jueves, 29 de diciembre de 2022

LEYENDAS URBANAS DE LA MUSICA

 



Las leyendas urbanas más impactantes de la música.



Los bulos, los rumores, las exageraciones son parte necesaria de la mitología del pop y el rock, pero la difusión de algunas historias ha ido demasiado lejos y han acabado dándose por ciertas, incluso en canales oficiales.



La afinación nazi que domina el mundo


Cientos, miles de webs musicales hablan de una conspiración nazi para dominar el mundo a través de la música. Esta historia tiene sus puntos de verdad, y por eso ha acabado extendiéndose tanto.


La nota musical «La» se había afinado habitualmente a 432 hercios a lo largo de la historia, pero en la Alemania nazi se cambió a 440. Se dice que el mismísimo Goebbels impulsó este cambio, que años después sería adoptado por toda la comunidad internacional gracias a una norma ISO del año 1953.

La teoría es que hubo una conspiración (post) nazi para influir en esa decisión, y así eliminar la afinación a 432 hercios, atribuida a una suerte de «frecuencia de la naturaleza». Los planetas, los seres vivos, todo el universo vibra a 432 hercios, y escuchar música en esa frecuencia sería incluso bueno para la salud. Con la afinación de 440 hercios, los nazis nos impedirían estar conectados a la naturaleza, y por tanto, ser más frágiles ante el control mental.

Es cierto que Mozart y Verdi, por ejemplo, basaron su música en esa afinación «natural». También Pink Floyd, Led Zeppelin o incluso Paco de Lucía afinaron la nota «La» en 432 hercios para muchas composiciones. Y en YouTube se pueden encontrar miles de canciones alteradas por los usuarios, para poder ser escuchadas en 432 en lugar de 440.


Pero tal como señala Nacho Rodríguez, profesor en la Escuela Superior de Canto de Madrid y director especializado en Interpretación Histórica, todo esto es pura desinformación.




Para empezar, fue el British Standard Institute el que propuso el cambio a 440, en su Conferencia Internacional de mayo de 1939. En cualquier caso, el proceso de aceptación del La=440Hz ha sido «largo y complejo», como señala Rodríguez en su ensayo «Los nazis, el 440, la mistificación del 432 y otras hierbas...»: «Nuestra medida de frecuencias en Hercios es totalmente arbitraria, no es más que un número que asignamos a priori. Podríamos medir la velocidad de oscilación como vibraciones por minuto, en vez de por segundo, o por cualquier otra unidad que pudiéramos imaginar, y obtener números diferentes para una misma medida. Nuestro cuerpo, o cualquiera de sus partes o moléculas no están en absoluto interesados en cuál es el número que asignamos a un parámetro o la belleza de este, con lo cual en todo caso tampoco sería importante la cifra aunque no hubiera sido falsa la afirmación. Pero además lo es».


¿Y los gráficos que muestran lo bonita que es la vibración del agua con un sonido a 432 Hz, en comparación con uno a 440 Hz? ¿No demuestra esto nada? «Pues tampoco, desgraciadamente», asegura Rodríguez. «Resulta que el patrón de vibración inducido por una frecuencia sonora en una gota o un recipiente de agua varía según la temperatura, la cantidad y, sobre todo, de la pureza de este agua.


Puesto que el agua casi nunca existe en perfecta pureza en la naturaleza, siempre lleva disueltas sales que cambian su densidad y su tensión superficial, junto con la temperatura, que también lo hace. Y nuestro cuerpo se halla a diferentes temperaturas según el momento y la zona del cuerpo, y su agua con diferentes concentraciones de substancias diluidas, con lo que varía totalmente de punto a punto cómo habría de ser esa «resonancia». Para reducir al absurdo: con escoger una gota de agua con la densidad adecuada, el tamaño adecuado, y la temperatura correcta, cualquier vibración podría provocar cualquiera de esos patrones fotografiados. El poder de lo visual hace creer rápidamente lo que en realidad no es sino otra falacia».



Recopilado y corregido por Jorge Raúl Olguín





dp  







3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por compartir, muy buen informe!!!
Elisa Lezcano

Anónimo dijo...

Saludos un fuerte abrazo. Muy interesante gracias por compartir.
Maria Luisa Lopez Atzin.
Mexico

Anónimo dijo...

Me gusta Daniel.
Osmar Trivero.
Ciudad de Santa Fe, Argentina