viernes, 3 de marzo de 2023

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Ramón Carrillo: quién es el hombre cuyo rostro estará en los nuevos billetes de $ 2.000


El destacado neurocirujano santiagueño fue el primer ministro de Salud de Argentina, pero cayó en desgracia por internas peronistas y acusaciones de corrupción. Murió pobre en el exilio. La vida del médico que reapareció en la escena política del siglo XXI.


Federico Piccioni Aimar

jueves, 2 de febrero de 2023




En el año 2006, el entonces presidente Néstor Kirchner, junto a Alberto Fernández y Ginés González García, homenajeron al Dr. Ramón Carrillo con un acto en el Salón Blanco de la Casa Rosada. Se cumplían 100 años del nacimiento del médico santiagueño, una figura central durante los primeros gobiernos de Juan Domingo Perón que cayó en desgracia al final de su vida.

Diecisiete años después, Carrillo resurgió en la escena política argentina. Su imagen aparecerá en los billetes de 2 mil, cifra necesaria aunque insuficiente: mil pesos argentinos equivalen apenas a 5 dólares a precio oficial y poco menos de 3 dólares “blue”.



Argentina tendrá un billete de 2000 pesos con la imagen de Ramón Carrillo. (Gentileza / BCRA)



QUIÉN FUE RAMÓN CARRILLO


Ramón Carrillo nació 7 de marzo de 1906 en Santiago del Estero y fue el mayor de once hermanos. Su desempeño en la escuela primaria y secundaria puede calificarse de “sobresaliente”. A los dieciocho años, viajó a Buenos Aires y se anotó en la carrera de Medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA).



En 1927 fue seleccionado por concurso como practicante externo del Hospital de Clínicas. En 1928 lo designaron subdirector de una revista de Medicina: allí publicó sus primeros trabajos científicos. En 1929 se recibió de médico y obtuvo la Medalla de Oro al mejor alumno de su promoción. Tenía 23 años.



En algunas publicaciones, Carrillo ya mostraba inclinaciones hacia la eugenesia, una disciplina a mitad de camino entre la biología y la política que promovía el mejoramiento de razas impulsando la reproducción de los “más aptos” y restringiendo la de los “menos aptos”. Carrillo apuntaba la la creación de un tipo argentino ideal “al que tenemos que aproximarnos para poder decir algún día, con orgullo, que tenemos un pueblo sano y fuerte”


En 1930, Carrillo ganó una beca de la Universidad de Buenos Aires y se marchó a Europa para perfeccionarse en su área. Desembarcó en el Hamburgo de la convulsionada República alemana de Weimar. En total, viajó tres años por el Viejo Continente: allí visitó centros de estudios, tanto en Amsterdam como en Berlín y París, y se especializó en neurociencias.


En una carta dirigida a Perón  del 31 de julio de 1954, Carrillo escribió: “Yo estuve en Holanda y Alemania, los cinco años anteriores a la última guerra y me di cuenta, antes de volver a Argentina, que se estaba preparando la guerra de los laboratorios donde yo trabajaba sobre fatiga y sobre drogas contra la fatiga, que luego utilizaron las fuerzas blindadas para hacer marchas de cinco y seis días sin dar descanso a la tropa”.

El médico se refería a los avances de la infantería de la Wehrmacht junto a las divisiones blindadas de Hans Guderian. Ambas constituyeron la base de la estrategia militar del III Reich alemán. Carrillo nunca ocultó su germanofilia e incluso formó parte de la escuela de Neurobiología argentino-germana.

En Amsterdam, Carrillo trabajó con el Dr. Cornelius Ubbo Ariëns Kappers, el prestigioso neurólogo neerlandés cuyo instituto adquirió fama internacional por sus investigaciones en neuroanatomía comparada.

El santiagueño regresó el país en 1933, durante la Década Infame, y en esta época tuvo las primeras fiebres que comenzaron a debilitar su salud. En 1937 ingresó al Hospital Militar Central de Buenos Aires y para 1939 obtuvo un ascenso. Cada vez más interiorizado en la medicina social, sus anotaciones revelan el interés por el trabajo en el sector público.

Durante su etapa como médico, Carrillo investigó y desarrolló técnicas de diagnóstico neurológico. En 1942 ganó por concurso la cátedra de Neurocirugía de la Facultad de Medicina de la UBA.


Ramón Carrillo. La vida del médico argentino tuvo luces y sombras.

Tras el golpe de Estado de 1943, el galeno conoció a Juan Domingo Perón en el Hospital Militar. El médico y el coronel congeniaron desde el principio y consensuaron la necesidad de elaborar y llevar adelante un Plan Sanitario Nacional.

Carrillo vió en la ideología de Perón las bases de la Doctrina Social de la Iglesia. Estimulado por su madre, el médico fue un ferviente católico y nunca abandonó su apoyo a la Casa de Pedro. Esta inclinación acabaría por enemistarlo con otros miembros del justicialismo.


La Segunda Guerra Mundial ocupaba las portadas de todos los diarios de la época. Aunque Carrillo siempre se cuidó de manifestarse neutral en público, fuentes de la época narraron sobre su admiración por Adolf Hitler, algo que no era inusual en aquel entonces. Incluso el médico habría presenciado por casualidad un acto del führer cuando estaba en Alemania y quedó impresionado con el poder de la oratoria del austríaco.


Tras la llegada de Juan Domingo Perón al poder, Carrillo fue designado como secretario de Salud Pública. Ni lerdo ni perezoso, presentó un proyecto de más de 4 mil páginas que sentó las bases del futuro Ministerio. Cuando la Secretaría fue promovida, Ramón Carrillo se convirtió en el primer ministro de Salud de la historia argentina.


En 1946, a los 38 años, Ramón contrajo matrimonio con Susana, una mujer 20 años menor. Perón y Evita fueron los padrinos de boda.


Ramón Carrillo junto a Juan Domingo Perón y María Eva Duarte.



Por aquel entonces, los habitantes de la Argentina rural e interior aún lidiaban con pestes y enfermedades infecciosas. Carrillo ejecutó su ambicioso Plan Sanitario, que amplió la cantidad de camas disponibles promoviendo la creación de hospitales, centros de salud, institutos de especialización, puntos de higiene materno-infantiles, sanitarios y laboratorios.

Famoso en aquel entonces fue el “tren sanitario justicialista Eva Perón”, patrocinado por la fundación homónima, que recorrió la geografía del país realizando análisis de sangre y radiografías.

En total, el santiagueño estuvo 8 años frente a la cartera de Salud. En este tiempo, impulsó la arquitectura del sistema sanitario y su “medicina social”. Esta última, según palabras de Carrillo “es abarcadora y superior (...) y eminentemente preventiva, cumpliendo así con uno de los más claros objetivos del gobierno nacional de la época: mejorar la raza y producir una población sana y fuerte para la Nación”.



Durante gestión de Carrillo se logró erradicar el paludismo en el país y la tuberculosis se redujo a niveles mínimos. La esperanza de vida creció de 61,7 a 66,5 años. Se lanzaron campañas de salud y disminuyeron la prevalencia de enfermedades como el mal de chagas, la brucelosis, la lepra, el tifus, la sífilis y la fiebre amarilla. El índice de mortalidad infantil descendió casi un 50%.

El ministro estuvo al frente de la creación de la primera fábrica de medicamentos nacional: Especialidades Medicinales del Estado (Emesta), que procuraba proveer tratamientos a bajo costo.



La ideología de Ramón Carrillo


Una vez terminada la guerra, llegó como refugiado a la Argentina Carl Peter Værnet, un mayor de las SS danés que experimentó con personas en el campo de concentración de Buchenwald. Værnet dedicó su vida a inocular hormonas intentando “curar” la homosexualidad: los tratamientos incluían castraciones y altas dosis de testosterona. Al menos 13 personas murieron bajo estas prácticas, según los registros oficiales.

Værnet no sólo no tuvo que ocultarse en Argentina sino que, de la mano de Ramón Carrillo, consiguió un trabajo en el Ministerio de Salud y continuó sus investigaciones con pacientes. Se cree que unas 4 mil personas pasaron por su consultorio de Buenos Aires. Murió en 1965, sin ser juzgado.

Las inclinaciones eugenésicas se reflejan en Carrillo en declaraciones como las siguientes: “no puede decirse que lo tendencia a la prostitución sea hereditaria, pero es evidente que ciertas enfermedades o anormalidades que se presentan con frecuencia entre las prostitutas son hereditarias, como la deficiencia mental y las psicopatías. Sin duda alguna, estos hechos hereditarios juegan un gran rol entre las causas de la prostitución”.

Durante su mandato se produjeron dos brotes: uno de peste bubónica, a fines de 1947, y otro de viruela, en 1949. Carrillo acusó por la propagación de las enfemedades a aquellos que no querían vacunarse y criticó las malas condiciones de higiene en las que vivía gran parte de la población.

En 1951, Carrillo comenzó a sufrir graves problemas de salud y tuvo una recaída por la hipertensión arterial maligna que padecía. Los dolores de cabeza se hicieron más intensos y frecuentes.

Tras la muerte de Evita, se enemistó con varias figuras importantes dentro del peronismo.



CARRILLO Y LAS INTERNAS PERONISTAS


Siempre leal a su religión, el doctor Carrillo fue acusado de defender más a los principios y valores de la Iglesia Católica que a los del peronismo. El médico siempre se manifestó crítico del marxismo y del “izquierdismo” dentro del justicialismo. Juzgaba incorrecto plantear cuestiones como el divorcio o la separación de la Iglesia y el Estado.

En junio de 1954, el médico se enteró que Perón degradaría el Ministerio de Salud a Ministerio de Ayuda Social y Salud Pública.  A pesar de ser fundador original de la cartera y único funcionario que acompañó al General en sus dos gabinetes, no fue consultado.

Para colmo de males, en abril de 1954 fue elegido vicepresidente el contraalmirante Teisaire, uno de los máximos detractores de Carrillo. El médico sintió que todos le daban la espalda, incluso el general Perón. Sin apoyo, se retiró de la función pública y decidió irse a trabajar a los Estados Unidos.





DECADENCIA Y MUERTE DE RAMÓN CARRILLO


Asentado con su familia en Nueva York, comenzó a sufrir penurias económicas, incluso hasta para pagar el alquiler. Una carta de Carrillo de esaépocarecuerda que el médico descubrió una enfermedad, la papilitis aguda epidémica, pero nunca la patentó. “La ‘Enfermedad de Carrillo’ la han descubierto hace 15 días en Estados Unidos y la difundieron por TV, radio, etc. Pero naturalmente Carrillo no figura y con toda razón, por retardado. Así que perdimos una magnífica oportunidad. Aquí es como una enfermedad que la descubrió la Columbia”, lamentó.

Durante la Revolución Libertadora, uniformados allanaron su casa, su quinta y confiscaron sus bienes bajo la acusación de enriquecimiento ilícito. Una de las causas de Carrillo en la Justicia se generó por supuestas irregularidades en la compra de combustibles, por lo que muchos lo apodaron “ladrón de nafta”. Dicho mote lo persiguió por el resto de sus días.

Cada vez más frágil de salud, Carrillo manifestó sus apremiantes necesidades financieras en esta carta de 1955: “Te paso las novedades. A fin de mes nos echan de la pieza en que vivimos amontonados Susana, los chicos y yo. No tengo con qué pagar la comida y los dolores de cabeza me tienen a maltraer. Desde Buenos Aires, la noticia más alentadora es que cuando llegue, me van a meter preso y no se por qué carajo. Pero quedate tranquila. No tengo plata para volver”.


En 1956 decidió marcharse a Belém, en el noreste de Brasil. Allí se enteró que le quedaban menos de 9 meses de vida. El 6 de septiembre, escribió su última carta  al periodista Segundo Ponzio Godoy: “Ahora vivo en la mayor pobreza, mayor de la que nadie puede imaginar, y sobrevivo gracias a la caridad de un amigo. Por orgullo no puedo exhibir mi miseria a nadie, ni a mi familia. No tengo la certeza de que algún día alcance a defenderme solo, pero en todo caso si yo desaparezco, queda mi obra y queda la verdad sobre mi gigantesco esfuerzo donde dejé mi vida. Esta obra debe ser reconocida y yo no puedo pasar a la historia como un malversador y ladrón de nafta. Mis ex colaboradores conocen la verdad y la severidad con que manejé las cosas dentro de un tremendo mundo de angustias e infamias”.


El 20 de diciembre de 1956, Ramón Carrillo sufrió un accidente cerebrovascular y murió en la pobreza. Tenía 50 años. Una casa de Belém lo recuerda con una placa.


Los sucesivos gobiernos argentinos se negaron a repatriar sus restos y recién en 1972 su ataúd regresó a la Argentina, de acuerdo con la última voluntad del médico.


Héroe del kirchnerismo, militantes incluyeron la figura del médico en un programa para niños.

Carrillo reapareció en la escena política Argentina en tiempos de coronavirus, primero, y de crisis económica, ahora. Su figura permanece con luces y sombras, y un consejo médico suyo bien pudo aplicarse a los protocolos de años anteriores: “Es una costumbre peligrosísima la de convidar con mate al primer llegado -tan común en nuestros ambientes modestos- y que si bien es una expresión de amistad y cortesía, desde el punto de vista de la higiene, debe ser seriamente censurada”.



Fuente: https://www.lavoz.com.ar/politica/ramon-carrillo-quien-es-el-hombre-cuyo-rostro-estara-en-los-nuevos-billetes-de-2000/




dp 





1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante artículo. Saludos fraternales.
Maria Luisa Lopez Atzin