martes, 26 de octubre de 2021

CIRCUITO DANTE ALIGHIERI EN BUENOS AIRES (VI)


SERA EL 11/12/2021


CONMEMORAMOS LOS 700 AÑOS DEL FALLECIMIENTO DE DANTE ALIGHIERI





A 700 años del paso a la inmortalidad del gran poeta florentino nos sumamos así a esta conmemoración.


El día sábado 11 de Diciembre, a partir de las 16 hs., recorreremos un nuevo circuito dedicado al Dante Alighieri y su Divina Comedia y relataremos, además,  parte de la riquísima historia de la ciudad de Buenos Aires.


Con el historiador y escritor Juan Bautista Tingueli visitaremos hitos relacionados con el Dante, como la iglesia de San Francisco de Asís, el Palacio Barolo y la escultura de El Pensador de August Rodin emplazada en la Plaza Mariano Moreno (parte  del complejo de la Plaza Congreso), desentrañando así los vínculos entre Dante Alighieri y la República Argentina, en una historia increíble y cargada de esoterismo, que suma como ingrediente la actuación de sociedades secretas. 


Juan Bautista Tingueli es el autor del libro “El Gran Maestre”, que plantea la hipótesis consistente en que los restos mortales del poeta florentino se encuentran en la República Argentina, poniendo a la ciudad de Buenos Aires como una de las urbes más esotéricas y ricas en historia en todo el mundo.


Costo 1000 $ por persona. Pago adelantado por Mercado Pago: https://mpago.la/1LDqDrt  (si optan por esta vía por favor mandar el comprobante del depósito, por correo electrónico, así sabemos a quien imputar el pago). También pueden abonar en efectivo al momento de la visita guiada. En caso de haber efectuado el pago y no pudiendo concurrir a la visita, el mismo podrá ser imputado a la siguiente fecha a concretar.


Punto de encuentro. Puerta principal de la Basílica de San Francisco de Asís, en las calles Alsina y Defensa. 


Se suspende por lluvia. Llevar calzado cómodo y algo para beber. Duración del recorrido de unas dos horas, aproximadamente.


Reservas a danielpena1872@gmail.com o Facebook: Daniel Pena dp




dp







En el  Barolo







viernes, 22 de octubre de 2021

jueves, 21 de octubre de 2021

RAFAEL DE LA TORRE, UN CUBANO EN BUENOS AIRES

 




Recién hoy me entero y llora mi corazón. Fuimos amigos, aunque hace varios años que no lo veía. 


Disfruté mucho de su grupo Clave Cubana, junto a Ibrahim Ferrer Jr., en ese legendario boliche Ron y Son (luego Cuba Mia), ubicado en Venezuela y Salta, de su amada Buenos Aires. 


Cuantas noches juntos y cuantos tragos compartidos. 


Una voz privilegiada que ni el ron ni el tabaco pudo corromper. Una alegría que emanaba de su interior. Un seductor nato, como pocas veces vi en la vida.


Un talento ilimitado y, por sobre todas las cosas, un gran tipo.


Gracias, nuevamente, por haberme dejado acercar con tu amistad y buena onda con todos. Te guardo en mi corazón por siempre.



dp








Una semblanza



Fuente: https://www.telam.com.ar/notas/202104/552511-el-artista-cubano-rafael-de-la-torre-murio-a-los-69-anos-de-coronavirus-en-buenos-aires.html



Quien fuera integrante del núcleo fundador del Movimiento Nueva Trova en su país y radicado en la Argentina desde 1993, falleció en el porteño Hospital Méndez, donde se encontraba internado hace alrededor de un mes.



La música le dice adiós a Rafael de la Torre


El músico, poeta y actor cubano Rafael de la Torre, de 69 años, integrante del núcleo fundador del Movimiento Nueva Trova en su país y radicado en la Argentina desde 1993, falleció este jueves en el porteño Hospital Méndez donde se encontraba internado hace alrededor de un mes con coronavirus.


El artista, que aquí se integró a la escena musical cubana y caribeña de Buenos Aires, nunca dejó de apelar a sus dotes histriónicas para acompañar al certero cantante capaz de entonar sones y boleros como piezas de contenido social.


“La columna vertebral de mis presentaciones pasa por el actor que es quien, de la mano de las canciones y los textos, permite estar mirando siempre hacia el stress de la inseguridad", se definió en una entrevista con Télam en 1997.


Rafael nació en Camagüey el 30 de julio de 1951 y allí, además de su pertenencia trovadoresca, integró los grupos Agramonte, Guaican, Tributo, Jelengue y el Conjunto Nacional de Espectáculos y fue parte de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.


De esa primera época de su vida artística son sus canciones "Luciérnaga", "Aún no sé corazón" y "Canción para un fin de siglo" y también el protagónico en el musical "Para Habana me voy".


Antes de afincarse en la Argentina pasó por más de una treintena de países entre los que se contaron Finlandia, Suecia, España, Suiza, Noruega, Angola, Turquía, Rusia, Alemania, Venezuela y México.


En otro reportaje, en este caso al diario La Nación, De la Torre reseñó su ligazón con la Argentina: “En 1993 estaba en casa de Silvio Rodríguez para su cumpleaños y Fito Páez me preguntó un poco en broma por qué no iba a la Argentina. Y quién te dice que no haya sido eso una especie de lucecita; al poco tiempo vine de gira”.


“Regresé en junio del otro año y entonces ya conocí a mi mujer, Patricia. Luego llegó (el hijo de ambos) Santiaguito. Es así, Buenos Aires te atrapa. Es que mi generación está absolutamente penetrada por la cultura argentina, sobre todo por las películas de Mirtha Legrand, Pedro Quartucci, Niní Marshall...”, repasó en esa charla de 2003.


Una vez aquí supo desplegar su música tanto en modo cantautor -solo a guitarra y voz o en formato de dúo y trío- como plegarse a formaciones más numerosas y rítmicas.


Sobre el carácter de sus presentaciones solistas, dijo a esta agencia y sin dejar de apelar a la ironía: "Mezclo anécdotas, textos de Oliverio Girondo, canciones de Silvio Rodríguez, Noel Nicola y Augusto Blanca, hago un homenaje a la trova tradicional cubana y también canto temas míos, para poder desarrollar el concepto de la diversión higiénica".



RON Y SON, VENEZUELA Y SALTA


En ese trayecto compartió escenarios y grabaciones con Ibrahim Ferrer Jr. (llegando incluso al Festival Nacional de Folclore de Cosquín) y juntos impulsaron la agrupación Clave Cubana, conformada por músicos de ambos países.


Ese peculiar universo de la música cubana en la ciudad perdió hace 13 días, también por culpa de la Covid-19, a Matías Conte, cantante y compositor de 47 años que lideró las bandas Las Sabrosas Zarigüellas y La Descarga.


Pero, además, la versatilidad y el talento del instrumentista e intérprete también le permitió, por ejemplo, ser parte del disco “Colores” (2019), en el que cantó sobre la base musical armada por los Hermida, Juanjo pianista de jazz y Julián guitarrista de tango.


En ese incesante camino por la búsqueda artística compartió escenario con Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa, Pablo Milanés, Noel Nicola, León Gieco, Víctor Heredia, Ibrahim Ferrer, Dante Spinetta, Luis Salinas, Augusto Blanca, Liuba María Hevia y Alejandro García Virulo, entre más.


Llegó al cine tomando parte en la coproducción argentino-cubana “Al fin, el mar” (2003), de Jorge Dyszel, encabezada por Audry Gutiérrez Alea, Carmen Daysi Rodríguez, David Andriole y Enrique Pinti.


Al conocerse la noticia sobre su fallecimiento, Valentino Spinetta, uno de los hijos del “Flaco”, escribió en Twitter “Que en paz descanse Rafael de la Torre. Todo el amor para su familia y seres queridos. Gracias por la música y los momentos compartidos”.


También en la misma red social el embajador de Cuba en la Argentina, Pedro Pablo Prada, señaló: “El cantautor cubano Rafael de la Torre ha fallecido en #ArgentinaUnida a consecuencia de la #COVID19. Fundador de la Nueva Trova, deja una estela como intérprete, autor, pedagogo y defensor comprometido de la música y cultura de #Cuba. Nuestra solidaridad a su familia y amigos”.





dp 





RON Y SON





miércoles, 20 de octubre de 2021

ANCESTROS

 



Se digno de existir! Mira el trabajo que costo que tú y yo llegáramos a este mundo...
Para nacer necesitamos:
2 Padres
4 Abuelos
8 Bisabuelos
16 Tatarabuelos
32 Trastatarabuelos
64 Pentabuelos
128 Hexabuelos
256 Heptabuelos
512 Octabuelos
1024 Eneabuelos
2048 Decabuelos
Solo el total de las últimas 11 generaciones, fueron necesarios 4.094 ANCESTRALES, todo esto en aproximadamente 300 años antes de que naciéramos tú o yo!





Detente un momento y piensa...
De dónde salieron?
Cuántas luchas han luchado?
Por cuánta hambre han pasado?
Cuántas guerras han vivido?
Cuántas vicisitudes sobrevivieron nuestros antepasados?
Por otro lado, cuánto amor, fuerza, alegrías y estímulos nos legaron?
Cuanto de su fuerza para sobrevivir, cada uno de ellos tuvieron y dejaron dentro de nosotros para que hoy estemos vivos.
Solo existimos gracias a todo lo que cada uno de ellos ha pasado.
Es nuestro deber honrar a nuestros antepasados!


Agregado de dp: aunque algunos ni siquiera conocen el nombre de su bisabuelo, ni jamás se preocuparon por averiguarlo. Lo mismo les pasará a ellos en poco tiempo. Pasarán sin pena ni gloria o víctimas de descendientes ingratos que, asimismo, se consideran dignos de llegar al Nirvana.





dp









martes, 19 de octubre de 2021

CONFERENCIA PRESENCIAL EN AVELLANEDA SOBRE MASONERIA

 

SERA EL SABADO 30 DE OCTUBRE DE 2021, A LAS 18 HS.


Entrada libre y gratuita, con aforo. Realizar reserva



Otras actividades en el Centro Gallego de Avellaneda




El día de la disertación:




Junto a Enrique Morayta



dp 





lunes, 18 de octubre de 2021

A LA GUERRA DE MALVINAS HASTA CON AVIONES CIVILES

 

Aviones de lujo en Malvinas. Cuando los pilotos de Amalita Fortabat y de otros empresarios formaron un escuadrón de guerra



El Escuadrón Fénix enfrentó a la poderosa Royal Air Force sin armas, pero con valentía y mucho ingenio




18 de octubre de 2021

Autora: Constanza Bengochea

PARA LA NACION. https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/aviones-de-lujo-en-malvinas-cuando-los-pilotos-de-amalita-fortabat-y-de-otros-empresarios-formaron



Pilotos civiles, con aviones de lujo, sin armamento, jugando “al gato y al ratón” con los cazas de la Royal Air Force. La idea bien vale una película en Hollywood. Pero sucedió en el mundo real, en el Atlántico Sur.

Se trata de un capítulo de la historia de Malvinas poco conocido. A mediados del mes de abril de 1982, Amalia Lacroze de Fortabat y Carlos Pedro Blaquier, entre otros empresarios argentinos, pusieron sus aviones particulares “a disposición” de la Fuerza Aérea. Al mismo tiempo, las tripulaciones civiles de estas aeronaves fueron citadas al Edificio Cóndor donde las invitaron a participar de una operación militar sin precedentes. Así, nació el Escuadrón Fénix.

“La unidad estaba formado por civiles, con aviones sin armamento, que fueron a la guerra. Era un escuadrón de aviación civil. Si hoy quisieran rearmar el Escuadrón Fénix con todos los aviones de los empresarios del país, sin dudas sería la unidad más grande de la Fuerza Aérea Argentina”, explica Claudio Meunier escritor historiador especialista en temas aeronáuticos, que resalta apasionado lo asombroso del caso


Carlos Rodríguez (71), piloto de Metro Merlin III LV-MRL de Astilleros Alianza, aún recuerda el día que recibió la convocatoria. “Me llegó el telegrama que decía que tenía presentarme en el Edificio Cóndor. Fue el 25 de abril de 1982 y cuatro días más tarde, el 29, ya estaba volando con el avión de Astilleros a Comodoro Rivadavia. Estaba muy entusiasmado de poder participar de la gesta de Malvinas, aunque mi señora estaba preocupada”, recuerda. Apenas llegó a destino, lo ubicaron en un hangar de YPF junto a otros civiles. “Éramos un montón, entre pilotos y técnicos, más de cien”.

Nadie llegó forzado, contra su voluntad. “En aquella época, a todos desde chicos nos habían enseñado un par de cosas fundamentales: que había que ahorrar para garantizarte un futuro y que las Malvinas eran argentinas”, asegura Rodríguez.


Finalmente, el Escuadrón Fénix quedó constituido por 36 aeronaves pertenecientes a empresas privadas, estatales e instituciones públicas como la Policía Federal Argentina.

Allí, en aquél viejo galpón, recibieron uniforme y rango militar. “Todos volábamos con licencia civil, pero para quedar alcanzados por los Convenios de Ginebra se nos dio un rango. Los civiles, que no tenían experiencia militar, fueron incorporados con el grado de alférez”, explica Ignacio Arcidiacono (76), piloto jubilado de Cessna Citation C500 LQ-MRM de la Policía Federal, otro integrante de la unidad y actual presidente de la Asociación Civil Escuadrón Fénix.



En Comodoro Rivadavia con el uniforme que las FAA les entregó a los tripulantes de las aeronaves

El origen del nombre del escuadrón se remonta a 1978. Ante un posible conflicto bélico con Chile, el Comando de Operaciones Aéreas utilizó aeronaves comerciales para vuelos exploración, transporte y reconocimiento de la frontera. En aquel entonces el capitán Jorge Páez Allende pensó el nombre Fénix, e ideó su escudo, inspirado en la efímera existencia de la unidad que desaparecería en tiempos de paz y cobraría vida, otra vez, cuando la defensa de la Nación lo requiriese.

Durante la guerra, el Escuadrón Fénix cumplió varias misiones, principalmente de logística en la segunda línea de combate, que consistían en el recambio de pilotos o de repuestos y traslados de soldados. También, ejecutaron labores de exploración y reconocimiento cercano, aunque sus mayores éxitos fueron en las “tareas de diversión”, también conocidas como “blanqueo de radar enemigo” o “empaste”



El arte de engañar al enemigo


Más de 500 años antes de Cristo, el general y filósofo chino Sun Tzu escribió que “la guerra es el arte de engañar al enemigo”. Los pilotos del Escuadrón Fénix se convirtieron en maestros del engaño: con sus aviones de lujo confundieron a los británicos ejecutando lo que técnicamente llaman “tareas de diversión”.

“Era peligroso lo que hacíamos, pero a esa edad todos éramos más inconscientes”, concluye Rodríguez.

Las “tareas de diversión” o engaño consistían en acercarse a un objetivo hasta el límite que tenían los radares británicos: unas 200 millas, el equivalente a 360 kilómetros. Cuando el radar de un buque detectaba a los aviones argentinos, la flota inglesa entraba en alarma y activaba sus mecanismos de defensa. Al mismo tiempo, los portaviones hacían despegar a los cazas. Mientras tanto, los aviones del grupo Fénix esperaban en el aire, subiendo y bajando, sabiendo que los aviones británicos tardarían alrededor de 40 minutos en atacarlos.


“Generaban una alarma y se iban. Parece una tontería, pero cuando tenés un montón de esos avioncitos haciendo esas maniobras mañana, tarde y noche, y sos tripulante de un barco con la alarma constante no podés dormir y empezás a decaer en tu capacidad y rendimiento. Cuando eso ocurría, aparecían de otros rumbos los aviones de ataque”, explica Meunier.

Por esas ironías de la vida, la primera misión de diversión la realizó el piloto Jimmy Harvey, nacido en Gran Bretaña. El 1° de mayo, con el Lear Jet 24, LV-JTZ, de la empresa Orue S.A, Harvey llegó hasta setenta millas náuticas al noroeste del Estrecho de San Carlos.


LV-ALF: el avión de Amalita



Una de las naves que integraron el Escuadrón Fénix fue el Learjet bureau 35-371 de Amalia Lacroze de Fortabat. El avión fue construido en los Estados Unidos y adquirido por Loma Negra 1981.

“Fue un jet ejecutivo muy conocido por su matricula, pues las iniciales finales LV-ALF hacían referencia a su propietaria Amalia Lacroze de Fortabat. Tan solo un año después de su uso Fortabat lo puso a disposición de la Fuerza Aérea Argentina. La tripulación del LV-ALF se componía de tres pilotos, Edgardo Acosta, Juan Redonda, Teodoro Delorme y el mecánico de a bordo Florencio Cano. Dicha tripulación integró el grupo de aviones guías a cazas de combate que eran llevados hacia las Islas Malvinas ante la falta de equipos de navegación. Otras de las misiones que realizó fueron las comúnmente llamada ‘empaste’ o ‘blanqueo de radar enemigo’”, explica Meunier y añade que, finalizado el conflicto, el Learjet de Loma Negra, como el resto de las aeronaves privadas, fue devuelto a su propietaria y se reincorporó a su trabajo habitual en la compañía Loma Negra hasta que en 1991 fue vendido al Banco Interfinanzas.


Otras aeronaves pertenecientes a privados fueron los Lear Jets 24, 25 y 35 de Aeromaster, DAHM Automotores, Editorial Sarmiento, Establecimiento Modelo Terrabusi S.A., Banco de Italia y Río de la Plata, Banco de Intercambio y Bunge y Born. También el Hawker Siddeley HS-125 de la empresa YPF. ODOL S.A. puso a disposición su Turbo Commander y Massalin y Celasco S.A.C.E.I. un Cessna Citation.

“La unidad estaba compuesta por una serie de aviones y helicópteros. Dentro de esta flota había cuatro aviones Learjet 35 de la II Brigada Aérea (matrículas T-21 a T-24) y algunos aviones más de otras unidades. Los reactores y algunos de los turbohélices (de los modelos más veloces) eran los que hacían los vuelos a las islas para “tareas de diversión” y de guiado hasta las cercanías de las islas de las escuadrillas de aviones de combate de la Fuerza Aérea que iban a atacar a la flota británica”, detalla Horacio J. Clariá, historiador y fotógrafo especializado en aeronáutica.

En términos generales, la flota del Escuadrón estaba compuesta por aviones a reacción: Lear Jet LR-24, LR-25, LR-35 y LR-36, Cessna Citation, Hawker Siddeley HS-125. Aviones a turbohélice: Turbo Commander 690, Mitsubishi MU-2, Guaraní y Swearingen Merlin IIIB. Aviones a motor alternativo: Aerostar TS-600/601 y Aerocommander 500. También actuaron helicópteros Bell 212, 205 y 206, Bolkow BO 105, Sikorsky S58 y S-61N, Hughes 500 y Agusta 109.


“Ese día, quedamos de cama”


Si bien la totalidad de los civiles que formaron el Escuadrón Fénix regresaron a sus hogares, el 7 de junio la unidad sufrió una baja que quedó grabada en sus memorias. Aquel día, el Lear Jet 35 matrícula T-24, con el indicativo Nardo 1, que pertenecía a la Fuerza Aérea (por lo que su tripulación eran militares) fue interceptado por un misil de un buque británico mientras realizaba una misión de exploración y relevamiento aerofotográfico.

“Me dieron, no hay nada que hacer”, comunicó por radio el jefe del Escuadrón Fénix, comodoro (PM) Rodolfo Manuel de la Colina. El Learjet estaba volando a 41.000 pies sobre el estrecho San Carlos, cuando advirtió dos explosiones sobre la superficie de la bahía y luego, dos estelas de misil que ascendían. Rápidamente, realizaron un viraje escarpado por izquierda para intentar evadirlos, pero el avión fue alcanzado por un misil Sea Dart lanzado desde el destructor HMS Exeter.

“Cuando hay un accidente en aeronáutica hasta el último momento el piloto está tratando de resolver el problema. Acá en cambio, quedaron atrapados. Estos aviones no tenían paracaídas ni asientos eyectables. Faltaba la parte de la cola del avión y entró en caída. Los audios son terribles. Ni siquiera pedían ayuda, sino que se despedían de sus seres queridos”, cuenta Meunier sobre la trágica muerte de De la Colina, su copiloto, mayor Juan José Falconier, el capitán Marcelo Pedro Lotufo, el suboficial auxiliar Guido Antonio Marizza, navegante, y el suboficial auxiliar Francisco Tomás Luna, radiooperador.

“Cuando nos enteramos quedamos de cama”, recuerda Rodríguez y Arcidiacono coincide sobre el desconsuelo que generó la noticia a todos los integrantes del Escuadrón Fénix.




El Escuadrón Fénix se reúne en la sede la asociación civil en el Centro Universitario de Aviación (Aeródromo La Matanza)



Actualmente, los veteranos que integraron el Escuadrón Fénix conservan su espíritu de camaradería a través de una asociación civil que crearon en la década de los ´90. La asociación cuenta con más de 70 socios activos que todos los meses se reúnen en su sede en el Centro Universitario de Aviación o en el Círculo de la Fuerza Aérea Argentina. Previo a la pandemia los veteranos daban charlas en los colegios sobre su participación en el conflicto bélico. “Me queda la satisfacción de hacer algo que me llena el alma. Queremos mantener la llama encendida del recuerdo de los 649 caídos en la guerra”, sostiene Arcidiacono.





dp