domingo, 29 de junio de 2014

OBRA MUSICAL SOBRE SAN MARTIN


El relato comienza en Mayo de1880, cuando llegan al puerto de Buenos Aires los restos del Gral San Martín. Allí conoceremos a Pedro Burgos, un hombre anciano quien nos irá relatando anécdotas de la vida del General a quien conocía muy bien ya que su madre lo había puesto a su servicio a la edad de quince años. San Martín lo recibe y lo deriva bajo el mando del Teniente Correa. Correa toma a Burgos bajo su ala y a pedido de Burgos le cuenta historias del General y de la jóven patria que se van recreando sobre el escenario, así conoceremos de la amistad del Gral con Alvear, de su presentación en la sociedad de una Santa María de los Buenos Aires que recién daba sus primeros pasos, de como conoce a Remedios de Escalada y de su magnífica y gloriosa gesta militar, de sus batallas ganadas, de las perdidas y del encuentro histórico con Manuel Belgrano cuando se le encarga tomar el mando del Ejército del Norte, el cruce de los Andes, la entrevista con Simón Bolívar donde le cede su ejército y la meta de liberar Perú.. Los relatos de Correa serán el hilo conductor de este musical que nos mostrará algunas batallas como San Lorenzo y nos contará de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, un maravilloso recorrido por nuestra historia. A lo largo de los sesenta minutos que dura la puesta se vivirán momentos de mucha emotividad, otros desopilantes y otros de profunda reflexion, es una dramaturgia completa que tiene un poquito de todo, como en botica.
La puesta y dirección de Nacho Medina, no deja nada librado al azar. Si bien no cuentan con el respaldo de una sala teatral, el diseño de luces y sonido está cuidado al extremo. Apoyada en un sistema de proyecciones multimedia que sirve de fondo de escenografía, nos ayuda a ubicarnos perfectamente tanto en el salón de una casa de rancio abolengo, como en el convento de San Lorenzo o en los propios Andes nevados. La pragmática escenografía (Paula Picciani) resuelta con unas tarimas de madera de diferentes formas y con ruedas que según la manera que se las ubique se convierten en mesa y sillas, puertas, puentes de entrenamiento militar, etc. El vestuario es formidable, una ajustadisima reproducción histórica de los uniformes militares y de la ropa de época. El nivel actoral es muy elevado, no podemos olvidar que es un musical por ende el elenco no solo debe actuar sino también cantar en vivo. El Libertador una Obra de Arte en el amplio sentido de la palabra.

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