miércoles, 19 de abril de 2006

LA BIBLIA JUNTO AL CALEFON

Vemos darse ya en todo el mundo occidental, al menos, un fenómeno extraño: gobernantes que profesaban ideas políticas de izquierda o totalitarias en su juventud o hasta fueron militantes o dirigentes de partidos de esas tendencias, pero hoy, ya en el poder, se convierten al otro extremo del arco ideológico o declaman una cosa y, simplemente, hacen lo contrario.
Toda esta idea la vengo madurando desde hace un tiempo, cuando de golpe, casi por arte de magia, charlando con un representante de la Fundación alemana Conrad Adenauer, este me hacía ver, respaldándose en unos estantes de libros impresos por esta institución que estaban ubicados a nuestras espaldas, de cómo los alemanes nos venían a enseñar sobre la democracia y las libertades.
Bienvenido lo bueno, venga de donde venga, incluso, en algunos casos, no importa de su pasado, pero debemos de tener mucho cuidado y solo tomar lo que realmente necesitamos.
Sabemos que 60 años en la historia de la humanidad equivalen a apenas segundos y hace solo esta cantidad de tiempo concluía la segunda guerra mundial.
Si bien hay que reconocer el derecho que tiene todo ser humano de cambiar de punto de vista, en este caso de ideología y hasta hacerlo en forma abrupta y contundente, cuando alguien me quiere hacer ver sus tradiciones democráticas y liberales debe de sacar pergaminos avalados por años de conducta y ejercicio de las mismas. Así de terminante soy en este punto de vista, no sea cuestión que Al Capone me quiera vender leche ahora.
Al parecerme muy soberbia la aseveración de este funcionario, de nacionalidad argentina, pero compenetrado con ideas que se viven ahora en Alemania y que vienen a exponer dando clases y poniéndose como ejemplo a imitar, al mirar los estantes llenos de libros titulados con palabras tan caras a los amantes de la libertad, de pronto se me ocurrió decirle: ... “acá falta un libro: ¿ cómo convertirse de nazi a demócrata liberal en menos de 24 horas?...(sobre todo después de una rendición incondicional?)”.
Por supuesto que esta persona se quedó pasmada por mi reacción y ahí mismo se termino nuestra conversación.
Reconozco que tuve una salida muy agresiva, pero confieso que me duele mucho que me traten de enseñar algo aquellos que hasta hace solo segundos, comparado con el tiempo de desarrollo de la humanidad, en nombre de su pedantería racial, arrasaban medio mundo dejando solo cadáveres a su paso.
También debo reconocer que no todos los alemanes eran nazis, que no todos asesinaron, que no todos eran totalitarios. Solo digo que muchos apoyaron a ese régimen, que hasta lo votaron, que fueron a la guerra a matar y morir en su nombre, que se rebajaron a lo peor de la condición humana para exterminar a los que no eran como ellos y que hasta seguían declamando su condición de partidarios de determinada ideología macabra al momento de la capitulación y por las décadas que se sucedieron.
Algo muy similar a este fenómeno vimos después de la caída del muro de Berlín, claro que aquí era otra la ideología política involucrada, tan siniestra como la anterior.
Putin, de cabeza de la tenebrosa KGB hoy es presidente de una democracia enclenque que mata minorías rebeldes en pequeños enclaves montañosos de la vasta Rusia. Habrá dejado de ser comunista, de la noche a la mañana, pero sigue siendo un claro exponente del imperialismo.
El austriaco Kurt Waldheim, de oficial de las SS pasó a converso humanista encabezando, nada más y nada menos, que las Naciones Unidas y luego fue presidente de su civilizado país, hasta que sus conciudadanos se enteraron de su pasado y lo obligaron a pagar en su vejez los pecados de juventud.
Pero con el paso del tiempo siguieron apareciendo ejemplos de transmutación violenta de doctrinas.
Por relatar solo algunas, pero que son muy conocidas ya, podemos citar a los socialistas españoles de Felipe González, a los franceses de Mitterand, a los Trabhalistas de Brasil con Lula a la cabeza, a Toledo en Perú, a Lagos en Chile, a Tabaré Vázquez en Uruguay, o el recientemente asumido Evo Morales, en Bolivia, que hasta hace solo días despotricaba contra el imperio yanqui y hoy hace declaraciones públicas laudatorias del mismo y posterga las reivindicaciones de sus paisanos, los campesinos.

La "evolución" de Lula da Silva, Presidente de Brasil



Hasta hace poco, el Frente Amplio uruguayo participaba de cualquier tipo de lucha que se cruzaba en su camino, solo por estar en contra del oficialismo. Hoy, que son gobierno, se olvidan que votaron en contra de las papeleras, reciclándose en acérrimos impulsores de las mismas. Nos quieren hacer creer que estas papeleras solo verterán al río una mezcla de agua bendita y rosas. Todo esto porque solamente cambiaron de lado del mostrador.
Ahora vemos que muchos antes volcados a la izquierda, hoy, pasados 30 años, siendo ya gobierno...y empilchando en Cristian Dior, entre ellos el Presidente Kirchner y su esposa, ex senadora de una provincia y hoy representante de otra, dejan de lado sus posturas principistas y setentistas, bajan un discurso reinvindicador de su origen, pero a la hora de firmar decretos se olvidan de todo y, en nombre del “pragmatismo”, palabra tan de moda, se acomodan rápidamente esgrimiendo sus capacidades de fácil interpretación de lo que suponen les reclama el pueblo.
Incluso las presuntas fuerzas insurreccionales Montoneros tuvieron su origen entre militantes de Acción Católica, caso Firmenich y algún otro, fueron funcionales a la dictadura de Onganía en el secuestro y asesinato de Aramburu, pasaron después a declamar la “patria socialista”, renegaron de su mentor peronista y terminaron siendo gerentes de Bunge y Born o gozando exilios dorados en las playas de España, mientras hablan de la revolución degustando daiquiris.
¿Es que nada de lo que se cree, se asume, se pregona y hasta se es capaz de declamar hasta dejar la vida por ello, ahora, cuando ya poseen los resortes del poder, de pronto no sirve o hay que adaptarlo a las contingencias del momento?.
NO quiero decir con esto que un gobernante deba atarse incondicionalmente a sus posturas originales, que no debe tener capacidad de corregir rumbos o adaptarse a determinadas circunstancias, pero SI digo que debe tener coherencia ideológica y un solo discurso acorde con su actuación.
No olvidemos el régimen menemista, que se apoyaba en el General Cangallo, pero que no dudo en liquidar las ya famosas joyas de la abuela, en nombre de la eficiencia y la modernidad, o de echar por tierra conquistas sociales elementales, o de multiplicar varias veces la deuda externa a costa de la miseria general, entre otras calamidades.

No podemos seguir sumergidos en el doble discurso, en definitiva. Más añorando épocas pasadas, pero ahora gobernando en nombre de la globalización o de los titulares de los diarios.
Es fácil hablar de ideales, de revoluciones, de cambios profundos, cuando la realidad está en otro lado.
Pasa como en el tango...vamos a encontrar la Biblia junto al calefón.
Lo bueno sería que pase como en la vida... que la Biblia este en su lugar... y el calefón en otro... bien lejos uno del otro, aunque usemos los dos, pero solo en la medida en que los necesitemos.
Sino, la vida es convertirá en un cambalache.




dp

No hay comentarios.: