miércoles, 1 de septiembre de 2021

El SÍNDROME DE LOS DOS PAPAS




Por Fernando García Costa


Cuando un individuo asume altas responsabilidades de gobierno, se desencadena en él considerables modificaciones psicológicas, conceptuales, e interpretativas. Con las que a veces puede, y con las que a veces no.

El caso del Papa no es sólo una altísima función de gobierno, sino también un cambio de Nombre, y un ejercicio que sólo termina con la muerte.

En el Papa Francisco se observa un demasiado Cardenal Bergoglio,
un hombre “no transformado” por el pontificado, y parece haber importantes razones para ello.

Lo eligieron Papa habiendo ya un Papa, cuya elección y Consagración es por vida.

La renuncia de Benedicto, puramente formal porque la Unción Papal no es anulable, además de novedosa fue y sigue siendo traumática para la Iglesia.

Y dejó un lugar extraño para el nuevo Papa.

Recordarán que Francisco salió al balcón para ser anunciado al mundo, desprovisto de la mayoría de los atributos papales, lo que algunos llamarán humildad, pero es que ya había un Papa.

No se llamó a sí mismo Sumo Pontífice, sino Obispo de Roma, porque ya había un Papa.

No se alojó en los aposentos papales (a los que podría haberles dado características que evitaran el aislamiento que no quería), tal vez porque ya había un Papa.

No ha consentido que le besen el Anillo del Pescador ¿es por qué ya hay un Papa?





Francisco no puede ser Papa porque el Papa vive a escasos metros de su residencia.

Francisco no termina de ser Francisco porque es Jorge Mario Bergoglio, en quién la tiara y el báculo pontificio no logró la transformación necesaria.

Benedicto, que se ha resguardado en un prudente silencio, es visitado, y Francisco lo sabe, por cardenales deseosos de voltear a Bergoglio, y recuperar sus privilegios.

La historia lo contará mucho mejor, ahora estamos demasiado encima de los eventos.



dp




1 comentario:

Anónimo dijo...

En realidad no hay dos Papas. Bergoglio no recibió la transmisión ni los atributos de Ratzinger. Es un Pre Papa a la espera de la muerte del anterior. Si es que sucede antes que la suya.
Rodolfo Petenello