martes, 22 de julio de 2025

lunes, 21 de julio de 2025

SUGERENTE SIMBOLOGIA USADA POR LA IGLESIA

  

EN 2019 SE USARON ESTOS DISEÑOS EN PANAMA EN EL MARCO DE UN ENCUENTRO INTERNACIONAL CATOLICO, PRESIDIDO POR EL PAPA FRANCISCO.

ES MUY LLAMATIVA LA SIMBOLOGIA USADA, RELACIONADA CON CUESTIONES QUE SE DAN DE PATADAS CON LA IGLESIA.

EN EL OBSERVADOR QUEDAN LAS RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS.





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domingo, 20 de julio de 2025

NUEVAS INTERPRETACIONES SOBRE EL CUERPO HUMANO



Se resolvió el verdadero Código Da Vinci: un dentista descifró el secreto geométrico oculto hace más de 500 años en el Hombre de Vitruvio


Rory Mac Sweeney halló una figura geométrica integrada en el icónico dibujo de Leonardo da Vinci y reveló fundamentos estructurales que la ciencia usó siglos después


Por Faustino Cuomo





El hallazgo se centra en una afirmación específica presente en las notas manuscritas que acompañan al dibujo. Según Mac Sweeney, esta referencia al triángulo equilátero no es metafórica, sino literal.

Durante más de cinco siglos, el Hombre de Vitruvio de Leonardo ha sido considerado una obra maestra que fusiona arte, anatomía y geometría. Sin embargo, el método exacto que permitió al artista encajar el cuerpo humano dentro de un círculo y un cuadrado seguía sin resolverse. Esa incógnita acaba de recibir una nueva interpretación.


El dentista e investigador londinense Rory Mac Sweeney descifró el supuesto “código geométrico” oculto en la figura, al identificar un triángulo equilátero entre las piernas del dibujo. El estudio fue publicado en la revista Journal of Mathematics and the Arts, y se basa en una frase de Da Vinci que había pasado inadvertida en sus anotaciones: “El espacio entre las piernas será un triángulo equilátero”. Mac Sweeney sostiene que esta figura es la clave geométrica del dibujo, y no una simple indicación compositiva.


Esta revelación resuelve un enigma que ha desconcertado a académicos desde el siglo XV. A diferencia de otras teorías, la propuesta de Mac Sweeney se ajusta con precisión a las medidas del dibujo original. En su análisis, plantea que Da Vinci resolvió la proporción desplazando los centros de ambas figuras: ubicó el del círculo en el ombligo y el del cuadrado en la ingle, lo que permitió que las extremidades se alinearan dentro de ambas formas sin romper la armonía visual.


Una pista ignorada en las notas de Leonardo

El hallazgo se centra en una afirmación específica presente en las notas manuscritas que acompañan al dibujo. Según Mac Sweeney, esta referencia al triángulo equilátero no es metafórica, sino literal. Su análisis vincula esta figura con una estructura anatómica conocida como el triángulo de Bonwill, descrita por primera vez en 1864 por el dentista William Bonwill. Este triángulo se forma al conectar los puntos donde la mandíbula inferior se articula con el punto medio de los dientes frontales inferiores. En promedio, sus lados miden aproximadamente diez centímetros.

La conexión entre esta estructura y el dibujo de Da Vinci sugiere que el triángulo oculto permite establecer una relación geométrica precisa: una proporción de 1,64 entre el lado del cuadrado y el radio del círculo. Esta relación coincide con lo que los matemáticos denominan proporción tetraédrica (1,633), característica de ciertas estructuras atómicas y configuraciones espaciales eficientes.

Geometría, anatomía y eficiencia estructural

El estudio plantea que la figura no solo representa proporciones ideales, sino que incorpora un principio geométrico observable en la naturaleza. Mac Sweeney explicó a The Independent, que el Hombre de Vitruvio constituye una representación visual de una ley natural de eficiencia estructural, anticipando observaciones científicas que no fueron formalizadas hasta siglos después.




Esta hipótesis encuentra respaldo en estudios anatómicos modernos. Un análisis publicado en 2019 sobre cien cráneos humanos identificó una proporción craneal promedio de 1,64 ± 0,04, en concordancia con la constante geométrica mencionada. Además, la odontología del siglo XX, especialmente a través del trabajo de George Monson, amplió el uso del triángulo de Bonwill para modelar la mandíbula humana como parte de una estructura tridimensional en forma de tetraedro.

Esta correspondencia sugiere que Leonardo, consciente o intuitivamente, habría reflejado un patrón geométrico que la ciencia reconocería mucho después. Su enfoque, según el artículo, no dependía de simbolismos esotéricos ni de la proporción áurea, sino de una observación empírica sustentada en la geometría del cuerpo humano.


Reconocimiento académico y validación empírica

El estudio ha sido sometido a revisión por pares y concluye que el Hombre de Vitruvio debe considerarse tanto una obra artística como una hipótesis científica sobre las proporciones humanas ideales. Journal of Mathematics and the Arts indica que la proporción hallada en el dibujo coincide con la estructura propuesta y con mediciones anatómicas modernas.

Investigaciones anteriores han comparado la obra de Leonardo con datos de más de 64.000 hombres y mujeres físicamente aptos, hallando que sus proporciones —altura de la ingle, ancho de hombros, longitud del muslo— se encuentran dentro del 10% de las medidas humanas actuales.


Para Rory Mac Sweeney, el hallazgo resalta la capacidad de Leonardo para anticipar principios estructurales universales. “Este dibujo encapsula una regla universal de diseño”, declaró al medio británico. “Muestra que el mismo ‘plano’ que la naturaleza usa para el diseño eficiente está en funcionamiento en el cuerpo humano ideal. Leonardo sabía, o intuía, que nuestros cuerpos están construidos con la misma elegancia matemática que el universo que nos rodea”.


Fuente: https://www.infobae.com/america/ciencia-america/2025/07/03/se-resolvio-el-verdadero-codigo-da-vinci-un-dentista-descifro-el-secreto-geometrico-oculto-hace-mas-de-500-anos-en-el-hombre-de-vitruvio


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sábado, 19 de julio de 2025

HITOS MASONICOS EN MONTEVIDEO



El 18 de julio y su alineamiento solar perfecto con la avenida: ¿herencia masónica o pura casualidad cósmica?


Cada 18 de julio, el sol atraviesa con precisión quirúrgica la avenida que lleva esa fecha como nombre. ¿Casualidad astronómica o diseño simbólico? Aquí las posibles respuestas



Por María de los Ángeles Orfila


A las 7:48 de la mañana, la luz entrará por el este como una flecha precisa. En la avenida 18 de julio, la principal arteria de Montevideo, justo en el tramo entre el Monumento al Gaucho y el Obelisco, el sol se alineará perfectamente con el asfalto. No es una casualidad cualquiera: sucede exactamente el 18 de julio, día de la Jura de la Constitución, en la calle que celebra ese hecho. Pero también ocurre el 25 de mayo, fecha de la Revolución de Mayo.

¿Capricho de la geometría urbana? ¿Conocimiento de alguien que supo leer el cielo? ¿O legado silencioso de un puñado de masones?

El astrónomo Gonzalo Tancredi ha pasado los últimos años estudiando planos, efemérides y archivos. Lo que ha encontrado lo tiene a medio camino –dice– entre una novela histórica “al estilo de Dan Brown” y una investigación astronómico-histórica sobre cómo el sol, la política y la masonería podrían haberse alineado, literalmente, en este punto de la ciudad.

Qué es el acimut de 65°


Primero, la explicación astronómica. Cada 18 de julio, el Sol sale con un acimut de 65°. El acimut es el ángulo medido sobre el horizonte desde el norte geográfico hacia el este: una forma de determinar la dirección exacta de la salida del sol. Ese día, ese ángulo coincide con la orientación de la avenida 18 de Julio entre las calles Bulevar Artigas y Javier Barrios Amorín. ¿Fue casual? La conclusión de Tancredi es que no: fue totalmente calculado. Una variación mínima –de apenas uno o dos grados, como la que ocurre unos días antes o después– desconfigura por completo la alineación.

Por supuesto, a lo largo del año hay muchas alineaciones posibles entre el sol y distintas calles o edificios. Pero Tancredi enfatiza esta coincidencia: “En este caso es con la avenida 18 de julio el 18 de julio”. Y, si eso no fuera suficiente para despertar sospechas, el mismo acimut de 65° se repite otro día del calendario: el 25 de mayo. “Ahí la sorpresa fue mayor, porque es el día de la Revolución de Mayo, una fecha muy importante para Argentina y, en aquel momento, muy significativa para toda América y también para Uruguay”, explica.

Y como si eso fuera poco, ambas fechas –25 de mayo y 18 de julio– están exactamente a la misma distancia del solsticio de invierno (el día más corto del año): 27 días antes y 27 días después del 21 de junio, cuando el sol sale con un acimut de 62°.

“Mi interpretación hasta el momento es que se buscaba asociar esa fecha tan relevante como el 25 de mayo, y encontraron que el 18 de julio tenía esa simetría. Ambas flanquean el solsticio de invierno. Y eligen explícitamente el 18 de julio para la Jura de la Constitución”, concluye el astrónomo.

Ahora entramos en dos terrenos que se solapan: la historia y los símbolos. “LaJura de la Constitución fue un hecho totalmente simbólico”, recuerda Tancredi. La Constitución del Estado Oriental del Uruguay ya había sido sancionada el 10 de setiembre de 1829. Y fue recién el 26 de junio de 1830 que la Asamblea General Constituyente y Legislativa resolvió que el acto de juramento –militar y civil– se realizaría el 18 de julio, en la actual Plaza Matriz.


¿Era domingo? Sí, era domingo. Pero si la intención era solo aprovechar el descanso dominical, Tancredi sostiene que bien podría haberse elegido el domingo 11 o el domingo 25 o cualquier otro (uno con mejor temperatura, por ejemplo).

Además, al revisar las actas de la Asamblea General, Tancredi nota la confluencia de nombres vinculados a la masonería, como los de Juan Benito Blanco y Cristóbal Echevarriarza. “La masonería estuvo muy presente en toda la gesta libertadora, por lo que a partir de aquí podemos entender la conexión con el sol, un elemento muy presente en su simbología, al igual que los solsticios”, comenta.



El poder del sol


Si todo lo anterior pudo haber sido una “casualidad” –marcando bien las comillas–, al incluir a la masonería hay que usar unas más grandes. El asunto también llama la atención de Álvaro Zunino, integrante de la Comisión de Patrimonio Histórico Masónico del Uruguay, quien reconoce que hasta ahora no se ha encontrado documentación que pruebe una intención masónica detrás de estas decisiones. Pero tampoco lo descarta. “Más que sospechoso, esto es muy sugerente”, dice a El País.

Cuando se diseñó la Ciudad Nueva –ese sector que iba desde la Plaza Independencia hasta el Ejido–, se trazó una avenida central con orientación este-oeste. Una decisión muy criticada en su momento por razones urbanísticas. “Una acera queda al sol casi todo el día y la otra a la sombra”, explica Tancredi. En invierno puede ser agradable, pero en verano, insoportable. Por eso lo más habitual es una orientación de rumbo medio, que permita horas alternadas de sol y sombra.

A fines de la década de 1830, cuando comienza a delinearse la Ciudad Novísima, aparece un personaje clave: el arquitecto italiano Carlo Zucchi, masón exiliado primero en Francia, luego en Argentina y finalmente en Uruguay. Zucchi toma nota de las críticas y propone un cambio: en documentos de la Comisión Topográfica de 1837 ya se observa que el trazado de la avenida gira y se orienta hacia el azimut de 65°. No solo esa calle: también sus paralelas –Colonia, Mercedes, Uruguay– adoptan la misma inclinación. ¿El resultado? Una orientación precisa hacia el punto donde el sol sale cada 18 de julio, en la calle que celebra esa fecha. Una decisión que hoy puede leerse como como la impronta simbólica de la luz en el nacimiento del país.

Tancredi señala: “Si uno ve los mapas de la época, el trazado final de 18 de julio es una línea perfecta de azimut de 65°”.

Zunino recuerda que Zucchi también fue el encargado del primer proyecto del Teatro Solís, en cuya fachada se insistió en incluir un sol. Y agrega otra curiosidad: la puerta principal del Palacio Masónico (en la calle Mario Cassinoni) apunta al este, “al nacimiento del Sol”, de modo que “si pasara un rayo de sol, llegaría hasta el sitial más elevado del Gran Templo”. Hoy esto no es fácilmente visible por las construcciones vecinas, pero era más notorio en el momento de su inauguración, en 1915 (el inmueble era la residencia de la familia de Eduardo Mac Eachen). Según explica, “nuestros templos tienen una simbología vinculada a los puntos cardinales e incluso a episodios astronómicos como los equinoccios y solsticios”, por lo que pensar en este “fenómeno luminoso era más que patente”.

La conexión se refuerza con la construcción, a posteriori, de la continuación de 18 de Julio de 8 de octubre hasta Bulevar Artigas, y con la colocación del Obelisco a los Constituyentes de 1830, punto de encuentro para quienes quieren asombrarse al ver al sol alinearse con la avenida. Erigido en 1938, Zunino explica que su autor, José Luis Zorrilla de San Martín, no era masón, pero el monumento es indiscutiblemente masónico. “Se encuentra en la única gran avenida que tiene forma de escuadra. Parece un compás en la esquina donde dobla y se forma un ángulo de 90 grados”, dice a El País. Y agrega: “Un obelisco es la condensación de la luz, un rayo de luz convertido en piedra”. Por otra parte, los valores que resalta el monumento –como la libertad, la ley y la fuerza– también resuenan con la filosofía masónica.


La última vuelta


Pero la cadena de conexiones no termina ahí. Tancredi plantea una última, más especulativa: la construcción del Estadio Centenario.

El estadio se levantó en conmemoración del centenario de la Jura de la Constitución, y su piedra fundamental fue colocada el 21 de julio de 1929. “Se dirá: ‘Bueno, no es el 18’. Pero el 18 de julio de ese año cayó jueves. El domingo siguiente fue 21. Y la Jura original también fue en domingo”, explica.

Tancredi destaca la importancia de ese gesto: “La piedra fundamental es otro símbolo relevante dentro de la cultura masónica”. Además, señala que si se continúa la traza de la avenida 18 de Julio, su proyección llega hasta el Estadio Centenario, a la altura de la tribuna Colombes. “Lo que no sabemos con certeza es dónde se colocó originalmente la piedra. Fue encontrada bajo la Torre de los Homenajes, pero sospecho que no era esa su ubicación inicial”, aclara.

Y añade un detalle más, que para él no es menor: en esa zona, la avenida Luis Morquio —continuación de 18 de Julio— está flanqueada por las calles Lord Ponsonby y Jorge Canning, diplomáticos británicos que, según Tancredi, fueron “tutelares de la Constitución de 1828” y promotores de la creación del Estado tapón entre Argentina y Brasil.

¿Casualidad, cálculo o convicción simbólica? Lo cierto es que la luz —literalmente— atraviesa el corazón de Montevideo cada 18 de julio, una fecha que define la identidad política del país. Ese día, la ciudad parece revalidar un pacto fundacional entre el cielo y la tierra, entre la arquitectura y la historia. Y si el sol señala con tanta precisión una calle, un día y una idea, quizás lo que llamamos azar no sea más que una forma discreta del orden.


Fuente: https://www.elpais.com.uy/vida-actual/ciencia/el-18-de-julio-y-su-alineamiento-solar-perfecto-con-la-avenida-herencia-masonica-o-pura-casualidad-cosmica


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viernes, 18 de julio de 2025

LA ULTIMA CARGA DE CABALLERIA

 




EL MITO: CABALLERÍA POLACA CONTRA LOS PANZER GERMANOS



Todos los que hemos leído acerca de la campaña alemana contra Polonia durante la Segunda Guerra Mundial en algún momento nos hemos topado con un capítulo ampliamente difundido y que tiene tintes de leyenda. 


La imagen de cientos de soldados de caballería polaca, los ulanos, atacando directamente a los tanques alemanes se ha vuelto un clásico en el internet y en las redes sociales de temática histórica y de curiosidades.


¿Pero esto ocurrió?


Todo comenzó el mismo día que se inició la invasión alemana cerca del poblado de Krojanty en horas de la tarde. El “Corredor Polaco” era uno de los principales objetivos de la Wehrmacht, ya que les permitiría comunicación directa con la Prusia oriental, y eso lo sabía el Alto Mando polaco. Razón por la cual habían colocado ahí a varias divisiones de infantería así como a la Brigada de Caballería “Pomorska”. Dada su ubicación, teniendo a los alemanes a ambos lados, era obvio que la posición era insostenible, pero habían sido colocados ahí con la finalidad de retrasar el mayor tiempo posible al enemigo.


Para cubrir la más que segura retirada, se encontraba el 18° Regimiento de Lanceros Ulanos "Pomorskich", dirigidos por el coronel Kazimierz Mastalerz, además de algunos regimientos de infantería que contaban con tanquetas TK.


Hasta el mediodía del 1 de septiembre, las tropas polacas, consiguieron contener a las fuerzas del general Heinz Guderian, pero poco a poco comenzaron a retroceder, superados en número por los atacantes. Mastarlerz ordenó que se rechazara a los alemanes a toda costa, para cubrir a las tropas que se retiraban. Las tanquetas con que contaban los polacos eran viejas, así que fueron dejadas para que sostuvieran las posiciones. Al mismo tiempo, dos escuadrones de lanceros, unos 250 hombres, montaron en sus caballos y empezaron a rodear el flanco alemán para intentar un ataque por la retaguardia.


No pasó mucho tiempo para que encontraran la oportunidad que buscaban, en un claro del bosque de Tuchola, un batallón de infantería motorizada alemán avanzaba despreocupado. Los polacos vieron que era factible efectuar una carga y sin pérdida de tiempo se lanzaron sobre la infantería enemiga, a la que lograron dispersar causándole unas 20 bajas, sin que los polacos tuvieran apenas pérdidas. Pero cuando Mastarlerz ordenaba reagrupar a sus hombres, aparecieron unos vehículos blindados ligeros alemanes, quizás llamados por la infantería, armados con cañones automáticos de 20 mm y ametralladoras, y abrieron fuego de inmediato sobre los jinetes polacos, que totalmente expuestos, empezaron a galopar intentando llegar al abrigo de una colina cercana. El propio coronel Mastarlerz y cerca de 20 de sus hombres fueron muertos y otros 60 heridos. Sin embargo, gracias a su decidida acción los ulanos consiguieron ganar tiempo para la retirada de dos batallones polacos que estaban siendo atacados en la cercana Batalla de Chojnice.





Al día siguiente, unos corresponsales de guerra italianos en la zona, vieron los restos de la caballería polaca. Al consultar acerca de lo que había pasado los soldados alemanes dijeron que aquello era consecuencia de que los jinetes polacos habían cargado contra los carros de combate. Probablemente los alemanes intentaron con esto presentar al ejército polaco como obsoleto frente a sus modernas fuerzas mecanizadas. Los italianos de inmediato transmitieron la información y el resto es historia conocida.


Lo que no dijeron los alemanes fue que los polacos con su ataque valientemente habían retrasado su avance “por una intensa presión de caballería", forzando a Guderian a enviar sus fuerzas blindadas para evitar más contratiempos.


Al llegar la noticia al bando polaco, estos también aceptaron la mentira pues ensalzaba el valor de su caballería.


En realidad, los enfrentamientos entre la caballería polaca y los panzer sí se produjeron pero con los jinetes polacos luchando como infantería, y utilizando sólo sus caballos para desplazarse rápidamente a otros lugares del frente, y consiguiendo éxitos como el de la Batalla de Mokra.


Fue así como nació la leyenda que, si bien ya fue develada por varios historiadores, estamos seguros continuará circulando tanto en los libros como en el internet.


Fuente: @Historia Universal PND



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