ARGENTINO. LIBREPENSADOR. CRONISTA. COMENTARISTA. BLOGUERO. INVESTIGADOR HISTORICO. GUIADAS CULTURALES: RECORRIDOS POR BUENOS AIRES ESPECIALIZADOS EN INTERPRETACION DE SIMBOLOS, HISTORIA Y SOCIEDADES INICIATICAS. E-mails: danielpena1872@gmail.com o daniel_pena1872@yahoo.com.ar
lunes, 16 de marzo de 2009
LA CAUSA CONTRA EL REGIMEN
El radicalismo está atomizado. No es ninguna novedad esto, pero es fiel reflejo de la actualidad argentina.
“Puros”, K, Cobistas, de Alem e Yrigoyen, Alfonsinistas más papistas que el Papa, con Lilita, con López Murphy, o donde sea, son algunas de las ofertas que andan intentando seducir a la inmensa maza radical de todo el país, pero en estos momentos están tomando fuerza, casi como otro sector interno, “los que se fueron”.
Este último grupo, hoy la inmensísima mayoría de los viejos radicales por convencimiento, apartado de la estructura partidaria, afiliado o no, pero decididamente enfrentado con antiguos dirigentes, con “los que se quedaron”. Se están reuniendo y tienen ganas de volver a la militancia, dentro o fuera de la formalidad estatutaria.
Y cuidado con ellos, porque son muchos, son jóvenes aún, quieren dar pelea y, sobre todo, porque se fueron del partido con los puños llenos de verdades.
Van por una revancha y van a recuperar la mística primero, la que hizo que el radicalismo naciera peleando por el sufragio universal, por la democracia y las libertades y derechos individuales.
No transaron y por eso se fueron. Quedaron al margen de los negocios por convicción, porque son honrados. Vieron como otros se vendían al mejor postor y cambiaban de vida con la rapidez del rayo. Se rompieron, pero no se doblaron.
En momentos en que en la Argentina se quiere perpetuar uno nuevo régimen donde la esposa sucede al marido en la primera magistratura, donde vemos como el enfrentamiento es la única táctica de gobierno válida para ese régimen, donde los partidos políticos dejaron de existir y son ahora meros instrumentos de los personalismos, donde los valores cayeron por debajo de los índices cotizables en la escala moral, donde la digitación de candidaturas suplantó a las elección interna en forma absoluta, donde candidatos de una misma sigla política se disputan todo el poder y la oposición hoy es de una forma y mañana de otra, el radicalismo debería tomar nuevamente las banderas principistas de 1890.
Pero como ya asoman en el horizonte interno los viejos dinosaurios que hundieron al radicalismo en todo esto, pero hoy se muestran como los únicos que pueden sacarlo de su autodrestrucción, muchos radicales decidieron volver y, junto a otros pocos que aún quedan adentro, se constituirán en el meteorito que borrará a esos dinosaurios de la faz de la tierra.
Es tal vez la última oportunidad que tiene el radicalismo de salir adelante, con la vieja doctrina, pero con una moral nueva, con mensajes nuevos, con caras nuevas, que no muestran rasgos de incineración política.
Como en 1890 “la causa contra el régimen” será la fuerza motora. Y en estos momentos hay que empezar por casa, dentro de la propia U. C. R.
dp
martes, 10 de marzo de 2009
INGRID…NO LE CREO NADA
Lo que faltaba…ahora también un romance en pleno secuestro selvático?
Sra. Betancourt: no le creo nada a su historia. No le creo nada a Ud.
Mucho antes de su liberación circuló un e-mail por todo el mundo donde se la mostraba con la cabeza gacha, en estado de abatimiento total en medio de la jungla, padeciendo las consecuencias de su prolongado secuestro.
Pero que bien pudo mantener ese hermoso pelo largo durante años, cuando la más elemental regla de higiene dice que el mismo debe mantenerse corto en esas extremas condiciones, para así evitar la suciedad o las alimañas.
Solo comparemos el pelo de la pobre Ingrid con la foto póstuma del Che Guevara, también de pelo largo, pero sucio y revuelto, como si fueran los de un hombre de la Edad Media.
El día de su liberación, su rostro mostraba más las señales de haber salido de un Spa cinco estrellas, que los de una víctima de tanto dolor.
Sus presuntos compañeros de cautiverio colombianos hasta tenían el cabello cortado a la moda y mostraban un estado físico digno de largas sesiones en un gimnasio climatizado.
Toda la historia de su rescate suena a culebrón mediocre, como los que en Colombia producen por cientos y así ayudar a mantener las mentes llenas de porquería barata en lugar de ver las miserias cotidianas.
Ahora las declaraciones de sus ex compañeros donde la acusan de haberlos denunciado a sus captores, como miembros de la CIA. Eso marca su bajeza moral. Que privilegio consiguió con esto?.
Como todo buen culebrón colombiano no debía faltar el romance y este apareció en medio de la tragedia: la historia de amor con un ex Senador cautivo.
Una especie de Síndrome de Estocolmo, pero con otros componentes.
Y culebrón completo.
El operativo de rescate montado por el servil Ejército colombiano, vendido a los únicos capos de la droga del mundo: los Estados Unidos de Norteamérica, es absolutamente fantasioso.
Qué oscuros intereses se interrelacionan en este fantasía que unen a la guerrilla con el propio Estado de Colombia?.
Sumemos a esto como explotó su presunta nacionalidad francesa y como, de inmediato viajo a ese país para agradecer su intervención en la liberación, demostrando hasta desprecio por el rol de sus compatriotas que la apoyaron humanamente.
Ahora viene la PARTE II de la telenovela: ser la próxima candidata a Presidente de la República, la pobre rescatada que vuelve a la vida después de largos años de penurias. Todo esto junto a la complicidad del actual mandatario colombiano.
Esta historia da asco, porque nos toman por idiotas útiles una vez más. Pero le digo que muchos no lo somos.
En nuestra Latinoamérica debemos soportar estas manipulaciones en forma casi constante, pero además, porque en otras partes del mundo también ocurren, en forma burda.
Basta. Confió en la sabiduría de la gente para darse cuenta de toda esta patraña.
Familia de mala índole
Si ha existido un secuestro buscado, por no decir merecido -porque no puede haber secuestro merecido-, fue el de Ingrid Betancourt.
Ante su oportunismo manifiesto y su afán de buscar publicidad política, cuando era candidata presidencial en 2002, de nada sirvieron las advertencias del gobierno y de las fuerzas militares para hacerla desistir de su empeño de viajar a San Vicente del Caguan, cuando acababa de suspenderse la zona de despeje. Inclusive, con su puño y letra escribió y firmó en una bitácora de un reten militar, que intentó impedirle el paso para salvaguardar su integridad, “que ella continuaba su camino bajo su propia responsabilidad y riesgo”, con lo cual terminó entregándosele a los criminales FARC de la manera más estúpida y absurda.
Que ahora Ingrid Betancourt y su familia demanden al Estado por más de Quince Mil Millones de Pesos ($15.000’000.000), o mejor dicho, a todos los colombianos que siempre fuimos solidarios con su dolor, demuestra la mala sangre y la mala índole de esa detestable familia, y además, demuestra que Ingrid es digna hija de su madre Yolanda Pulecio y digna hermana de su hermana Astrid.
Razones tuvo el padre de Ingrid, Gabriel Betancourt Mejía, cuando no pudo tolerar más las continuas infidelidades de su joven esposa, Yolanda Pulecio -quién creyera ahora que se la ve con cara de dolorosa y disfrazada de señora-, para empacarle las maletas, para repudiarla y para echarla de la casa en presencia de sus pequeñas hijas, -recuerdo que relata Ingrid someramente en su libro “Con la Rabia en el Corazón”, sin contar los motivos de su padre-.
Razones tuvo la esposa del entonces embajador de Francia en Colombia, Daniel Parfait, para abandonar su hogar cuando descubrió que su esposo, durante casi 30 años, le era infiel con Astrid Betancourt, quien aprovechándose de la solidaridad y el apoyo que le brindó la pareja de amigos en los tiempos del secuestro de su hermana no tuvo ningún reato en conquistar y enredar al serio y distinguido diplomático, y hasta entonces fiel marido, destruyendo la unión de una familia.
¿Qué se puede esperar de una familia que se atreve a hacer una canallada tal que ni siquiera se les ha ocurrido a los más humildes y necesitados soldados campesinos que han sido secuestrados prestándole un servicio obligatorio a la patria?
¿Qué se puede esperar de una familia que demanda a un Estado del cual vivió su padre toda su vida como funcionario público y con lo cual pudo darles educación y mundo a sus codiciosas hijas y lujos a su libertina esposa?
En este caso, hoy más que nunca, el Estado colombiano está en la obligación, no solo de defender el patrimonio y los intereses de todos los colombianos, sino de iniciarle a Ingrid Betancourt un cobro jurídico por lo que le corresponda asumir de los costos que implicó todo el Operativo para liberarla del secuestro al que se entregó de manera tan irresponsable y estúpida, tal como lo tienen establecido otras naciones, entre ellas inclusive la misma Francia. Y todos los colombianos y todos los estamentos públicos y todas las instituciones privadas estamos en la obligación de exigirle al Estado y de velar celosamente porque se cumpla la defensa cabal ante esta repudiable demanda que nos ofende a todos.
Alberto Gaviria Santacruz
algavs@hotmail.com
Carta abierta a Ingrid Betancurt.
Por Maritza Castrillon
Ingrid:
Difícilmente podría encabezar esta carta con un “respetada” o “apreciada”, dado que su condición actual frente a los colombianos no da para tanta diplomacia.
Bien complicado es para una ciudadana normal como yo, digerir sin indigestarse su última gran idea que tiene convulsionada, indignada y asqueada a la opinión pública. Me encantaría realmente poder hablarle de frente y expresarle la profunda antipatía que millones de colombianos estamos sintiendo por usted. Pero gracias a internet, estoy absolutamente segura de que terminará leyéndome, quizá en la intimidad de su habitación o tal vez frente a sus igualmente desvergonzadas madre y hermana.
Quiero decirle que no solamente estamos viéndola como el ícono del cinismo y la desfachatez si no también como la prueba fehaciente de que su oportunismo no tiene límites y de que la vergüenza no es una palabra que usted conozca en ningún idioma. Y, una vez más, como en ese febrero de 2.002, usted se equivocó. Si señora, se equivocó de cabo a rabo, porque los colombianos unidos hemos demostrado que no nos arredramos ante ningún tipo de delincuencia. Y usted es una vulgar delincuente oportunista. Más chanchullera terminó siendo que sus captores. Por lo menos con esos terroristas sabemos a qué atenernos, pero no hay nada peor que la condición subterránea de quien aparenta decencia y es solamente un vulgar y desvergonzado ladrón.
Que usted necesite plata es una cosa y otra bien distinta es que quiera arrebatársela al más pendejo. Demandar al Estado colombiano por su secuestro y sus consecuencias es algo que solamente cabe en su cabeza y en la de las dos hienas femeninas que la acolitan. De dónde sacó usted que los impuestos que pagamos los colombianos deben ir a su cuenta bancaria en retribución por su irresponsabilidad y sus ansias de protagonismo? ¿Cómo llegó usted a la conclusión de que la gratitud por un rescate que usted calificó como “perfecto” es traicionando a un país que marchó por usted y lloró de alegría el día en que el Ejército Nacional de Colombia la trajo a la libertad sin haber disparado un solo tiro? Dígale a su mami que es mejor quedar mal que quedar peor y que así quietecitas como estaban en Francia, era mejor. A los colombianos ya se nos estaba olvidando el show de odio y de mentiras que ella montó contra Colombia a causa de su absurda terquedad. También se nos estaba olvidando que fue usted misma quien propició su secuestro, empeñándose en ir a donde las fuerzas de seguridad le advirtieron no ir.
Su afrancesado talante no nos convenció nunca, Ingrid. Usted fue colombiana hasta que le convino y se convirtió en ciudadana francesa para que su familia pudiera denigrar de Colombia y su gobierno hasta el cansancio. No se nos olvida que rajaron de todo el mundo menos de los que la secuestraron. No se nos olvida que agradecieron a Chávez, Correa y Kirchner y lánguidamente a Uribe que fue el promotor de su libertad.
Por qué no demanda a su mami por esos genes tan torcidos que le dio? Por qué no demanda a Chávez por no haber intercedido en su favor frente a sus cómplices? ¿Por qué no demanda a Alfonso Cano, Iván Márquez y al Mono Jojoy? ¿Por qué carajos quiere mandarnos la mano al bolsillo de la manera más cínica y grotesca?
El sentimiento general de repudio es tal que en este momento desearíamos que usted jamás hubiera sido rescatada, porque si a alguien corresponde indemnizar por el sufrimiento de muchos es a USTED, descarada desagradecida.
En Francia le comen cuento. Usted se los tramó con “La Rabia en el Corazón”, que es la misma que estamos sintiendo al ver la manera como quiere asaltarnos. Su mamita los convenció de que usted era LA supercandidata presidencial, cuando en realidad su popularidad aquí valía menos que tres centavos. Su familia popularizó su secuestro en Europa poniendo a la comunidad internacional en contra de Colombia como si el Estado la hubiera raptado y callaron tímidamente la rampante verdad de que las FARC eran quienes se la habían trasteado, poniendo en absoluta responsabilidad del gobierno colombiano su libertad.
Calificativos para gentuza como usted hay muchos Ingrid, pero usted es la perfecta bruja arpía, capaz de pasar por encima de quien sea para lograr lo que quiere. Y lo que quiere es platica, de nuestro trabajo. ¡A ver!
A mi me importa un carajo lo que usted haga en Francia. Si la mantiene Sarkozy, si vende un libro o si se levanta un amante millonario. Poca falta le hace usted a Colombia, pero si se viene lanza en ristre a atracarnos, se estrelló contra el mundo otra vez, porque ese robo no lo vamos a permitir.
Sus pretensiones siempre van más allá de lo que la decencia permite, Ingrid. Qué hipocresía tan teatral la de sus declaraciones en el reciente aniversario de su rescate. Qué caradura. Visto está, lo que se hereda no se hurta, hijas de tigre salen pintadas, la perversión de su mamá elevada a la n potencia en usted. Ladronas desagradecidas.
Lleve la vida que le de la gana en París, pero no con nuestra plata, esquílmesela a otros, levántesela trabajando o como prefiera, pero ese zarpazo que le acaba de mandar a la Nación, no va a prosperar, a menos que la justicia de este país termine por demostrarnos categóricamente que es la más injusta del mundo.
MARITZA CASTRILLON SILVA
CIUDADANA COLOMBIANA
dp
Sra. Betancourt: no le creo nada a su historia. No le creo nada a Ud.
Mucho antes de su liberación circuló un e-mail por todo el mundo donde se la mostraba con la cabeza gacha, en estado de abatimiento total en medio de la jungla, padeciendo las consecuencias de su prolongado secuestro.
Pero que bien pudo mantener ese hermoso pelo largo durante años, cuando la más elemental regla de higiene dice que el mismo debe mantenerse corto en esas extremas condiciones, para así evitar la suciedad o las alimañas.
Solo comparemos el pelo de la pobre Ingrid con la foto póstuma del Che Guevara, también de pelo largo, pero sucio y revuelto, como si fueran los de un hombre de la Edad Media.
El día de su liberación, su rostro mostraba más las señales de haber salido de un Spa cinco estrellas, que los de una víctima de tanto dolor.
Sus presuntos compañeros de cautiverio colombianos hasta tenían el cabello cortado a la moda y mostraban un estado físico digno de largas sesiones en un gimnasio climatizado.
Toda la historia de su rescate suena a culebrón mediocre, como los que en Colombia producen por cientos y así ayudar a mantener las mentes llenas de porquería barata en lugar de ver las miserias cotidianas.
Ahora las declaraciones de sus ex compañeros donde la acusan de haberlos denunciado a sus captores, como miembros de la CIA. Eso marca su bajeza moral. Que privilegio consiguió con esto?.
Como todo buen culebrón colombiano no debía faltar el romance y este apareció en medio de la tragedia: la historia de amor con un ex Senador cautivo.
Una especie de Síndrome de Estocolmo, pero con otros componentes.
Y culebrón completo.
El operativo de rescate montado por el servil Ejército colombiano, vendido a los únicos capos de la droga del mundo: los Estados Unidos de Norteamérica, es absolutamente fantasioso.
Qué oscuros intereses se interrelacionan en este fantasía que unen a la guerrilla con el propio Estado de Colombia?.
Sumemos a esto como explotó su presunta nacionalidad francesa y como, de inmediato viajo a ese país para agradecer su intervención en la liberación, demostrando hasta desprecio por el rol de sus compatriotas que la apoyaron humanamente.
Ahora viene la PARTE II de la telenovela: ser la próxima candidata a Presidente de la República, la pobre rescatada que vuelve a la vida después de largos años de penurias. Todo esto junto a la complicidad del actual mandatario colombiano.
Esta historia da asco, porque nos toman por idiotas útiles una vez más. Pero le digo que muchos no lo somos.
En nuestra Latinoamérica debemos soportar estas manipulaciones en forma casi constante, pero además, porque en otras partes del mundo también ocurren, en forma burda.
Basta. Confió en la sabiduría de la gente para darse cuenta de toda esta patraña.
Familia de mala índole
Si ha existido un secuestro buscado, por no decir merecido -porque no puede haber secuestro merecido-, fue el de Ingrid Betancourt.
Ante su oportunismo manifiesto y su afán de buscar publicidad política, cuando era candidata presidencial en 2002, de nada sirvieron las advertencias del gobierno y de las fuerzas militares para hacerla desistir de su empeño de viajar a San Vicente del Caguan, cuando acababa de suspenderse la zona de despeje. Inclusive, con su puño y letra escribió y firmó en una bitácora de un reten militar, que intentó impedirle el paso para salvaguardar su integridad, “que ella continuaba su camino bajo su propia responsabilidad y riesgo”, con lo cual terminó entregándosele a los criminales FARC de la manera más estúpida y absurda.
Que ahora Ingrid Betancourt y su familia demanden al Estado por más de Quince Mil Millones de Pesos ($15.000’000.000), o mejor dicho, a todos los colombianos que siempre fuimos solidarios con su dolor, demuestra la mala sangre y la mala índole de esa detestable familia, y además, demuestra que Ingrid es digna hija de su madre Yolanda Pulecio y digna hermana de su hermana Astrid.
Razones tuvo el padre de Ingrid, Gabriel Betancourt Mejía, cuando no pudo tolerar más las continuas infidelidades de su joven esposa, Yolanda Pulecio -quién creyera ahora que se la ve con cara de dolorosa y disfrazada de señora-, para empacarle las maletas, para repudiarla y para echarla de la casa en presencia de sus pequeñas hijas, -recuerdo que relata Ingrid someramente en su libro “Con la Rabia en el Corazón”, sin contar los motivos de su padre-.
Razones tuvo la esposa del entonces embajador de Francia en Colombia, Daniel Parfait, para abandonar su hogar cuando descubrió que su esposo, durante casi 30 años, le era infiel con Astrid Betancourt, quien aprovechándose de la solidaridad y el apoyo que le brindó la pareja de amigos en los tiempos del secuestro de su hermana no tuvo ningún reato en conquistar y enredar al serio y distinguido diplomático, y hasta entonces fiel marido, destruyendo la unión de una familia.
¿Qué se puede esperar de una familia que se atreve a hacer una canallada tal que ni siquiera se les ha ocurrido a los más humildes y necesitados soldados campesinos que han sido secuestrados prestándole un servicio obligatorio a la patria?
¿Qué se puede esperar de una familia que demanda a un Estado del cual vivió su padre toda su vida como funcionario público y con lo cual pudo darles educación y mundo a sus codiciosas hijas y lujos a su libertina esposa?
En este caso, hoy más que nunca, el Estado colombiano está en la obligación, no solo de defender el patrimonio y los intereses de todos los colombianos, sino de iniciarle a Ingrid Betancourt un cobro jurídico por lo que le corresponda asumir de los costos que implicó todo el Operativo para liberarla del secuestro al que se entregó de manera tan irresponsable y estúpida, tal como lo tienen establecido otras naciones, entre ellas inclusive la misma Francia. Y todos los colombianos y todos los estamentos públicos y todas las instituciones privadas estamos en la obligación de exigirle al Estado y de velar celosamente porque se cumpla la defensa cabal ante esta repudiable demanda que nos ofende a todos.
Alberto Gaviria Santacruz
algavs@hotmail.com
Carta abierta a Ingrid Betancurt.
Por Maritza Castrillon
Ingrid:
Difícilmente podría encabezar esta carta con un “respetada” o “apreciada”, dado que su condición actual frente a los colombianos no da para tanta diplomacia.
Bien complicado es para una ciudadana normal como yo, digerir sin indigestarse su última gran idea que tiene convulsionada, indignada y asqueada a la opinión pública. Me encantaría realmente poder hablarle de frente y expresarle la profunda antipatía que millones de colombianos estamos sintiendo por usted. Pero gracias a internet, estoy absolutamente segura de que terminará leyéndome, quizá en la intimidad de su habitación o tal vez frente a sus igualmente desvergonzadas madre y hermana.
Quiero decirle que no solamente estamos viéndola como el ícono del cinismo y la desfachatez si no también como la prueba fehaciente de que su oportunismo no tiene límites y de que la vergüenza no es una palabra que usted conozca en ningún idioma. Y, una vez más, como en ese febrero de 2.002, usted se equivocó. Si señora, se equivocó de cabo a rabo, porque los colombianos unidos hemos demostrado que no nos arredramos ante ningún tipo de delincuencia. Y usted es una vulgar delincuente oportunista. Más chanchullera terminó siendo que sus captores. Por lo menos con esos terroristas sabemos a qué atenernos, pero no hay nada peor que la condición subterránea de quien aparenta decencia y es solamente un vulgar y desvergonzado ladrón.
Que usted necesite plata es una cosa y otra bien distinta es que quiera arrebatársela al más pendejo. Demandar al Estado colombiano por su secuestro y sus consecuencias es algo que solamente cabe en su cabeza y en la de las dos hienas femeninas que la acolitan. De dónde sacó usted que los impuestos que pagamos los colombianos deben ir a su cuenta bancaria en retribución por su irresponsabilidad y sus ansias de protagonismo? ¿Cómo llegó usted a la conclusión de que la gratitud por un rescate que usted calificó como “perfecto” es traicionando a un país que marchó por usted y lloró de alegría el día en que el Ejército Nacional de Colombia la trajo a la libertad sin haber disparado un solo tiro? Dígale a su mami que es mejor quedar mal que quedar peor y que así quietecitas como estaban en Francia, era mejor. A los colombianos ya se nos estaba olvidando el show de odio y de mentiras que ella montó contra Colombia a causa de su absurda terquedad. También se nos estaba olvidando que fue usted misma quien propició su secuestro, empeñándose en ir a donde las fuerzas de seguridad le advirtieron no ir.
Su afrancesado talante no nos convenció nunca, Ingrid. Usted fue colombiana hasta que le convino y se convirtió en ciudadana francesa para que su familia pudiera denigrar de Colombia y su gobierno hasta el cansancio. No se nos olvida que rajaron de todo el mundo menos de los que la secuestraron. No se nos olvida que agradecieron a Chávez, Correa y Kirchner y lánguidamente a Uribe que fue el promotor de su libertad.
Por qué no demanda a su mami por esos genes tan torcidos que le dio? Por qué no demanda a Chávez por no haber intercedido en su favor frente a sus cómplices? ¿Por qué no demanda a Alfonso Cano, Iván Márquez y al Mono Jojoy? ¿Por qué carajos quiere mandarnos la mano al bolsillo de la manera más cínica y grotesca?
El sentimiento general de repudio es tal que en este momento desearíamos que usted jamás hubiera sido rescatada, porque si a alguien corresponde indemnizar por el sufrimiento de muchos es a USTED, descarada desagradecida.
En Francia le comen cuento. Usted se los tramó con “La Rabia en el Corazón”, que es la misma que estamos sintiendo al ver la manera como quiere asaltarnos. Su mamita los convenció de que usted era LA supercandidata presidencial, cuando en realidad su popularidad aquí valía menos que tres centavos. Su familia popularizó su secuestro en Europa poniendo a la comunidad internacional en contra de Colombia como si el Estado la hubiera raptado y callaron tímidamente la rampante verdad de que las FARC eran quienes se la habían trasteado, poniendo en absoluta responsabilidad del gobierno colombiano su libertad.
Calificativos para gentuza como usted hay muchos Ingrid, pero usted es la perfecta bruja arpía, capaz de pasar por encima de quien sea para lograr lo que quiere. Y lo que quiere es platica, de nuestro trabajo. ¡A ver!
A mi me importa un carajo lo que usted haga en Francia. Si la mantiene Sarkozy, si vende un libro o si se levanta un amante millonario. Poca falta le hace usted a Colombia, pero si se viene lanza en ristre a atracarnos, se estrelló contra el mundo otra vez, porque ese robo no lo vamos a permitir.
Sus pretensiones siempre van más allá de lo que la decencia permite, Ingrid. Qué hipocresía tan teatral la de sus declaraciones en el reciente aniversario de su rescate. Qué caradura. Visto está, lo que se hereda no se hurta, hijas de tigre salen pintadas, la perversión de su mamá elevada a la n potencia en usted. Ladronas desagradecidas.
Lleve la vida que le de la gana en París, pero no con nuestra plata, esquílmesela a otros, levántesela trabajando o como prefiera, pero ese zarpazo que le acaba de mandar a la Nación, no va a prosperar, a menos que la justicia de este país termine por demostrarnos categóricamente que es la más injusta del mundo.
MARITZA CASTRILLON SILVA
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