Artículo escrito por Pablo Bahillo Redondo sobre La Leyenda Negra de la Masonería, que trata del escándalo de Léo Taxil.
El ciudadano francés Gabriel Jogang Pagés, conocido por el seudónimo de Le Taxil, nació en el barrio del puerto viejo de Marsella el 21 de marzo de 1854. Llegó a ser mundialmente famoso porque hizo creer a la Iglesia Católica, durante doce años, que en las reuniones masónicas se practicaban ritos satánicos. Todos estos hechos se conocen como el «Fraude Taxil».
Con diecinueve años de edad inició su vida laboral trabajando como periodista y fumista. (1) En cierta ocasión, las autoridades de Marsella comenzaron a recibir numerosas cartas, enviadas por los pescadores de la bahía de esa ciudad, en las que se solicitaba ayuda urgente porque en la ensenada de Marsella habían aparecido numerosos tiburones. Rápidamente fueron enviados 100 soldados, armados con arpones, para intentar capturar a los marrajos. Sin embargo, pronto se demostró que todas las cartas que habían originado el falso estado de alarma habían sido enviadas por Leo Taxil.
Taxil trabajó como redactor de un periódico sensacionalista llamado «La Marotte», este diario llegó a ser clausurado por delito contra las buenas costumbres. Más adelante, Taxil fue condenado a ocho años de cárcel; sin embargo, logró huir a la ciudad de Ginebra donde engañó a los arqueólogos de toda Europa al afirmar que, bajo el lago Leman, se encontraban las ruinas de una ciudad romana.
Gracias a una amnistía pudo regresar a Francia y lo hizo convertido en un furibundo anticlerical. Fundó una librería y comenzó a escribir fascículos contra Pío IX, León XIII y la Iglesia en general. Sus publicaciones, con las que amasó una gran fortuna, tenían los siguientes títulos: ¡Abajo los curas!; ¡El hijo del jesuita!; Los crímenes del alto clero contemporáneo; León XIII, el envenenador; Los amores secretos de Pío IX, etc.
Aunque Leo Taxil se inició en la masonería fue expulsado al poco tiempo por un caso de plagio. La Encíclica «Humanun genus» contra la masonería, publicada por el Papa León XIII el 20 de abril de 1884, tuvo una gran repercusión mundial. Al año siguiente, Leo Taxil aparentó su reconciliación con la Iglesia Católica y, desde ese momento, comenzó a hacer un gran negocio con la publicación de numerosos libros antimasónicos. El primero de ellos se titulaba » Los Hermanos Tres Puntos. Revelaciones completas sobre la Masonería» (París, 1885). En este libro afirmó, por primera vez, que los masones practicaban el culto al diablo y glorificaban a Lucifer. Según el profesor José A. Ferrer Benimeli S.J.: «Leo Taxil puso sobre el tapete las más absurdas patrañas, que acompañaba de pasajes tomados de los verdaderos rituales masónicos».
En otro de sus libros, titulado «Las Hermanas Masonas», Taxil nos describe el <<culto del demonio>>, llamado Palladismo, allí se inventaba orgías en las que Lucifer era venerado como Príncipe y donde «Se debía adorar a Satanás, representado en forma de Baphonet, un ídolo con patas de cabra, pechos de mujer y alas de murciélago. El punto culminante consistía en la profanación de hostias robadas previamente». En este libro aparece Sophia Walder que, según Leo Taxil, era la bisabuela del Anticristo y la Gran Maestra del Palladismo. Según el Dr. Ferrer Benimeli » Una Gran parte de los periódicos católicos del tiempo llenaron diariamente columnas enteras con estas revelaciones y el propio Papa León XIII llegó a recibir al <<converso>> en una audiencia especial».
Como escritor, Leo Taxil creó una exitosa escuela antimasónica con numerosos seguidores. Entre sus discípulos más ilustres podemos encontrar al arzobispo y jesuita francés León Meurin, que escribió «La Francmasonería, Sinagoga de Satán (París,1893) y a Monseñor Armand-Joseph Fava, obispo de Grenoble, autor de «El secreto de la Masonería» (Lille, 1885).
Más adelante, Leo Taxil se inventó la existencia de Miss Diana Vaughan que era hija del demonio Bitrú. Durante dos años (1895-1896), Miss Vaughan, escribió en forma de fascículos las «Memorias de una Palladista». En todos estos textos, Miss Vaughan nos relata que, diez años antes de ser recibida en una logia americana, fue consagrada a Satán y que allÍ fue poseída por el diablo Asmodeus que le regaló como obsequio de bodas un poder milagroso y al mismo tiempo le trajo la cola robada del león de San Marcos y se la puso al cuello, etc. (2).
En su gira por el mundo, Diana Vaughan encontró a Taxil que, todos los meses, reproducía documentos auténticos del diablo y exhibía la firma del demonio Bitrú. Ante este delirio generalizado «La Civiltà Cattolica», órgano oficioso del Vaticano, elogió a la <<noble señora>> y a los << otros esforzados combatientes>>.
Del 26 al 30 de septiembre de 1896 se celebró, en la Iglesia de Santa María la Mayor de Trento, el «Congreso antimasónico de Trento». Asistieron unas ochocientas personas: 36 obispos, 50 delegados episcopales y otros 700 delegados. Se trataron los siguientes temas: doctrina masónica, acción masónica, oración y acción antimasónica, en un total de cinco sesiones.
El obispo de Málaga, Muñoz Herrera, mostró su adhesión enviando más de 100.000 firmas, protestando << contra la secta tenebrosa y diabólica, enemiga de Dios, del trono y de nuestra patria>>. Entre los asistentes, destacó la presencia del pretendiente al trono español, don Carlos VII, acompañado de la duquesa de Madrid y de la infanta doña Alicia quienes recibieron honores reales.
Durante el Congreso los obispos alemanes afirmaron que la misteriosa Miss Vaughan no existía. Sin embargo, durante su intervención, Leo Taxil se sacó de un bolsillo una foto de Miss Vaughan, Finalmente, el Congreso acordó que se crease una comisión para esclarecer la existencia de Miss Vaughan.
El 19 de abril de 1897, lunes de Pascua, Leo Taxil tenía previsto pronunciar una conferencia sobre el culto Palladista en la Sociedad Geográfica de París. Sin embargo, durante su intervención comunicó al numeroso público allí congregado: «que había conseguido la más grandiosa mixtificación de los nuevos tiempos, pues Diana Vaughan jamás había existido y que había estado engañando a la Iglesia Católica, durante doce años de un modo formidable». Tras esta confesión, el farsante Leo Taxil abandonó precipitadamente el salón de actos protegido por la policía. Leo Taxil falleció en la localidad francesa de Sceaux el 31 de marzo de 1907.
(1) Extractado de José A. Ferrer Benimeli (Universidad de Zaragoza). El contubernio judeo-masónico-comunista. Madrid. 1982. pp. 31-133. José A. Ferrer Benimeli. «Satanismo y Masonería». Museo Virtual de la Masonería UNED. De este texto se ha extractado algunas partes para la realización del presente artículo.
(2) Ferrer Benimeli, José A. «La Masonería». Madrid,2001. pp.103-108. De este libro, se han extractado algunas partes para la realización del presente artículo.
Sobre el autor: es Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valladolid. DEA en Farmacología por la Universidad de Valladolid. Médico. Actualmente Doctorando en Historia Contemporánea en la Universidad de Extremadura. Ha presidido la Gran Logia General de España y el Supremo Consejo de España.
Imagen de portada: Cartel publicitario del libro de Leo Taxil, «Los misterios de la Francmasonería». Fuente, Biblioteca Nacional de Francia.
Fuente: https://canarianfreemasonry.org/webglc/2021/08/21/la-leyenda-negra-antimasonica-3-el-escandalo-de-leo-taxil
dp
3 comentarios:
Muchas gracias QH
Hoy sería periodista de C5N.
Héctor Daniel Sagalovsky
Hermoso, gracias.
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