martes, 16 de julio de 2024

MIRIÑAQUE MORTAL





La crinolina (o miriñaque) mortal: moda y tragedia en el siglo XIX



Cuando hoy vemos películas o pinturas con los preciosos vestidos femeninos que se utilizaban en la época victoriana, ignoramos lo incómodos y peligrosos que eran para las mujeres que los llevaban. Bajo aquellas preciosas faldas abultadas, decoradas con mil detalles, había una auténtica jaula de metal, que servía como armazón para sujetar a las telas. Se trataba de la crinolina, también conocida como miriñaque, ballena o armador. Una prenda indispensable durante décadas, que ocasionó miles de accidentes y muertes a sus usuarias.  Hasta las dos hermanas de Oscar Wilde fallecieron por el uso de la crinolina. Hoy recordamos la increíble, pero cierta y trágica historia de esta prenda femenina.


Hoy en Gente Yold, viajamos al siglo XIX para desenterrar un capítulo oscuro de la historia de la moda: la crinolina. Esta prenda, símbolo de elegancia y sofisticación, también fue la causa de numerosas tragedias que costaron la vida a muchas mujeres. ¿Cómo pudo una icónica prenda convertirse en un peligro mortal? Acompáñanos para descubrirlo.

Imagina un salón de baile victoriano, con mujeres vistiendo elegantes y voluminosas faldas que se despliegan como enormes campanas alrededor de ellas. Estas faldas, sostenidas por estructuras conocidas como crinolinas, eran un símbolo de estatus y estilo. Sin embargo, lo que muchas no sabían era que bajo la apariencia de belleza y refinamiento se escondía un peligro mortal. La crinolina, con sus aros de acero y crin de caballo, transformaba la silueta femenina, embelleciéndola según los cánones de la época. La otra cara de la moneda era que también suponía una trampa mortal para las mujeres, al estar compuesta de materiales muy inflamables y prender muy fácilmente y ocasionar otros accidentes fatales.

En realidad, los miriñaques o crinolinas habían existido durante siglos, en los trajes de grandes faldas abultadas de las mujeres pudientes occidentales. Durante décadas, se fabricaban con barbas de ballena, crin de caballo y hasta con madera. Pero fue en el XIX, en plena época victoriana, cuando llegaron a su cenit en tamaño y uso y comenzaron a fabricarse con metal. Los tamaños de las faldas durante estos años llegaron a ser tan desmesurados, que ocasionaban situaciones ridículas, como que dos mujeres no pudieran sentarse en un sofá, e incluso, no llegasen a caber juntas en una estancia pequeña.

En España y Francia la gran impulsora de su uso fue la Emperatriz Eugenia de Montijo, conocida como una de las más importantes “influencer” de su época. Durante el apogeo de la crinolina, entre 1850 y 1870, se reportaron numerosos casos de mujeres que murieron debido a accidentes relacionados con esta prenda. Cualquier chispa o contacto de estas faldas con una llama podía rápidamente convertirse en una tragedia. Además, el diseño restrictivo de la crinolina dificultaba.

La crinolina: elegancia y peligro

Efectivamente, durante décadas, las damas de la alta sociedad lucían orgullosamente estas amplias faldas en bailes y eventos sociales, admiradas por su majestuosa presencia y su capacidad para crear una silueta de reloj de arena. Esta prenda, con su capacidad para transformar la figura femenina, era vista como un símbolo de estatus y sofisticación.

Sin embargo, la crinolina no solo añadía glamour a la moda, sino que también traía consigo un peligro letal. Y, es que, el material inflamable de los vestidos, combinado con la estructura de la crinolina, convertía cualquier incidente con fuego en una posible tragedia. La complejidad de la prenda hacía difícil apagar las llamas rápidamente, y muchas mujeres no podían liberarse de sus crinolinas a tiempo para evitar lesiones graves o la muerte.

Además del riesgo de incendio, la crinolina presentaba otros peligros. El gran tamaño y la rigidez de la estructura dificultaban el movimiento y podían causar accidentes al quedar atrapadas en puertas, carruajes y otros obstáculos. Esta falta de movilidad aumentaba el riesgo de lesiones en situaciones de emergencia. A pesar de su apariencia elegante, la crinolina se convirtió en una trampa mortal para muchas mujeres, subrayando la peligrosa combinación de moda y funcionalidad en la era victoriana.

Tragedias por la moda

El periódico londinense Court Journal notificaba, el 20 de febrero de 1858, que se habían catalogado “no menos de 19 muertes por esta causa, ocurridas en Inglaterra, entre el 1 de enero y mediados de febrero”. The New York Times, por su parte, estableció el mismo año un promedio de tres muertes semanales a causa de la crinolina. Una de las tragedias más impactantes ocurrió en 1863. La famosa actriz Fanny Kemble sufrió quemaduras graves cuando su crinolina se incendió al acercarse demasiado a una chimenea. Aunque sobrevivió, las cicatrices físicas y emocionales la acompañaron por el resto de su vida.

Incluso, la familia del famoso escritor Oscar Wilde no fue inmune a estas tragedias. En 1871, las medio hermanas de escritor, hijas naturales del doctor Wilde, Emily y Mary, asistían a una fiesta en Irlanda cuando las faldas de Emily se incendiaron. Mary intentó ayudarla, pero ambas murieron trágicamente debido a las quemaduras. El horrible accidente se ocultó durante décadas, hasta que fue investigado por historiadores. Sus cuerpos fueron enterrados en la Iglesia St. Moha, en Drumsnat, Irlanda, donde un breve epitafio las recuerda.

Velas que caían, pasar por delante de una chimenea, una simple chispa… cualquier acción de lo más cotidiana podía convertir una reunión social en toda una tragedia. En 1861, el periódico The New York Times reportó un incidente devastador en una fábrica de vestuario en Nueva York. Veinte trabajadoras perdieron la vida cuando un fuego, iniciado por una lámpara de gas, se extendió rápidamente debido a las crinolinas inflamables que llevaban puestas. Este evento trágico llevó a una mayor conciencia sobre los peligros de la prenda, aunque no fue suficiente para detener su uso inmediato.

Otras nueve bailarinas murieron entre las llamas de sus propias faldas en el Teatro Continental de Philadelphia. En una década, la cifra ascendió a cerca de 3.000 mujeres incendiadas por su propio vestido.

Más allá del fuego: otros riesgos mortales

Además de ser altamente inflamables, las crinolinas también presentaban otros peligros. En 1858, Clara Goodwin, una joven de Boston, se ahogó trágicamente cuando su crinolina se atascó en una barandilla mientras cruzaba un puente. Al caer al agua, la pesada prenda la arrastró hacia abajo, impidiéndole nadar y resultando en su muerte por ahogamiento.

Otro caso trágico ocurrió en Londres en 1864, cuando Mary Ward, una mujer de clase trabajadora, quedó atrapada en la maquinaria de una fábrica debido al tamaño y la estructura de su crinolina. La prenda se enredó en una rueda dentada, y Mary sufrió heridas mortales antes de que la maquinaria pudiera detenerse.

También se dieron muchos casos de destripamiento producido por las heridas infligidas por la rotura de muelles y aros de acero. Sin lugar a duda, una prenda mortal.


El fin de una moda mortal

Durante décadas, el uso de una moda tan absurda también propició continuas críticas, burlas y parodias sobre esta vestimenta. A medida que las muertes relacionadas con la crinolina se acumulaban, comenzó a surgir una preocupación pública sobre la seguridad de la prenda. Artículos de periódico y cartas a los editores instaban a las mujeres a reconsiderar el uso de estas faldas peligrosas. En 1864, se organizaron campañas en Londres y Nueva York para promover alternativas más seguras a la crinolina, como el uso de faldas menos voluminosas o la eliminación de los aros metálicos.

Poco a poco, esta moda comenzó a desinflarse, a medida que la sociedad se decantaba por estilos más prácticos y seguros. La introducción de la tournure o bustle, una estructura que daba forma a la parte trasera de las faldas sin el volumen excesivo de la crinolina, marcó el inicio del fin para esta peligrosa moda.

La historia de la crinolina es un ejemplo más de hasta qué punto los cánones de belleza y la presión sobre las mujeres para ejercerlos, pueden tener consecuencias muy negativas, hasta el punto de llevarse vidas por delante.

¿Sabías sobre los peligros de la crinolina? ¿Conocías las trágicas historias de mujeres que perdieron sus vidas a causa de esta prenda? No dudes en compartir tus pensamientos con nosotros en los comentarios o en nuestras redes sociales. ¡Hasta muy pronto!



Fuente: https://genteyold.com/la-crinolina-mortal-moda-y-tragedia-en-el-siglo-xix/




dp




1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias Daniel Querido!!! Fuerte Abrazo!!!
Guillermo Sculco