ME DUELE MUCHO MAS OTRO 11 DE SEPTIEMBRE
11-09-2002
Miles de muertos inocentes intentan gritar desde su eterna mudez. Fueron asesinados víctimas de la nueva guerra que se abatía sobre el mundo. Fue también un 11 de Septiembre, pero de 1973, cuando por instancias del imperio yanqui, un gobierno democrático y popular era derrocado en Chile, presidido por Salvador Allende.
Ese día comenzaron a morir más víctimas que las que fallecieron en las Torres Gemelas, pero por ellas no se hicieron homenajes como se hace ahora por los muertos de Nueva York.
Los Estados Unidos sembraron de muerte el mundo entero y pretenden seguir haciéndolo en nombre de la defensa de SU libertad y de la mano de un mesiánico como Bush, tan peligroso como Bin Laden.
Ahora el objetivo es Irak. Hace poco lo fue Afganistán. Antes fueron Corea y Vietnam, o las poblaciones civiles de Hiroshima y Nagasaki, o los rebeldes de Sandino, los barbudos cubanos o la traición, junto al régimen pinochetista y a favor del Reino Unido, en la guerra por las Islas Malvinas. Claro, Pinochet, verdugo de las libertades chilenas en el 73, después devolvió los favores de los yanquis ayudando a los ingleses en 1982.
Panamá, República Dominicana, Haití, Grenada, Guatemala, México, España, los Balcanes, Camboya, Tailandia, Medio Oriente, entre otros, fueron invadidos o sus gobiernos derrocados, con un costo de vida inmenso, con el único objeto de garantizar la prosperidad económica y los fines políticos del país más poderoso que jamás halla visto la historia del mundo.
Ahora tenemos en marcha el Plan Colombia, el ALCA y las bases militares en distintos países, como definitivas herramientas de conquista de lo poco que nos queda en nuestra Latinoamérica.
Duelen los muertos de Nueva York, como deben doler los muertos, no importa de donde sean.
Pero mucho más nos duelen los muertos propios, los que provocaron los propios yanquis en Chile o en nuestro país, imponiendo gobiernos que sojuzgaron al pueblo y llenaron de muerte las calles.
Además, fueron mucho más de 3000 las víctimas. Fueron centenares de miles más.
Por eso quiero recordar otro 11 de Septiembre, el de 1973, donde descendió un manto negro sobre nuestro subcontinente americano.
Aún hoy seguimos llorando a esas víctimas, lástima que la CNN no transmitió las lágrimas derramadas.
dp
11-09-2002
Miles de muertos inocentes intentan gritar desde su eterna mudez. Fueron asesinados víctimas de la nueva guerra que se abatía sobre el mundo. Fue también un 11 de Septiembre, pero de 1973, cuando por instancias del imperio yanqui, un gobierno democrático y popular era derrocado en Chile, presidido por Salvador Allende.
Ese día comenzaron a morir más víctimas que las que fallecieron en las Torres Gemelas, pero por ellas no se hicieron homenajes como se hace ahora por los muertos de Nueva York.
Los Estados Unidos sembraron de muerte el mundo entero y pretenden seguir haciéndolo en nombre de la defensa de SU libertad y de la mano de un mesiánico como Bush, tan peligroso como Bin Laden.
Ahora el objetivo es Irak. Hace poco lo fue Afganistán. Antes fueron Corea y Vietnam, o las poblaciones civiles de Hiroshima y Nagasaki, o los rebeldes de Sandino, los barbudos cubanos o la traición, junto al régimen pinochetista y a favor del Reino Unido, en la guerra por las Islas Malvinas. Claro, Pinochet, verdugo de las libertades chilenas en el 73, después devolvió los favores de los yanquis ayudando a los ingleses en 1982.
Panamá, República Dominicana, Haití, Grenada, Guatemala, México, España, los Balcanes, Camboya, Tailandia, Medio Oriente, entre otros, fueron invadidos o sus gobiernos derrocados, con un costo de vida inmenso, con el único objeto de garantizar la prosperidad económica y los fines políticos del país más poderoso que jamás halla visto la historia del mundo.
Ahora tenemos en marcha el Plan Colombia, el ALCA y las bases militares en distintos países, como definitivas herramientas de conquista de lo poco que nos queda en nuestra Latinoamérica.
Duelen los muertos de Nueva York, como deben doler los muertos, no importa de donde sean.
Pero mucho más nos duelen los muertos propios, los que provocaron los propios yanquis en Chile o en nuestro país, imponiendo gobiernos que sojuzgaron al pueblo y llenaron de muerte las calles.
Además, fueron mucho más de 3000 las víctimas. Fueron centenares de miles más.
Por eso quiero recordar otro 11 de Septiembre, el de 1973, donde descendió un manto negro sobre nuestro subcontinente americano.
Aún hoy seguimos llorando a esas víctimas, lástima que la CNN no transmitió las lágrimas derramadas.
dp
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