Por Antonio Las Heras - Para LA GACETA - Buenos Aires 21/1/2024
Aunque nunca haya leído siquiera uno de los cuentos policiales que lo tienen como protagonista, todo quien escucha “¡Elemental, mi querido Watson!”, entiende que se está refiriendo a una frase dicha por Sherlock Holmes. Tanto es así, que ya se ha convertido en una expresión popular.
La sorpresa llega cuando señalamos que eso jamás fue dicho por el detective que moraba en Baker Street, 22, B, de Londres.
En efecto, no se encuentra en ninguna de las cuatro novelas y 56 relatos que Sir Arthur Conan Doyle (1859/1930) le hizo protagonizar a este inmortal investigador.
Indagando, veremos que solamente hay una ocasión cuando Holmes dice algo aproximado. Es en “El Perverso” (título que hace referencia a su eterno enemigo, el profesor Moriarty), obra publicada en Strand Magazine en 1883, e incluida posteriormente en las Memorias de Sherlock Holmes, editadas en 1894.
Allí el doctor Watson, ayudante de Sherlock Holmes, ha contraído matrimonio. Es entonces cuando el detective lo visita para solicitarle ayuda en la resolución de un misterio que tiene entre manos. Al reencontrarse, Holmes deduce diversas circunstancias sobre la vida que su amigo está atravesando. Así, observa, por las cenizas que tiene en la chaqueta, que Watson carga su pipa con el mismo tabaco de siempre y, a la vez, descubre que está muy ocupado.
Watson no comprende cómo su amigo puede haber llegado a esa conclusión y lo interroga al respecto con especial interés. Sherlock le responde que es porque le conoce la costumbre de tomar un cabriolé solamente cuando está muy atareado; mientras que camina por las calles cuando no lo está. Habiendo observado que las botas de Watson tienen polvo suficiente para haber estado fuera de la casa, pero no lo bastante para haber andado a pie, ha deducido que utilizó un cabriolé; esto es, un coche tirado por caballos.
Es cuando ocurre el siguiente diálogo:
“¡Excelente!”, afirma Watson.
“¡Elemental!”, agrega Sherlock Holmes.
Y eso es todo. Nada más aparece en ninguna parte de la obra debida a la pluma de Conan Doyle.
Entonces, ¿cómo surgió esta expresión que se hizo tan repetida y popular? Ocurre que si bien en las aventuras del detective londinense hay varias ocasiones en que utiliza por un lado el término “elemental” y en otras “querido Watson” en forma separada, nunca ocurre con ambas combinadas.
“Elemental, mi querido Watson”, aparece recién en las películas que fueron realizadas usando como base la obra escrita por Conan Doyle.
Concretamente, la famosa frase aparece por primera vez en el largometraje de 1939, titulado Las aventuras de Sherlock Holmes” Para entonces el creador del detective llevaba nueve años de fallecido.
En verdad, quien utilizó la expresión completa, por vez primera, fue el escritor Pelham Grenville Wodehouse (1881/1975) en su novela Psmith Journalist publicada en 1915, que no tiene a Holmes entre sus protagonistas. Pero, en uno de los diálogos, el protagonista, Psmith -que es quien brinda el nombre a la novela– responde diciendo: “Elementary, my dear Watson, elementary”, buscando rememorar algunos remates de los diálogos entre Sherlock Holmes y su asistente.
La cuestión se entiende mejor si tenemos en cuenta que P. G. Wodehouse fue un escritor humorístico británico que gozó de un extraordinario éxito en vida. Este detalle en su novela es, claramente, un tinte irónico, humorístico. Por supuesto que el autor nunca ha de haber pensado que aquella frase habría de alcanzar tanta popularidad y, mucho menos, que sería atribuida a las obras de Conan Doyle.
Wodehouse fue reconocido por la calidad literaria de sus obras, recibió un doctorado honoris causa por la Universidad de Oxford. Entre sus admiradores estuvo George Orwell.
Antonio Las Heras - Doctor en Psicología Social, filosofo, historiador y escritor. Es autor de Las búsquedas espirituales de Ricardo Güiraldes y otros escritos sobre escritores y escrituras.
dp
1 comentario:
Excelente!
Juan Manuel Basualdo
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