Las tensiones —iniciadas en el 79 cuando la Junta Sandinista presidida por Ortega declara la "nulidad" del tratado de límites con Colombia vigente desde 1928— estaban, entonces: EN SU CÚSPIDE.
"Territorio nicaragüense ocupado por Colombia" y, en consecuencia: éste debía ser "expulsado".
El 15 de abril (estamos hablando del año 82) como muestra de músculo y de que estaban "dispuestos a todo" un número indeterminado de cazas MiG-23 cubanos procedentes de aeródromos en Nicaragua voló, rompiendo la barrera del sonido y generando así estampidos sónicos, sobre el archipiélago.
De inmediato se encienden todas las alarmas.
El régimen cubano y los sandinistas nicaragüenses habían provocado, con su acción hostil, un FRENESÍ en la "lejana metrópolis administradora": Bogotá.
(Esto fue el 17 de abril, es decir, unos 2 días después, cuando oficialmente se confirmó la incursión aérea).
Con premura el presidente [de Colombia] Turbay convocó una reunión de "alto gobierno" en Palacio de Nariño. Éste ordena el estado de “alerta militar” (el alistamiento de primer grado de las FF.MM.) y constituye un “teatro de operaciones” comandado por el inspector general del Ejército Nacional.
La conclusión de la reunión había sido que, lejos de ser un hecho fortuito, el país estaba ante un plan de acción PREMEDITADO. En consecuencia: Colombia debía prepararse para una acción de mayor escala.
A continuación se produjo tal despliegue militar que, el 80% del potencial naval de la Armada, llegó a ser concentrado en aguas del Caribe Occidental.
El submarino ARC Tayrona que, junto a su gemelo el ARC Pijao, se mantuvo sumergido ocupando alternativamente posiciones en las proximidades de San Andrés y Providencia (islas principales).
Los Mirage 5 de la fuerza aérea se dispersaron en misión de intercepción y "caza" de los MiG-23.
El general Numa Pompilio incluso los retó —a los cubanos— pidiéndoles regresar: "Esperamos que esos aviones vuelvan y ojalá hoy" dijo a la prensa.
En tierra, la guarnición destacada en el archipiélago se reforzó con más de 2.000 hombres adicionales y se convertía, así, en una fuerza de avanzada.
Con centenares de efectivos militares, modernas armas y el incondicional apoyo de sus habitantes, el Gobierno Nacional y las Fuerzas Militares garantizan la soberanía de Colombia sobre San Andrés y Providencia, así como en los cayos que reclama Nicaragua. El poderío militar se advierte en el mismo San Andrés, donde acaba de ser fundado un batallón que opera a la manera de un puesto de mando adelantado y cuenta con modernas armas de combate, capaces de hacer frente a un supuesto ataque del agresor.
Los submarinos Tayrona y Pijao cumplen misiones de vigilancia a lo largo y ancho del archipiélago, y decenas de aviones T-33 y Mirage sobrevuelan nuestras aguas en esa jurisdicción. La presencia militar ha hecho que las gentes de San Andrés y Providencia recobren su tranquilidad, al sentirse protegidas y defendidas por nuestros efectivos. "Somos de Colombia y no queremos invasores" dicen los isleños al comentar versiones sobre supuestas amenazas de Nicaragua de invadir el
El presidente Turbay (colombiano de primera generación, era hijo de inmigrantes libaneses) viajó incluso al archipiélago y, al concluir los trabajos de mejoramiento de la señal de televisión en las islas —por medio de los cuales pudieron recibir la programación continental colombiana en directo— respondió: "(…) que habrán de llevar a todos la sensación inequívoca de que esta [San Andrés] es la mejor parte de la avanzada territorial de la democracia colombiana"
La decisión estaba más que tomada: si querían "expulsar" a Colombia de ahí, habrían de enfrentarla primero en el campo de batalla. "San Andrés es parte del territorio colombiano y eso no se discute con nadie" [1] remató diciendo, tajante, el ministro de Relaciones Exteriores, Sr. Lemos Simmonds.
Ahora correspondía a cubanos y nicaragüenses decidir…. si querían iniciar una guerra: Colombia estaba dispuesta a afrontarla. ¿Y qué creen? No osaron volver a aparecerse.
Colombia ratificaba, de esta manera, su soberanía sobre un archipiélago de —en ese entonces— más de 35 mil habitantes, 3 islas principales, 4 islotes, 12 cayos, 4 bancos y poco más de 330.000 km² de Zona Económica Exclusiva rica en hidrocarburos y recursos pesqueros.
A partir de entonces Nicaragua descartó la idea de tomarlas por manu militari.
Turbay estuvo a la altura en la salvaguarda de los más altos intereses nacionales y frenó, con ello, una potencial agresión movilizando tropas, fragatas, submarinos y los mirages.
¿Querían saber hasta donde llegaría Colombia para defender a San Andrés? Ahí tenían su respuesta.
Autor: Sebastián Wolff en @Quora
dp
1 comentario:
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