viernes, 29 de mayo de 2015

EL VERDADERO SANTO GRIAL?




Mucho se especula respecto de los mensajes ocultos que pudiera haber querido transmitir el genial Leonardo, a través de sus vastas obras, pero existe una obra, la cual, desde mi humilde punto de vista es una de sus mayores y mejores obras de arte, en cuanto a que resalto mas sus significados y mensajes ocultos, que por las imágenes en si mismas. Esta famosa pintura, denominada "La Última Cena", se encuentra plasmada en la pared sobre la que utilizó este Gran Maestro del Renacimiento, para expresar, no solo su arte, sino también, sus secretos. 

Se encuentra ubicada en el refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie en Milán (Italia).

Con un tamaño de un poco mas de 40 metros cuadrados, incontables expertos e historiadores, la consideran como una de las mejores obras pictóricas de todos los tiempos.

Antes de hablar de los posibles mensajes ocultos en esta obra; y en especial de la que sería la imagen de un bebé, como posible representación de la descendencia sanguínea de Jesús junto con la que sería María Magdalena -representada en esta pintura por la figura de Juan, ubicado en el 6º lugar, de izquierda a derecha-; los apóstoles se encuentran en cuatro grupos de a tres, dejando a Jesús solo, en el centro. De izquierda a derecha, están pintados -según se detalla en un manuscrito del siglo XIX del propio Leonardo- los apóstoles: Bartolomé, Santiago el Menor y Andrés; luego Judas Iscariote con pelo negro y barba negra, Simón Pedro y Juan, el único sin barba del grupo; Jesús justo en el centro de los doce; luego Tomás, Santiago el Mayor y Felipe, sin barba; después Mateo, con una barba muy corta, Judas Tadeo y Simón el Celote, como los últimos tres.

Pero, ¿que oculta esta gran obra de arte? ¿Es solo una pintura y ya? ¿O bien carga entre sus famosas líneas y pinceladas, un gran contenido simbólico? Y si este contenido oculto se corresponde a una verdad histórica, ¿porque Leonardo no quiso transmitirlo de manera explícita en su obra, ocultándolo dentro de sus mismos personajes y ademanes de éstos?

Pues bien, analicemos un poco:

Como ya mencioné en párrafos superiores, los doce apóstoles se encuentran agrupados de a tres, distribuyéndose, alrededor de un "solitario" y central Jesús, dos grupos de tres a cada uno de sus lados. Y aquí surge una pregunta, ¿porqué Jesús se encuentra casi solitario, en el centro de la obra? La posible respuesta sería, para dejar lugar a quienes deben "acomodarse a su lado" cuando se desvele lo oculto.

Empecemos a analizar de izquierda a derecha. El tercer apóstol, Andrés, se lo ve sorprendido por algo, mirando directamente hacia lo que sería el hombro derecho del quinto apóstol, Judas, quién éste a su vez mira hacia el "sexto apóstol sin barba", que en teoría debería corresponderse a la figura de Juan. Jesús, se encuentra ubicado en el centro de la mesa, con su mirada en dirección a algo que "no está", pero que se podría encontrar entre sus manos, delante de él. Luego, el apóstol Santiago, de verde, con una auténtica expresión de asombro, extendiendo sus brazos a cada lado de su cuerpo, con su boca entreabierta, y al igual que Jesús, dirigiendo su mirada atónita hacia el centro de la mesa, justo delante de Aquél. Luego, el apóstol Tomás, con su vista puesta en Jesús, levantando su mano derecha y alzando el dedo índice, como diciéndole al Mesías, "Eres el único, el primero... el Alfa", coincidiendo aquí, que Jesús, en la pintura, forma con su cuerpo, una clara "A". También, aquél dedo índice apuntando hacia el techo, y sumado al dedo pulgar asomando al lado, junto con el puño cerrado -de Tomás- forman una clara letra "L", por lo que podría ser una alusión o recordatorio, de parte de Leonardo, de que éste apóstol fue el que introdujo su dedo índice en la herida de "Lanza" que un soldado le propinó a Jesús, como también podría indicar la "L" de Leonardo, el propio pintor. El siguiente apóstol, que es Felipe, al igual que Jesús y Santiago, mira fijamente hacia el centro de la mesa, justo enfrente del Mesías, por lo que aquí vamos haciéndonos la idea de que ese centro de la mesa, justo delante del Maestro, es muy importante, aunque por ahora no podamos ver nada. Por ello, deberemos mirar en lugar de ver. Y para seguir analizando los apóstoles, llegamos al último grupo de tres, en donde se encuentran Mateo, Judas Tadeo y Simón el Celote. A este grupo se lo observa hablando entre ellos, y tanto Mateo como Simón, apuntan sus manos en dirección al mismo centro de la mesa, entre los brazos de Jesús, y si bien estos dos apóstoles no están dirigiendo sus miradas, como lo hacen los anteriores, sí aparentan estar hablando al respecto y dirigiendo sus manos a ese enigmático y céntrico lugar de la mesa de La Última Cena. 

¿Que es lo que a los apóstoles les llama tanto la atención justo en el centro de la imagen? ¿Debería haber algo que se encuentra oculto en otro lugar de la pintura? ¿Y si ese algo, fuera alguien? ¿Quien sería? O, ¿quienes serían?

De todos modos no me olvido de nombrar al apóstol del medio de ese último grupo de tres, quién es Judas Tadeo, respecto del cual, algunos dicen que es el propio autorretrato de Leonardo Da Vinci, con su mano derecha abierta y delante de su hombro y su mano izquierda abierta y apoyada sobre la mesa. ¿Que querrá decir este supuesto Leonardo, con estas posiciones de sus manos? ¿Podrá ser un mensaje oculto, de que debemos encontrar algo en el hombro de alguien, y que se encuentra apoyado sobre la mesa?

Veamos, y aquí podemos enfilar hacia la idea del bebé de La Última Cena.

Si observamos el hombro derecho de Judas -el 5º de izquierda a derecha, de celeste y verde- podremos notar, únicamente en su ropa celeste -y por sobre esta- que en conjunto con su brazo y antebrazo, conforman una clara figura de un bebé, con su cabeza mirando hacia el tercer apóstol -siempre en el mismo orden- quién éste también lo mira y se sorprende levantando sus dos manos. El supuesto bebé se encuentra como apoyado sobre el pecho de Judas.

Hasta aquí podemos observar al bebé fuera del contexto de señas, miradas y ademanes detallados mas arriba, con lo que ahora lo voy a ubicar donde debería estar, que es en el "centro de atención" de todos los participantes de la cena. Entonces, como la mayoría de los apóstoles, incluido Jesús, miran hacia el centro de la mesa, justo delante de Él, ubico la figura del bebé entre los brazos de Jesús, su padre. Pero, ¿y la madre? Bueno, si observamos al 6º apóstol -de izquierda a derecha- que en principio es Juan, este discípulo no tiene la fisonomía de un hombre, por lo que se supone que Leonardo dibujó a una pelirroja María Magdalena, esposa de Jesús, y madre del bebé, quién sería el Santo Grial, o descendencia, o linaje de aquel matrimonio. Por lo que deberemos reubicar a la que supuestamente es María Magdalena. ¿Donde la pondríamos? Pues al lado de Jesús, su esposo. Como verán en la siguiente imagen reacomodada, los tres -Jesús, María Magdalena y su hijo- se unen perfectamente por medio del mismo color celeste de sus vestiduras. Tanto el lado izquierdo de Jesús, como el lado derecho de María Magdalena y el bebé en su totalidad, son de color celeste. María Magdalena se ajusta perfectamente entre Jesús y los demás apóstoles de la derecha, sin olvidarme que ella también mira hacia su hijo. Los tres, unidos por el mismo color. También se puede observar que los lados opuestos de los padres son del mismo color rojo. Una simetría perfecta.

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Si volvemos a la pintura original, podremos ver que entre la figura de Jesús y la que sería María Magdalena, ambos conforman una gran letra M (2 líneas en azul y 2 líneas centrales en rojo), como que Leonardo quería decirle al mundo, y de una manera oculta, que en realidad es María Magdalena. Y si jugamos un poco con la geometría, podemos verificar que, partiendo de los dos panes laterales, sobre la mesa, formamos una segunda "M" (en rojo), -por lo que juntando ambas "M", formarían las iniciales de María Magdalena-, y en ambos lados de ésta 2º "M" se forman dos triángulos rectángulos (azul y verde), los que al juntarlos conforman un solo triángulo, como representando una perfecta triada, la cual es formada en conjunto por Jesús, María Magdalena y el hijo de ambos... el Santo Grial.

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Antes de mostrarles las imágenes completas, mas abajo, quiero resaltar el ademán que está haciendo el Apóstol Simón Pedro -ver en imagen superior, el que tiene su cabeza entre Judas y María Magdalena- el cual desliza su mano izquierda por debajo del mentón del supuesto Apóstol Juan -y que se considera aquí que es María Magdalena-. Con este ademán de Simón Pedro, aparentemente nos está diciendo la altura del bebé de La Última Cena, cuando a éste se lo reacomoda junto a sus padres en el centro de la pintura. Si vemos en la imagen superior -a la de arriba-, nos daremos cuenta que Simón Pedro nos está marcando la altura del bebé con su mano, la cual queda en perfecta posición con la cabeza del mencionado Santo Grial o bebé.
Y además, ¿qué es lo que le estará diciendo Simón Pedro -quien esconde un cuchillo en su mano derecha y por detrás de él mismo- a la supuesta María Magdalena? 

Aquí les dejo en limpio las imágenes, tal cual la pintó Leonardo, y mas abajo otras mas, solo que reacomodando y resaltando las miradas y ademanes de los apóstoles:

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Si bien no hay nada escrito -por lo menos que yo sepa- de parte del propio Leonardo Da Vinci, sobre lo analizado aquí, solo podemos sacar conclusiones al mirar y analizar la obra desde un punto de vista simbólico, pero respetando un alto grado de contenido histórico. Cualquier otra persona puede proveer otros puntos de vista, o bien ampliar o refutar lo expuesto aquí, por lo que queda en cada quién opinar si lo leído en este post puede tener relevancia histórica o no.

Copyright (Idea, textos e imágenes) © 2013 - by Nelson J. Ressio.

http://www.erminauta.com/2013/06/el-bebe-de-la-ultima-cena-del-genial.html


dp



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Abrazos y un verdadero honor tu publicación, Daniel querido!!!
Nelson J Ressio

Ale Armentano dijo...

Muy interesante....Para seguir investigando .
Gracias Daniel!

daniel pena dijo...

Excelente trabajo. Un privilegio disfrutarlo.
Gustavo Alberto Ureta Manus