otros entusiastas? En el olvido de unos y en el desconocimiento de otros.
El teléfono, el correo electrónico e Internet, suplen con múltiples ventajas a este ingenioso sistema de comunicación, que sin duda marcó un hito en la lucha de las comunicaciones por vencer distancias y tiempos.
El Correo Neumático hoy nos parece ingenuo y hasta técnicamente artesanal. Pero cabe una pregunta: ¿Los medios de hoy, garantizan la absoluta privacidad y el secreto de una comunicación? La respuesta es segura: No. Todo mensaje electrónico, por cable o a través del espacio, puede ser interferido sin conocimiento del emisor. Un torpedo hermético, al menos durante el trayecto, es inviolable.
No sería extraño que en tiempos futuros, para comunicaciones donde sea necesaria la alta seguridad y el secreto, se vuelva al antiguo Correo Neumático. La lucha por vencer al espacio y al tiempo trae múltiples ventajas y, simultáneamente, complicaciones.
Los avances técnicos provocan cambios sociales y en las relaciones humanas, para bien o para mal. La tecnología jamás es buena o mala, todo depende del uso que se le dé. Cabe preguntar el ¿por qué? de ese afán humano por lograr acortar distancias y tiempos.
Quizá porque todo lo viviente es movimiento constante y nosotros, los hombres, somos materia en movimiento dentro de la infinitud del espacio tiempo. Pero nuestro psiquismo no se resigna. Acortar espacios y tiempos trae múltiples beneficios y también ayuda a mantener una ilusión, cada día más virtual, de que acortando distancias y tiempos se alarga la vida.
Bienvenido el progreso, pero con conciencia plena de que por mucho que se corra tras una quimera, el destino de todos los seres humanos está signado por la finitud de su vida.
Con nostalgia, pero mirando hacia adelante, nos despedimos de aquel histórico Correo Neumático Argentino, que marcó una época en nuestras diarias comunicaciones.
Notas
1.- En 1877, en la Ciudad de Buenos Aires, se repartían diariamente de 900 a 1.200 despachos telegráficos y de 25.000 a 30.000 cartas e impresos. En 1888 las cifras aumentaron un 48%.
2.- El 12 de abril de 1937, la Administración de Correos y Telégrafos de Francia inauguró en las localidades de los distritos postales de París y Marsella sistemas de Correo Neumático. Es decir, Buenos Aires tuvo su Correo Neumático tres años antes que París.
Bibliografía
Revistas de Correos y Telégrafos, año 1937.
Postas Argentinas, enero y febrero 1977.
Diario La Nación, 10 de abril de 1934.
OTTO KRAUSE
Otto Kause, quizá sólo conocido por el nombre de las Escuelas Industriales, fue el primer Ingeniero Mecánico graduado en el país en la Facultad de Ciencias Exactas, en 1878. Nació en Chivilcoy el 10 de julio de 1856 y falleció en Buenos Aires el 14 de febrero de 1920.
Sus primeros trabajos se desarrollaron en el área ferroviaria. Trabajó en el tendido de líneas entre San Antonio y Arrecifes y en la prolongación de las línea de Tucumán a Salta, entre otras. En 1882 fue nombrado Ingeniero Jefe de los Talleres del Ferrocarril Oeste y posteriormente del proyecto para la construcción de los talleres de Tolosa.
El Ingeniero Otto Krause fue el primer profesor en enseñar a construir máquinas en la Facultad de Ciencias Exactas, cátedra que abarcó teoría de los mecanismos y tecnología mecánica. En 1890 fue nombrado Académico. En 1892 ocupó la vicepresidencia de Ingeniería de la Nación y en 1895 la Dirección del Arsenal de Guerra.
El Ministro de Instrucción Pública, Antonio Bermejo, creó en 1898, un departamento industrial anexo a la Escuela de Comercio y solicitó la cooperación de Otto Krause para dirigir la nueva dependencia. Siendo Ministro Osvaldo Magnasco, ese departamento anexo se independizó y surgió la Escuela Industrial de la Nación. A partir de entonces, el Ingeniero Krause se desempeñó como Director General de las Escuelas Industriales de la República Argentina. Simultáneamente ejerció la docencia universitaria y fue nombrado decano de la Facultad en dos períodos consecutivos.
FECHAS DE REFERENCIA EN LA TECNOLOGÍA DE LAS COMUNICACIONES
Prehistoria de las comunicaciones
Voces desde la cima: Darío, rey de Persia, (500 a.C.) hizo ubicar a hombres de voz potente en la cúspide de una montaña para que transmitieran de un punto a otro las noticias reales.
Telégrafo óptico: Los griegos, mediante antorchas colocadas en murallas elevadas, utilizaban un código de señales visuales que significaban las letras del alfabeto.
Telégrafo de la jungla (“Tam Tam”): En territorio africano se comunicaban mediante sonidos emitidos por tambores hechos con troncos de árboles.
Señales de humo: Técnica común a diferentes culturas que consiste en elevar nubes de humo de diferentes densidades proveniente de fogatas preparadas para el caso.
NACE LA TECNOLOGÍA EN COMUNICACIONES
1692: Robert Hooke inventa el telégrafo óptico de señales.
1792: Claude Chappe, mecánico francés -basado en el invento de Hooke- presenta el proyecto de instalación a la Convención de Francia que lo acepta de inmediato.
En 1794 se instala entre París y Lile. El sistema consistía en brazos giratorios instalados sobre postes de cinco metros de altura y alineados a 10 km de distancia entre sí. Desde puestos de observación, operarios provistos de prismáticos decodificaban el mensaje. Cada posición del brazo giratorio correspondía a una letra o número. Durante la noche funcionaba con faroles. El recorrido entre París y Lile, distantes 200 km., y con 22 postes intermedios se realizaba en dos minutos.
1836: Correo Neumático. Primeras pruebas experimentales en París y Londres.
1837: Morse y Vail inauguraron un modelo perfeccionado para transmitir señales por cable utilizando un código de puntos y rayas que luego se llamaría Morse. En 1844 se enviaría el primer telegrama mediante este sistema.
1843: Alexander Bain inauguró el primer teletipo, antecesor del fax empleado desde 1980.
1861/64: Continuaron los experimentos de Correo Neumático en tubos de 1,35 metros de diámetro con un recorrido de 4 km. Se probó con carritos rodados. Suspendieron el uso por no ser redituable.
1865: Werner Von Siemens logró una concesión comercial de un Correo Neumático en Berlín.
1876: Alexander Graham Bell y Thomas Watson hicieron funcionar el primer teléfono en su laboratorio.
1892: En Filadelfia se hizo la primera instalación comercial de un Correo Neumático de envergadura con tubos de 15,5 cm. Unía terminales ferroviarias con sucursales de correos.
1897/8: Se amplió esta misma red del Correo Neumático con tubos de 20 cm y un recorrido, entre ida y vuelta de 173,3 km.
1899: Primera comunicación inalámbrica de Guillermo Marconi.
1901: Se logró, mediante la comunicación sin hilos, emitir un mensaje entre Europa y América.
Información adicional
Año VII – N° 38 – octubre de 2006
I.S.S.N.: 1514-8793
Registro de la Propiedad Intelectual N° 100.991
Categorías: ESPACIO URBANO, VIDA SOCIAL, Historia, Política
Palabras claves: Correo, Neumáticos, Mensaje, Comunicación
Año de referencia del artículo: 1887
Historias de la Ciudad – Año VI Nro 38
Autor: Otto Carlos Miller
Fuente: https://buenosaireshistoria.org/juntas/el-correo-neumatico-de-buenos-aires
dp
2 comentarios:
¡Gracias! ¡Que buen artículo!
Raul Añon
Excelente nota ! Gracias por compartir esta historia.
Marta Cassinera
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