domingo, 1 de febrero de 2009

LA HISTORIA DEL LEGENDARIO Y AVENTURERO LORD BRETT WALKER SINCLAIR

Muchos ya hemos ingresado a la inmensa familia de los portales que facilitan el tramado de redes sociales en Internet, como el caso de Facebook, Hi5 y otras, dándonos cuenta de la utilidad de las mismas y las posibilidades casi infinitas de encontrar gente, instituciones, empresas o cualquier tipo de persona o asociación que se quieran vincular.
En mi caso particular he reencontrado muchos amigos perdidos con el paso del tiempo y los avatares de la vida, dándome la oportunidad de reverdecer lazos afectivos, entre otras cosas.
Viendo, de puro curioso, los perfiles de algunos amigos y las vinculaciones que ellos poseían, encontré uno que me llamó la atención, por la inmensa cantidad de contactos que poseía entre la nobleza europea y la gente famosa de todo el mundo.
Inmediatamente me pregunté como podía ser que una persona, con una vida relativamente normal y, creo, sin inmensas fortunas que abren las puertas de la gente famosa, podía tener tamaña cantidad de relaciones entre príncipes, condes, actores de Hollywood y grandes millonarios.
Ahí surgió mi instinto travieso y me dije: crearé un personaje de ficción, con algún título nobiliario y ofreceré mi amistad a este “cazador de celebridades”.
Me vino a la cabeza el personaje de Lord Brett Sinclair, noble británico que corría aventuras de todo tipo en la serie de televisión “Dos tipos Audaces”, de 1970, junto a su entrañable amigo Danny Wilde, serie que miraba devotamente y aún hoy, tantos años después, miro en sus repeticiones.
Los protagonistas de esta serie de TV eran, nada más y nada menos, que Roger Moore, como Lord Brett y Tony Curtis.
Como para abrir una cuenta en Facebook se debe de poseer una cuenta de e-mail, me dirigí a Yahoo y abrí una cuenta ficticia. Me encontré con la sorpresa que no me la permitía abrir, porque ya había una registrada a nombre del inefable Lord y, así, tuve que recurrir al agregado de otro nombre.
Pensé y pensé de cual podría ser otro nombre digno de un Lord y se me ocurrió uno, el de Walker, imaginando que un Lord sería un tradicional bebedor de whisky y que mejor que un Johnnie Walker para ser llevado a la boca de un noble británico.
Así que el primer paso de mi experimento quedó concretado en una cuenta de e-mail cuyo titular es Lord Brett Walker Sinclair. Que bien suena, no?
El segundo paso fue abrir la cuenta en Facebook, cosa que procedí a hacer completando una serie de datos y como, entre otras cosas, se puede subir una fotografía, me puse a buscar una del hipotético Lord.
No podía ser la de Roger Moore, porque ahí mi travesura sería develada inmediatamente, así que por Google busqué y busqué imágenes, hasta dar con una de un caballero ataviado con uniforme de almirante, cargado de condecoraciones y con toda la apariencia de un Lord guerrero y distinguido, por héroe y por cuna.
La foto que elegí no es otra que la de Lord Mounbatten, último Virrey de la India, pero como imaginé que esta imagen ya no sería tan popular como en otras épocas, Lord Maunbatten pasó a ser Lord Brett Sinclair, nacido el 17 de Marzo de 1925.
Hice coincidir el día 17 de Marzo, porque es el día de mi cumpleaños y además el Día de San Patricio, Patrono de Irlanda, así la cosa se queda entre los habitantes de las famosas islas de Europa.
Pensé en el año de su nacimiento y elegí 1925, así le daba a Lord Brett la posibilidad de haber combatido en la 2da. Guerra Mundial y cargarse con todas esas condecoraciones que tan gallardamente lucía.
El hogar adoptivo de este condecorado Lord es Argentina, otrora “joya” del imperio económico inglés y donde estos, aún hoy, guardan intereses económicos y afectivos, dejando, a su vez, una huella imborrable en construcciones, ferrocarriles, servicios públicos varios y formas de vida.
Roger Moore
Así que…listo…ya existía mi personaje.
Por supuesto, lo primero que hice entonces fue mandar una solicitud de amistad a mi amigo farandulero, cosa que aceptó inmediatamente, confirmándome que este personaje solo estaba a la caza de ricos y famosos para presentarse como un exitoso miembro del jet set del mundo y hacer ver a otros como él o a personas fácilmente “sorprendibles”, que su grado de relaciones abarcaba desde una reina a eclesiásticos de distintas religiones.
Pero acá no terminó mi sorpresa, porque a partir de ahí y gracias al fantástico mundo de las interrelaciones que se tejen en las redes sociales, Lord Brett comenzó a cosechar amigos a diestra y siniestra, pero no cualquier tipo de amigos, sino a personajes de la misma o mayor categoría social, como una ex emperatriz, príncipes y doncellas hermosas, que, evidentemente, quieren tener a otro famoso en su catálogo de logros sociales, sin siquiera saber o confirmar la existencia de la persona.
Muchos nobles británicos cayeron también en esta broma: es que no les suena para nada la no existencia de un Lord del que jamás oyeron hablar en la vida real?
Hoy Lord Brett tiene muchos amigos, todos bellos, ricos, “enseñorados”, aristocráticos y, además, forma parte de muchas causas o grupos que defienden la monarquía, el nivel VIP de vida, la protección del medio ambiente o las causas perdidas.
Jeques árabes, voluptuosas comehombres y/o cazafortunas engrosan la lista, en un mundo que gusta de lo aparente y eleva al límite estelar al rico o al noble, sin importar que este exista o no, sin importar que el presunto amigo sea buscado por la INTERPOL, haya saqueados las arcas de un país, traficado armas o sea una prostituta barata del peor tugurio del mundo.
Claro, todo estas relaciones tenían como anzuelo, también, una inmensa estancia que el Lord poseía en la Patagonia y un hermoso castillo en Escocia. Un portentoso Rolls Royce hacía de "caruaje" nobiliario. ¿Sería este el motivo por el cual le escribían muchas mujeres, la mayoría de ellas ya de edad madura? Imagino que si.
Lo que importa es figurar, “caretear”, relacionarse, conseguir prestigio a través de otro, incluso, por que no, a soñar con encontrar a un príncipe azul lleno de fama y dinero, mejor aún si es un viejito más “cerca del arpa que la guitarra” y así quedarse con títulos y castillos.
Einstein dijo: “Solo se que hay dos cosas que son infinitas en todo el universo: el universo mismo…y la estupidez humana…pero de lo primero, no estoy tan seguro”.
Igual digo: Gracias Facebook por darme otra forma de relacionarme con la gente, aunque alguno de ello sean unos estúpidos.


Nota: la cuenta original estuvo abierta por poco tiempo en 2009. Se cerró para solo reabrirla en 2018, pero fue Facebook el que la cerró esta vez, aduciendo causas de identidad, cosa que es cierta en este caso, pero que muestra hasta donde pueden manejar su criterio, en verdad, a su antojo. Seguramente están en su derecho, pero si lo aplicaran estrictamente, deberían de cerrar un porcentaje elevado del total de sus cuentas. 
Facebook, con este tipo de cosas, más el escándalo sobre el mal uso de datos privados de los usuarios, me parece que están haciendo las cosas bastante mal. Esto ya les costo un buen dinerito (miles y miles de millones).


dp



Capilla de Rossling (Escocia). Propiedad de los Sinclair, los reales.