domingo, 16 de marzo de 2014

In Memoriam de Jacques de Molay

A 700 años del asesinato de Jacques de Molay dedico esta recordación al Gran Maestre de los Caballeros Templarios, muerto el 18 de Marzo de 1314.
Su muerte es otro acto de injusticia, arbitrariedad y desprecio a la vida, cometido por la Iglesia Católica.

dp




In Memoriam Jacques de Molay
 por Dora Castiglione

Jacques Bernard de Molay (1240 o 1244 - 18 de marzo de 1314) fue un noble franco y último Gran Maestre de la Orden del Temple.
Jacques Bernard de Molay nació en Borgoña entre 1240 y 1244, hijo de Juan, Señor de Lonvy, heredero de Mathe y Señor de Rahon.
En 1265, se unió a la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo (más tarde llamados Caballeros del Templo de Salomón), conocidos comúnmente como Caballeros Templarios u Orden del Temple.
En 1293 recibe el título de Gran Maestre tras la muerte de Thibaud Gaudin el 16 de abril de 1292. Así se convirtió en el 23.° y último Gran Maestre.
Organizó entre 1293 y 1305 múltiples expediciones contra los musulmanes y logró entrar en Jerusalén en 1298, derrotando al Sultán de Egipto, Malej Nacer. En 1300 organizó una incursión contra Alejandría y estuvo a punto de recuperar para la Cristiandad la ciudad de Tartus, en la costa siria.
En 1307, el Papa Clemente V (Beltrán de Goth) que había llegado al papado gracias a un intercambio de favores con el Rey de Francia,   y éste (Felipe IV “El Hermoso”)  ordenaron la detención de Jacques de Molay bajo la acusación de sacrilegio contra la Santa Cruz, simonía, herejía e idolatría .
Jacques de Molay, de 71 años de edad, príncipe de la cristiandad, padrino de un hijo del rey de Francia, muestra señales de cansancio en 1314 tras 7 años de prisión, incluso desequilibrio mental. Sin duda una profunda depresión y decepción le invade. Tras la Bula papal la Orden ha quedado suprimida en 1312 pero existen responsabilidades que el Rey desea sean depuradas. Todo está preparado para que en el gran juicio - el Pontífice nombra jueces a tres Cardenales de la Santa Iglesia - ante el pueblo de París, 13 altos responsables de la Orden reconozcan su culpabilidad y acepten la “perpétuelle prison”. Todo está decidido de antemano. Los Cardenales dictan sentencia el 18 de marzo de 1314. Jacques de Molay, subido a un podio en la explanada delante de la iglesia de Notre Dame, escucha la sentencia que es a cadena perpetua. Se espera del Gran Maestre un silencio en señal de sumisión, aceptación de su culpabilidad y acatamiento de la sentencia. Pero en contra de todo pronóstico Jacques de Molay se revuelve. Se levanta y pide hablar. Se rebela y no acepta reconocerse culpable, ni él ni la Orden. Se desdice de su confesión anterior que le fue arrancada con suplicio y pide perdón a Dios por haber aceptado entonces denigrar a la Orden. Proclama ahora en público la inocencia de la Orden. El Comendador de Aquitania sigue ahora a su Gran Maestre.
Los Cardenales, en línea con Pilatos, entregan a los condenados al preboste de París que los pone en prisión. El Rey queda informado de inmediato. Sabe que se precisa una decisión rápida y Nogaret consigue reunir el mismo día el Consejo Real en el palacio, el cual decide ejecutarlos, lo que puede hacer pues el Rey es juez. Y ese mismo día, al atardecer, Nogaret ha conseguido preparar la hoguera.
Jacques de Molay y el preceptor de Normandía Geoffroy de Charnay son conducidos a una pequeña isla en el río Sena de París donde se prepara el suplicio.

Molay sube a la hoguera instalada en la isla de los judíos, detrás de los jardines del palacio del rey, pide que le desaten las manos para poder juntarlas para rezar. Es el 18 de marzo de 1314. Otros 113 templarios le habían precedido en la hoguera.
“Dieu vengera notre mort “  dijo Molay y a continuación ya atado al poste pidió que lo dieran vuelta  para ver Notre Dame y morir mirando al Oriente. Y desde allí maldice a quienes han perjudicado a la Orden. Y predice que el Rey, su ministro el canciller real Guillermo de Nogaret y el Sumo Pontífice Clemente V morirán antes de que pase un año.
Mientras ardía en la hoguera, mirando las torres de Notre Damme (según fue su último deseo), su voz bramó:
"Dios sabe quién se equivoca y ha pecado.  Y la desgracia se abatirá pronto sobre aquellos que nos han condenado sin razón.  Dios vengará nuestra muerte. Señor, sabed que, en verdad, todos aquellos que nos son contrarios, por nosotros van a sufrir.  Clemente, y tú también Felipe, traidores a la palabra dada, ¡os emplazo a los dos ante el Tribunal de Dios!... A ti, Clemente, antes de cuarenta días, y a ti, Felipe, dentro de este año...Malditos...malditos...malditos hasta la tercera generación de su raza."

En el plazo de un año, dicha maldición  comenzaba a cumplirse, con la muerte de Clemente V († 20 de abril de 1314,  apenas un mes y días  después de la muerte del Gran Maestre);   Luego le seguiría el Rey de Francia de Felipe IV (según Maurice Druon en LOS REYES MALDITOS) , a causa de un accidente cerebrovascular durante una expedición de caza el 29 de noviembre de 1314) ; y finalmente el inquisidor de Felipe, Don Guillermo de Nogaret (envenenado ese mismo año).

Y la maldición continúa verificándose. El Papa, el Rey y Nogaret, los tres mueren antes de pasar un año. Pero también los hijos del rey Felipe El Hermoso (Luis, Felipe y Carlos) estaban allí  presentes. La dinastía capeta, que desde el siglo X había tenido ininterrumpidamente un heredero varón directo a la muerte de cada monarca, tiene ahora varios hijos varones preparados para asegurar la sucesión de Felipe El Hermoso.  Pero ninguno llegará a destino...
Los tres están ya casados. Luis, el primogénito, es ya padre de Juana, la futura reina de Navarra. Molay maldice la dinastía y predice que estos tres príncipes morirán sin asegurar descendencia de varón al trono. Y también se verifica. Dos años más tarde muere en 1316 el rey Luis  X  y su hijo varón póstumo Juan muere unos días después de nacer. Su hermano Felipe V muere también sin descendencia de varón en 1322 y su tercer y último hermano Carlos IV lo hace del mismo modo en el año 1328.

Son los “reyes malditos”, que darán paso a una nueva rama dinástica:  los Valois.


Hoy, a 700 años de aquella injusta masacre cometida contra el último Gran Maestre de la Orden del Temple,  se elevan nuestras plegarias por él y por todos los mártires víctimas de tal persecución.

La Orden aún espera JUSTICIA y RESARCIMIENTO, no sólo de parte de las Cúpulas Eclesiásticas sino desde la Humanidad toda.




NON NOBIS DOMINE, NON NOBIS, SED NOMINI TUO 
DA GLORIAM



dp

4 comentarios:

Mabela dijo...

Tema sumamente interesante y muy bien tratado.Graciad!

Unknown dijo...

me encanto ver el tren que usaban los presidentes en Argentina -ademas de la historia de la Mazoneria fácil
de entender y muy completa -excelente toda la pagina -un abrazo

Anónimo dijo...

te felicito por las imagines del tren y la reseña hecha -todo lo dicho de la Mazoneria muy completo y facil de entender y bueno tu trabajo habitual sobre el CEMENTERIO DE LA RECOLETA -felicitaciones un abrazo

Anónimo dijo...

Buenísimo, Daniel. Tengo la estatuilla en casa, la traje de España.
Juan Claudio Allevato