Algunos dicen que fue el 15, otros el 16 (de junio de 1982).
Acuerdan que fue posterior a la rendición. Seineldín ordenó a un capitán de logística juntar los sables de los oficiales de su unidad y los hizo llevar al aeropuerto. Luego de realizar una formación en la que se arrió la bandera del Regimiento, a un oficial le cupo la tarea de recortarle el sol.
También se le separó el escudo nacional y la moharra, que es la punta metálica que coronaba el asta.
Luego de realizar una formación en la que se arrió la bandera del Regimiento, a un oficial le cupo la tarea de recortarle el sol, el escudo y quitar la moharra. Hoy estos objetos se guardan en el museo del Regimiento 25 en Colonia Sarmiento, Chubut.
Cuando tuvieron todos los sables, fueron cubiertos con el paño de esa bandera sin sol. Luego los envolvieron en un plástico al que ajustaron con cinta de embalar. Seguidamente, con una manta se arrolló ese paquete y repitieron el procedimiento de la cinta. Una vez realizada esta tarea, lo ajustaron dentro del recipiente usado para transportar munición de 105 milímetros. El recipiente se selló con cinta y posteriormente se envolvió en plástico, que volvió a ser asegurado de la misma manera. Todo fue introducido en un cajón de munición y vuelto a cubrir con plástico asegurado con más cinta.
Los soldados del Regimiento 25 escogieron un lugar secreto en las islas para enterrar los sables y la bandera. Allí juraron volver para recuperar las islas y los objetos que quedaron en la turba malvinense.
Escogieron un lugar de las islas que los testigos a lo largo de los años lo visitaron y que aseguran que está tal cual lo dejaron en junio de 1982. Su localización exacta aún se mantiene en el máximo secreto.
Allí Seineldín, junto a algunos de sus oficiales, enterraron ese paquete en una suerte de ceremonia muy reservada. Alrededor del pozo que habían cavado, les hizo juramentar que sus hijos o bien sus nietos serían los encargados de regresar a las islas a desenterrarlos para volver a recuperarlas.
"Tienen la obligación de hacerlo…", insistó.
Y taparon el pozo.
Por Adrian Pignatelli
dp
1 comentario:
Rituales son rituales.
Janusz Chojnacki
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