martes, 18 de noviembre de 2008

EL TESTAMENTO SECRETO DEL CHE GUEVARA



LIBRO:


LA PIPA DE NÁCAR




de NADINE CRAUSAZ

Versión original en francés, en Amazon
https://www.amazon.fr/Che-Guevara-derniers-Nadine-Crausaz/dp/1549848259




ADAPTACION, ASESORAMIENTO, CORRECCION: DANIEL EUGENIO PENA dp



TRADUCCION: IGNACIO RODRIGUEZ




Soy un aventurero aparte. Soy un aventurero que arriesga su vida para hacer que sus verdades triunfen.

La acción se sitúa en Bolivia, Argentina y Cuba, entre octubre y diciembre de 2006.

Esta ficción relata la búsqueda de Clorinda Ostipik, periodista franco-suiza, que desde hace poco tiempo se dedica a la fotografía. Viaja a Bolivia para hacer un documental. Pero el destino va a llevarla tras las huellas del revolucionario argentino Ernesto Che Guevara. Se entera de que un hijo natural del Che viviría en esa zona, en algún lugar entre Cochabamba y Santa Cruz. El Che, muerto en La Higuera el 9 de octubre de 1967, habría tenido una relación con una paisana de la región de San Juan en agosto de 1967. Este hijo habría nacido en Mayo del ’68.

Clorinda, que además recibió misteriosas revelaciones de un chamán Inca, realiza una investigación. Encuentra el rastro del supuesto hijo y los dos van a vivir finalmente una aventura épica que los conducirá de La Paz a La Habana, pasando por Buenos Aires. Durante la peripecia, deberán burlar a los servicios secretos cubanos, bolivianos y a la CIA, que les pisan los talones.

A lo largo de esta epopeya la joven encuentra documentos secretos, un manuscrito del Che Guevara, una especie de testamento. Con todo su rigor periodístico, realiza una investigación y descubre a un personaje apasionante, desconcertante, el Che Guevara, este héroe de la revolución cubana, en torno a quién se construyó un mito luego de su muerte en 1967.

Junto a ella, Juan, un boliviano algo marginado, se da cuenta de que quizás él sea el hijo del Che y parte a la búsqueda de este padre, universalmente conocido pero casi anónimo para él y para Clorinda, de quien se enamora. Viajan a Cuba con una identidad falsa y Juan descubre por casualidad que un joven médico personal de Castro, hallado en Bolivia y repatriado a La Habana por los servicios secretos cubanos, es su hermano gemelo. Deciden encontrarse con él y convencerlo para que los ayude a reunirse con Fidel Castro y arreglar cuentas pendientes.

Cuando la leyenda es más bella que la realidad, cuenta la leyenda (John For, El hombre que mató Liberty Balance).

Al Che Guevara, que me inspiró durante todos estos meses de búsqueda.
A Philippe, Evelyne, Béatrice, Diane, Christine, Janine, Anne Catherine, Julien, por el aliento y la relectura.
A Alain, por sus consejos pertinentes.
A Alexis, en particular por la relectura y las sugerencias.
A Miriam, Arminda, Leo, Jacqueline, Rolandito, Alexander, Chela, de La Habana.



COMO TODAS LAS VERDADES QUE LES CONTARON DURANTE ESTOS ÚLTIMOS CINCUENTA AÑOS, TODO LO QUE ESTÁ ESCRITO EN ESTE LIBRO ES PURA FICCIÓN, AUNQUE SE APOYA EN HECHOS HISTÓRICOS REALES Y PONE EN ESCENA PERSONALIDADES QUE APARECEN BAJO SU VERDADERO NOMBRE. CASI TODO LO QUE DICEN ES INVENTADO.

CAPÍTULO 1

Los editores de los diarios no piensan en los pasajeros de avión. Mira esto, el formato de L’Equipe está definitivamente mal adaptado, incluso para business class, vocifera Clorinda mientras repliega como puede las grandes páginas del periódico deportivo y lo acomoda debajo de su asiento.

El avión de TAM sobrevuela el Atlántico. Clorinda salió de París hace seis horas. Quedan otras tantas hasta San Pablo. Pero no tiene sueño. A ella que le gusta tanto viajar nunca hubiera imaginado una mejor situación para festejar su cumpleaños. La medianoche se acerca, es el momento de saborear una buena copa de champagne para condimentar dignamente el acontecimiento.

Desde que había abandonado las salas de prensa y los campos de juego para comenzar su nueva vida, la cotización de la fotógrafa no dejó de subir, de París a Roma pasando por Moscú. Sus exposiciones habían sido un verdadero éxito en todas partes de Europa. El premio que le otorgó la Sociedad Internacional de Fotógrafos por un emotivo documental sobre el Dalai Lama, le dio recientemente un nuevo estatus. Por supuesto que dedicó esta distinción suprema a su maestro Kimbei, Y este premio la incentivó para seguir su búsqueda de lugares sagrados o secretos, de los personajes místicos, incluso míticos, a través del mundo entero. Clorinda no reniega de sus orígenes. Hizo sus primeras armas como periodista de campo, haciendo encuestas o reportajes. Un camino más bien atípico para esta bella y aguerrida mujer, independiente, franca, directa. Su carácter enérgico le permitió imponerse en el mundo machista del fútbol.

Clorinda va a desembarcar directamente en Santa Cruz de la Sierra, en el oriente boliviano. Le prometió a su amiga Elisabeth visitarla en la ciudad de Samaipata. Bolivia golpea a su puerta por segunda vez. Su primera visita a este país fascinante había sido muy colorida. Apenas diez días después de su llegada, el tiempo justo para adaptarse a la altura y para dominar mal que mal el soroche, se había encontrado medio por casualidad con el líder del MAS (Movimiento al Socialismo) Evo Morales, que hacía su campaña electoral en diciembre de 2002, en los alrededores de las minas de Potosí. La había invitado a acompañarlo en el Chapare durante el fin de semana electoral. Un verdadero huracán socialista soplaba sobre Bolivia.

Ella había pensado hacer un estupendo documental sobre este Aymará que había desafiado la historia y había provocado una conmoción en el escenario político del país antes de generar un verdadero sismo en el continente cuando fue elegido en diciembre de 2005. Pero Clorinda teme un poco pisar suelo boliviano, nuevamente al borde del caos y de la guerra civil. Había sido testigo privilegiado de los bloqueos, de los cortes de ruta que paralizaron todo el país. Para escapar al caos de las manifestaciones de La Paz, tomó el primer vuelo, que partía hacia Sucre, la ciudad más bella de Bolivia, sin duda alguna.

Elisabeth le preparó una cálida bienvenida con todos sus amigos. Los niños decoraron el patio. Su amiga, enfermera, hace benevolencia en un dispensario ambulante en las comunidades vecinas. Una idea suya, con la ayuda de dos médicos cubanos enviados por Fidel Castro. Se instaló hace diez años en ese rincón del país, sobre el antiguo camino de Santa Cruz a Cochabamba, en la provincia de Florida, a mil seiscientos metros de altura sobre el nivel del mar. Samaipata tiene el nombre adecuado, significa en quechua “reposo en las alturas”. Con sus cincuenta bien llevados, Elisabeth se fue de Francia para ir a vivir en paz a Bolivia, donde sus ingresos son más modestos pero le permiten tener una vida más agradable. El destino así lo quiso.

Pablo preparó el asado y su esposa Alice se ocupó de la música. El jardín está adornado de magníficos bosquecitos colorados, buganvillas que largan un olor delicioso, con el rocío que perla sobre el pasto recientemente cortado. La temperatura es fresca pero la terraza cubierta es el lugar ideal para pasarla bien en esta época del año. El frío es cortante durante la noche, pero los días son agradables cuando el sol lanza sus rayos.

— ¿Y querida?, ¿cansada del viaje?—, Pablo deja un momento la churrascaría para oír noticias de Clorinda y de Francia, donde vivió durante veinte años. Se había establecido en el 9e arrondissement y era dueño de un bar de tapas muy frecuentado en aquella época.

— Estoy haciendo un documental en la región, después voy a ir a Perú. Tomo fotografías de las construcciones incas. Pero voy a dejar mis cosas algunos días aquí, para poder recuperarme un poco del cambio horario.

Pablo se pregunta siempre qué bicho le picó para dejar París, sus strass y sus paillettes, por este pequeño rincón de la tierra aislado de todo, hostil. Por más que fuera boliviano, sentía que nunca podría borrar del todo su ser francófilo. Nunca se parecería a los cholos, a sus compatriotas, bastante tercos, a veces obstinados, totalmente ignorantes del savoir vivre y de la higiene. Y estaba harto de la mentalidad celosa y de la gente cerrada sobre sí misma y que desconfía de todo.


Clorinda desembala todos los ingredientes de los Alpes franceses de donde Elisabeth es originaria: queso, carne secada y alcohol de genciana, claro, que había metido en su equipaje y que había llevado a Bolivia tras burlar los controles aduaneros:

— Incluso coimeé al controlador de la aduana con cincuenta dólares. Pero el punto es que mañana o pasado mañana voy a ver el famoso Fuerte—, le dice a Elisabeth, que le pregunta por sus planes para los días subsiguientes.

— Estoy ansiosa por volver a ver a Don Pablo, sabes, el guía que me había hablado tanto de este lugar en 2002.

En el avión Clorinda había tenido tiempo para estudiar su guía de la región. Tiene la firme intención de aprovechar su estadía para conocer también la Serranía de los Volcanes, La laguna volcánica, en la cadena de volcanes, a algunos kilómetros del Parque Nacional Amboro.

CAPÍTULO 2

Clorinda se levanta temprano y ordena un poco las cosas que había llevado a su habitación el día anterior. Manipula con precaución sus máquinas de foto y las saca de las valijas anti-choque, especiales para protegerlas. A primera vista, todo el material está intacto. La obsesiona la idea de que algo se estropee durante el viaje, o que se extravíe entre dos aeropuertos y se pierda para siempre.

A la tarde, acompaña a su amiga al mercado. Es un verdadero deleite para los sentidos. El color de la mercadería, las cholitas cordiales “¿Qué va´ llevar?”. Es cierto que a esos precios, da ganas de comprar todo.

Luego las dos se sientan en la terraza la Vaca Loca, un pequeño pero agradable bar que tiene la gran ventaja de estar frente a la plaza de la ciudad. Así, constituye un extraordinario y estratégico lugar de Samaipata, para ver y para ser visto.

— ¿Necesitas algo del almacén? Voy a comprar cigarrillos y a cambiar dinero—, le pregunta Clorinda a Elisabeth.

Al regresar diez minutos más tarde, Clorinda encuentra a Elisabeth en conciliábulo con un apuesto hombre, que ni siquiera se toma el trabajo de presentarle. Cuando el hombre vio a Clorinda quedó súbitamente eclipsado:

— Es Marcos, un amigo de mi hija Mina. Nunca adivinarás lo que me acaba de contar—, le dice Elisabeth a su amiga.

— De cualquier modo se hubiera podido presentar. Qué mal educados son estos bolivianos.

— No te enojes por tan poca cosa. Son así, desconfiados, temerosos. Es la naturaleza de ellos.

— Volvamos a casa. No quiero que la gente escuche nuestra conversación—, dice Elisabeth en alusión a un grupo de franceses que había en la mesa de al lado.

Cuando regresan a la casa, Elisabeth se toma su tiempo. Entra al baño, se arregla el cabello y prende un cigarrillo.

— ¿Entonces? Este Marcos, ¿qué te dijo de tan cautivante? Como te haces rogar…

— Y bien, cómo quizás ya sabes, la ciudad de Samaipata está ligada a la historia de Ernesto Che Guevara, el célebre revolucionario argentino que murió muy cerca de aquí, en La Higuera, en octubre de 1967.

— Sí, escuche vagamente hablar de ello. Me crucé con un fanático del Che en mi primer viaje. ¿Te acuerdas de Eduardo, el argentino? Pero no conozco esta historia en detalle. Continúa, has despertado mi interés, dice Clorinda soplando su taza de café caliente, esto me hará cambiar un poco de aire.

— El Che, o sus compañeros en todo caso, es un hecho, habían ocupado la ciudad en julio de 1967 para comprar víveres y medicamentos. Esto figura en el diario de viaje del argentino, que menciona Samaipata. Pero no se sabe si él mismo vino o no a la ciudad. No lo especifica en su Diario. Según varios testimonios el Che en persona habría entrado a Samaipata en julio del ’67.

— ¿Ah sí? ¿Y por qué tantas dudas sobre su llegada a la ciudad?

— Todo el mundo aquí dice haberlo visto pero la versión según la cual estaba tan enfermo de asma que debió quedarse varado en una casucha en el sortidor, en la entrada de la ciudad, al costado de la ruta nacional, es la más plausible. De hecho, nunca habría venido a Samaipata y todos los que dicen haberlo visto muy posiblemente mientan.

— Debía estar muy mal el pobre—, dice Clorinda con un tono un poco despiadado.

— Espera que sigue, dice Elisabeth. Un rumor, el que Marcos me contó hace un rato en la plaza, dice que el Che se habría refugiado en las aldeas vecinas mientras todo el ejército y la CIA le pisaba los talones. Una familia de paisanos lo habría alojado en su pequeña plantación, aislada de todo, entre San Juan y Samaipata. Estaba muy delgado, siempre presa de sus terribles crisis de asma.

Clorinda mira boquiabierta a su amiga. No sabe prácticamente nada sobre el Che Guevara. Y le parece raro imaginarse que este famoso revolucionario pisó el suelo de este pueblecito y de la región, hace treinta y nueve años. En esa época, ella vivía en Francia y recién aprendía a hablar desde lo alto de sus dos años.

Elisabeth sigue con su relato:

— Pero todavía no sabes lo mejor. La pareja de granjeros lo habría cuidado y la solterona de la familia habría sucumbido ante su encanto. Y pasó lo que tenía que pasar… De este idilio nació un niño. ¿Te das cuenta?

Clorinda se queda sin voz. Creía haber visto y oído todo en este mundo. Pero esto superaba el límite de lo imaginable.

Elisabeth prosigue:

— Y además, si se comprueba que dejó embarazada a una muchacha de aquí, claro que el Che nunca se enteró porque desapareció del mapa antes de ser arrestado en La Higuera donde fue ejecutado en octubre de 1967. Si fue concebido en agosto o septiembre del ’67, el cálculo es sencillo. Este niño tuvo que haber nacido en la primavera siguiente, en abril o mayo del ’68.

— ¿Te das cuenta?, ¡Un hijo del Che que habría nacido en mayo del ’68, en plena rebelión estudiantil en Francia! Empieza a gustarme tu historia. Este nacimiento sería muy simbólico.

— Pero déjame terminar, se impacienta Elisabeth, emocionada con la idea de acercarle una primicia a su amiga periodista.

— Para preservarse, a sí misma y a su hijo, la joven había declarado haber sido violada. Evidentemente, nunca develó la identidad del progenitor, prosigue Elisabeth, muy contenta de deslumbrar a su compañera. ¿Todavía no sabes el final de esta historia rocambolesca? Y bien, este hijo, según Marcos, estaría por la zona. Y me propuso encontrarlo. ¿Qué piensas? ¿No es genial?

Clorinda necesita aire. Recién comienza a recuperarse del cambio horario, lo que oye quizás sea sólo un rumor. Pero literalmente la paraliza:

— ¿Pero qué es esta historia descabellada? ¿Te das cuenta Elisabeth? El hijo del Che. No salgo de mi asombro. Para una primicia, ¡Es una primicia!

— Vas a hacer la tapa de Paris Match y la apertura del JT de PPDA si lo encontramos, dice la enfermera, muy orgullosa de sus revelaciones.

Clorinda ya se imagina en el piso de TF1 con el hijo del Che al lado.

— Al menos debería parecerse a su padre. ¡Guau! Pero si esta historia es verdadera, si este rumor se confirma, ¿sabes dónde ir buscar a este joven? ¿Vive por aquí?

— Por lo que sabe Marcos, se trataría de un hombre que se parece mucho al Che. Me dio algunas precisiones: es un buen cholo, un paisano valiente, no muy instruido, que aparentemente viviría en San Juan y que naturalmente no sabe nada acerca de sus orígenes.

— Y tiene prácticamente mi edad. ¿Crees que está casado? Quizás tenga alguna chance…

— Creo que te estás apresurando un poco querida. Creí que estabas enamorada de nuestro Presidente. Él todavía está soltero. Dice que está casado con Bolivia ¡Maldito Morales!

Mirando la puesta del sol detrás del bosque de eucaliptos erigidos como torres de control sobre la ladera de la colina que bordea el barrio residencial de La Glorieta, Clorinda se deja llevar y piensa en lo que le dijo su amiga.

¿Pero qué quería llevarse por delante este Che Guevara? Además, Elisabeth ¿habría sido una fanática, de las que usan remeras para rendirle tributo, que blanden su puño reivindicativo en las manifestaciones o que recorren los stands de la fiesta de la Huma y arengan a la multitud gritando “Vamos compañeros”? ¿Habría conocido de memoria la letra de la Internacional: “es la lucha final” y todo lo que sigue? ¿Se habría emocionado con la idea de encontrarse con esta reencarnación del hombre más completo del siglo XX? Pero a Clorinda no le interesa el Che.

De pequeña sólo se interesaba por el fútbol, su padre la llevaba a todos los estadios y ella estaba orgullosa de compartir su pasión. Eligió su profesión para complacerlo. Un día, cuando estaban sentados en las tribunas del Parc des Princes, ella le había preguntado por qué se hablaba tanto de Mao, Lenin, Kennedy y Karl Marx, y por qué no integraban la selección nacional.

Para ella, el hombre más completo del siglo XX fue Alfredo Di Stéfano. ¡Mira! También un argentino, pero un superdotado en un ámbito completamente distinto: el fútbol.

Clorinda conoció a la hija mayor de Di Stéfano, Nanette, en Barcelona. Le había mostrado los recuerdos de la familia y le había confesado que su padre en persona había reparado en el pibe de oro, Diego Maradona, en los suburbios de Buenos Aires, antes de que fuera conocido. Pero el Real Madrid nunca lo quiso. Barcelona, en cambio, había manifestado su devoción por el joven prodigio en los albores de su carrera. Ella no era una mujer chapada a la antigua, pero creía que si hubiera habido más tecnología en aquella época, las hazañas de Di Stéfano y compañía habrían provocado tanta sensación como las de Pelé o Maradona:

— ¿Conoces a Diego Maradona? Bueno, usa un magnífico tatuaje del Che en su brazo derecho. Vi un documental sobre él de un cineasta argentino, Javier Martínez Vázquez, en el festival de cine latino de Toulouse. Maradona ostenta un bello tatuaje del Che e incluso tiene otro de Fidel en la pierna. Y está muy orgulloso de ello. Bah… ¡Es cualquier cosa!

— Cambiando de tema...mi hija Mina te invita a hacer una cabalgata hasta Piedras Blancas. No es cerca pero es una linda excursión para todo el día. Y el paisaje es verdaderamente fabuloso. Te va a gustar, además vas a cambiar un poco de aire.

— Bueno, ¿por qué no? Pero hace mucho que no ando a caballo.

— Este momento me servirá para distenderme y para dejar de pensar un poco en estos rumores sobre el Che—, conjetura Clorinda. Pero todos los caminos la conducen a él Che. Para colmo, en el transcurso de este agradable paseo, sus nuevos amigos le hacen descubrir una región donde el guerrillero argentino y sus hombres instalaron su campamento improvisado en medio de la nada, en compañía de serpientes corales y enormes arañas.

— Incluso tenemos suerte, explica Mina, poniéndose en movimiento para alimentar el fogón y hacer cocinar allí el pollo que va servirles de cena. En aquella época, el Che y su tropa no podían encender impunemente un fuego para hacerse de comer o para calentarse. Corrían constantemente el riesgo, tanto de día como de noche, de que los descubrieran por las columnas de humo o el resplandor de las llamas.

— Pero nosotros tampoco tenemos centenares de soldados que nos pisan los talones, dice riendo Carmelo, su novio, que masca una bola de hojas de coca y patea una tarántula que casi se quema en el fuego. Al ver este enorme bicho Clorinda queda petrificada. Sufre de aracnofobia pero no dice una palabra, por miedo a que Carmelo la asuste, aunque jugando, no por maldad.

CAPÍTULO 3

Clorinda se levanta muy temprano al día siguiente. Toda la familia está durmiendo. La naturaleza también. El aire de este comienzo de primavera es tonificante. Los gallos van de aquí para allá haciendo su pequeño concierto. Responde el eco de un perro errante. Clorinda toma un café fuerte, se masajea un poco la parte baja de la espalda dolorida por el paseo del día anterior. Empuña su cartera y sin esperar más regresa al sortidor para ir al Fuerte en taxi y así poder hacer un primer reconocimiento del lugar. El Fuerte de Samaipata figura en su itinerario de viaje. Se siente feliz de comenzar así su documental. El día está lindo. Tiene suerte y la va a aprovechar.

Al cabo de quince kilómetros de camino pedregoso y surcado por las lluvias torrenciales del último verano, el chofer la deja en la entrada y promete esperarla al menos una hora. Según él, tiempo suficiente para subir el sendero escarpado que la conducirá hasta la cima del Fuerte, recorrer el lugar y bajar por un camino señalizado.

— ¿Usted no viene conmigo?

— No, me duele un pie. Pero Don Pablo anda siempre por ahí. Seguro que lo encuentra. Sabe más sobre el Fuerte que todos nosotros juntos.

De pronto se encuentra sola, en medio de un paisaje majestuoso que conjuga todas las gamas de verde. Una naturaleza exuberante, a pesar de la sequía de la estación invernal, con frondoza vegetación hasta perderse de vista, bosques de coníferas que sujetan sus raíces en las piedras de las primeras estribaciones de Los Andes.

A lo lejos se dibuja el parque Amboro, que esconde en sus repliegues inquietantes su flora y su fauna fantásticas. Un poco sofocada por el esfuerzo, Clorinda llega a la gigantesca piedra del Fuerte. Con los años esta roca perdió la majestuosidad. El viento, la lluvia, y la falta de mantenimiento de este lugar maravilloso crearon en la piedra grabados gigantes. En 2004 un incendio inmenso devastó la vegetación. La fuerza de las llamas también alcanzó la piedra y la ennegreció completamente.

Antes de que la UNESCO se interesara por este tesoro de la historia y decidiera incorporarlo a su patrimonio, los autóctonos se subían a la roca, hacían picnic, tomaban sol como lagartos y dejaban detrás de ellos toneladas de detritus. Algunos dejaron allí huellas débiles pero indelebles, hechas con navaja, del estilo “Miriam para toda la vida”. La piedra más tallada del mundo todavía conserva íntegro su secreto. ¿Para qué servía exactamente? Las teorías abundan, como por ejemplo que era un gigantesco altar de sacrificios humanos, o incluso una más estrambótica: que sirvió de base para los OVNI. Según los más eminentes ufólogos, la región tiene fama de ser teatro de numerosas apariciones de objetos voladores no identificados. Pero lo cierto es que el Fuerte es más antiguo que Machu Pichu y que, como las famosísimas ruinas peruanas, este lugar de culto guardará su misterio todavía por mucho tiempo.

— No está mal que sea así. ¿Por qué los hombres deben siempre explicarlo todo, se trate de las líneas del desierto, de Nazca a Perú, las estatuas de la isla de Pascuas, las pirámides de Egipto o las piedras de Stonehenge en Inglaterra? Dice Clorinda para sí acercándose a la inmensa masa gris rojiza.

Con gran sorpresa, descubre sentado más abajo a un sacerdote inca vestido con bella indumentaria de ceremonia, descalzo como exige la costumbre, realizando un ritual al pie del lugar sagrado, justo delante de los nichos encastrados en la base de la pared.

El guía del Fuerte, Don Pedro, está como loco. Cuando la ve a Clorinda, se precipita sobre ella, con el último aliento, al borde de un ataque de nervios.

— Es increíble, increíble. No sé qué hace aquí Manca Pichu. No sabía que hoy había un ritual. ¿Se da cuenta? Hace veinte años que trabajo aquí de lunes a lunes. Nunca vi algo parecido. Este gran sacerdote de Tiwuanaku sólo sale para las celebraciones del solsticio de verano, y siempre me avisan con anticipación para hacer los preparativos. Para mí que es un caso de fuerza mayor. El tono de Don Pedro no deja dudas acerca de la seriedad de la situación.

Va más lejos aún, como para agravar ese momento irreal:

— Dirigió la ceremonia de purificación en enero pasado, en Tiwanaku, cuando Evo Morales fue entronizado como líder espiritual de todos los pueblos indígenas.

— Sí, mire usted, seguí la ceremonia de Tiwanaku por televisión. Fue impresionante de hecho… no me acuerdo para nada de él, pero bueno, es cierto que había mucha gente ese día, con unos trajes raros…

Clorinda conoce a Don Pedro por comentarios. Lo vio la primera vez que visitó Samaipata. Le había hablado del Fuerte con tanta pasión que ella le prometió volver y hacer el tour con él. Esa era su intención aquella mañana, pero no esperaba un recibimiento así. La sorprendió verlo en medio de esa crisis nerviosa, de ansiedad incluso.

El sacerdote no manifiesta sorpresa alguna cuando la fotógrafa, acompañada del viejo guía, se acerca a él. Inciensos encendidos a su alrededor emanan el olor agrio de la coca. Está haciendo una ofrenda a la Pachamama, la Madre Tierra. Clorinda ya había asistido a este tipo de rituales. De pronto, el chamán la mira fijo, los ojos negros como el carbón, y se dirige a ella en quechua. Parece amenazante. Intrigada, Clorinda saca con total discreción su pequeña cámara digital que lleva siempre en el bolsillo del pantalón.

Don pedro precisa:

— Este chamán desarrolló técnicas para dominar el sueño lúcido y los viajes astrales. Lo conozco bastante bien, me ha iniciado en algunas de sus prácticas. Puede confiar en él. Es un de los más grandes sacerdotes en actividad del Altiplano. Si está él, francamente, es serio. Don Pedro da un paso hacia el fuego que larga humo blanco, signo de que la ofrenda a la Pacha Mama, ha sido aceptada por los espíritus del lugar. Duda un largo momento y decide inclinarse hacia el chamán. Clorinda sólo oye breves fragmentos de la conversación.

— Musuq runa. Runapacha Min taripay wajman, pujyu, Copacabana, mosoj wawita, rijch'akuy, mama qonqachi, llojsiv, askuy, suti, maki, irki…

Clorinda queda estupefacta. Reconoce el quechua en las extrañas palabras del hombre viejo, desdentado, con una bola de hojas de coca en la boca. Prefiere callarse y filmar la escena, con discreción, cuidando que su cámara no llame la atención del Inca. Don Pedro le hace señas para que retroceda un poco y se arrodilla cerca del sacerdote.

Lo que le repite en español, volviéndose de pronto hacia ella, no representa ninguna indicación en concreto. No son más que fragmentos, palabras entrecortadas. Esto la pone nerviosa como nada en el mundo. Pero el viejo guía no le dice nada para aclarar el asunto. Está atento al torrente de palabras del sacerdote. Su dicción es veloz. Apenas respira entre dos frases.

— llawsa suru. Pablo se vuelve otra vez hacia el chamán, luego se dirige a Clorinda.

— La admira a usted profundamente, murmura el guía. De verdad. No se ría. Estoy atónito… yo…

No le veo la gracia a todo esto, piensa la joven. Pero no dice una palabra. Como si el viejo brujo, con su magia y sus dones sobrenaturales, fuera capaz de infiltrarse en sus pensamientos y de leerlos, incluso los más profundos. La joven no entiende nada. Su mirada trasluce incredulidad, miedo e interrogantes.

— Es una energía que se dirige especialmente hacia usted a través del cuerpo del chamán, intenta explicar Don Pedro. Se trata del Hombre nuevo, respetable, irse a otra parte, fuente, Copacabana, parecer, bebé, perturbado, engañar, triunfar, de nuevo, un nombre, manos, niños.

El sacerdote, prosigue su letanía sin prestar atención al dúo incrédulo que tiene delante.

— Para mí, se atreve Don Pedro, que continúa como puede con la traducción simultánea, usted tendrá que encontrar la huella del bebé que guarda un parecido asombroso con el hombre nuevo o que se transformó en el hombre nuevo o que se va a transformar en el hombre nuevo. Espere. Uh… se pone complicado… espere… se va a sobreponer a una mentira. Usted tiene que hacer conocer esto al mundo entero. También tengo que hablarle de Copacabana, de una gran traición. Si relata estas revelaciones podrá cambiar el curso de la historia, o al menos restablecer la verdad. Tiene que remontarse a la fuente del conflicto y pedir que reparen las actas.

Pablo, serio, se calla. No entiende nada de lo que acaba de traducir. Mira a la joven, también aturdida por lo que acaba de oír. Recupera el aire, entrecortado por el ritmo que el chamán en trance le obliga a sostener, y prosigue.

— Usted tiene que descifrar el mensaje y actuar en consecuencia… no tiene otra alternativa. Por ahora no puedo decirle nada más pero cuando llegue el momento recibirá otros signos, otras revelaciones. Quédese tranquila, los espíritus no quieren hacerle ningún mal. Al contrario, la necesitan. Particularmente uno de ellos. Es alguien muy cercano a usted. Dice que necesita sus manos… el espíritu que habla a través del sacerdote dice que usted es sus manos para seguir su misión.

— Si, claro, y como en la serie Misión imposible, el mensaje se autodestruirá en treinta segundos, masculla desconcertada la periodista. No, espera, ¿estoy soñando? ¿Es X File o la cámara oculta?— Clorinda está furiosa.

De nada le sirve haberse interiorizado en fenómenos paranormales, a ella, que también siguió de cerca a los chamanes curanderos en México hace un año. A Clorinda le cuesta creer que este indio la esperaba allí, en el Fuerte de Samaipata y que le haga soportar este lenguaje completamente surrealista, codificado, en Quechua además, para confiarle una misión de suma importancia para la salvación del mundo.

Don Pedro le da una seudo explicación que no la convence del todo:

— Entró en un estado de trance en el que su alma dejó su cuerpo para subir a los cielos o bajar a los mundos subterráneos. Este brujo se comunicó con espíritus, y fue ayudado por ellos.

— Sí, y algo fumó, no sé qué pero es fuerte—, se atreve Clorinda.

El inca, que había salido de su trance, se levanta sin prestarles demasiada atención.

— Espere Don Pedro, hay que pedirle explicaciones, dice la joven mientras mira al sacerdote partir. No vamos a dejar que se vaya así nomás.

— Es inútil. No se acuerda de nada. Ahora se va a recluir un poco en la naturaleza. Estos viajes son muy duros y pueden provocar estados de crisis. Pero quédese tranquila, está completamente preparado para ello.

Efectivamente, Manca Pichu no parece muy contrariado. Bebe un vaso de alcohol puro luego de haber volcado, como es costumbre, un poco en la tierra para la Pachamama. Luego escupe la vieja bola de hojas de coca masticadas y se lleva a la boca desdentada un puñado de hojas frescas.

Al cabo de algunos minutos, sin haber intercambiado una sola mirada con Clorinda ni con el viejo Pablo, testigos atónitos de esta extraña escena, va empacando sus accesorios en una gran cartera de tejidos coloridos. Sus inciensos siguen desprendiendo unas pequeñas volutas que se arremolinan en el aire puro.

— Cuando el humo se desprende hacia el cielo, a veces se pueden ver rostros. Los de los espíritus del lugar, probablemente, o de espíritus humanos que dejan finalmente su apego a la Madre Tierra para continuar su evolución en el mundo astral—, le explica Don Pedro, para desviar su atención.

— No sé qué fuma, si usa LSD o no sé qué otra planta para entrar en un trance así, pero es impresionante.

— Es ayahuasca, el mejor medio para alcanzar este estado alterado de conciencia.

Pablo conoce sobre el tema mucho más de lo que su apariencia permite presumir. El mismo es adepto a estas prácticas pero a la gringa no le va a revelar ninguna de sus aptitudes. Clorinda cree que el anciano todavía le oculta algo.

Manca Pichu no contó todo su secreto, todo su mensaje del más allá. Clorinda cree que volverá a encontrarlo en su camino. De un modo o de otro, este brujo no la dejará tranquila durante mucho tiempo si ella no hace lo que debe hacer.

— Esa enorme piedra tan enigmática ¿revelará algún día sus misterios?— se pregunta la fotógrafa, que no tiene el ánimo suficiente para preparar su cámara.

Volverá otro día. Sólo desea una cosa: dejar este lugar lo más rápido posible. Se despide del guía sin hacer ningún otro comentario. Los dos se prometen mutuamente volver a verse en el pueblo.

— ¬Hasta mañana—, le dice el viejo agitando el brazo.

— Sí, hasta mañana. Aquí no es “hasta mañana” sino “hasta no sé cuándo”. Hasta algún día…—, balbucea Clorinda que baja a toda velocidad y que casi se tropieza con una raíz y se va a pique por la pendiente escarpada.

— Lo único que me faltaba era romperme la cabeza aquí. Sería el colmo. Aquí yace Clorinda Ostipik, que se tropezó con una raíz, grita a viva voz entre las montañas desordenadas que la rodean. Ningún eco le responde. Un día estaba en una montaña de Suiza reputada por producir un eco fenomenal, había gritado: la vida te desencanta. El eco le había respondido: canta, canta… lo que había provocado la carcajada generalizada de sus compañeros de ruta.

Se nubló, el cielo se cubre de grandes y amenazantes nubarrones. Para ella también el misterio del Fuerte se había vuelto considerablemente más denso, como los cumulonimbus que se aglutinan en este momento sobre su cabeza a una velocidad vertiginosa. Ya en el taxi, recuperó un poco el aliento y el sentido.

— Un café bien cargado para poner las ideas en su lugar, esto es lo que necesito, urgente.

La lluvia hace resbaladiza la ruta y los neumáticos lisos del vehículo no adhieren al barro rojizo que desaparece sobre el camino. En la parte de atrás, Clorinda no presta atención a los insultos del chofer que patina en un atolladero. Tiene los ojos clavados en la pantalla de su pequeña cámara…

— Musuq runa. Runapacha Min taripay wajman, pujyu, Copacabana, mosoj wawita, rijch'akuy, mama qonqachi, llojsiv, askuy, suti, maki, irki.

— Puta, ¿qué es todo este delirio? ¿Quién es el retorcido que me está tomando el pelo así? Ya lo voy a agarrar… al menos se hubiera podido presentar. ¿O todo esto será una maquinación mía?

Pero en el fondo, Clorinda está contenta. Aunque este enigma sea tan confuso como Londres en un día de niebla y aunque por el momento no termine de entenderlo, se siente halagada. Vivió algo fuerte, que sale de lo común. Y esto le gusta.

CAPÍTULO 4

Con el último aliento luego de una carrera por las calles escarpadas del pueblo, Clorinda se detiene ante el portal del jardín. Excepto los perros, que la reciben con los ladridos habituales, la casa está calma. Oye ruidos que vienen del baño y se precipita hacia allí:

— Elisabeth, ven rápido, tengo algo bastante extraño que contarte.

Sin esperar que su amiga salga de la ducha, empieza a contarle la aventura del Fuerte, su encuentro con el brujo, la sorpresa de Don Pablo, sin omitir detalle. Elisabeth está completamente pálida. Está tan sorprendida como Clorinda por esta misteriosa revelación.

— Toma, podrás juzgarlo tú misma, filmé todo. Pero tengo que recargar la batería. Está descargada. Va a tomar algunos minutos.

Apresurada, revuelve su cartera buscando el cable de alimentación.

— No me digas que me lo olvidé en casa, dice volcando el contenido de la cartera sobre la mesa. Ah, no, aquí está.

— Bueno, lo menos que se puede decir es que esta historia es bastante singular.

— ¿Singular? Pero, ¿estás bromeando? Es alucinante.¡Y tenía que tocarme justo a mí además!

— No sé qué decirte. Nunca había oído algo parecido del Fuerte ni de los rituales de los sacerdotes incas en este lugar. Pero aquí en Bolivia todo es posible. No hay que sorprenderse de nada. Y estar preparada para cualquier cosa. Tuve una experiencia muy rara con la brujería. Los chamanes, más bien los que poseen ciertos poderes, los brujos, pueden tranquilamente hacer magia blanca o negra o las dos. Y se dice que los de la región de Tiwanaku son los más eficaces.

— Justamente, este hombre, el chamán del Fuerte, es de la región de Tiwanaku. Don Pablo me aseguró que era una eminencia—, dice muy excitada Clorinda, todavía notoriamente shockeada por esta experiencia inédita e insólita.

— Déjame terminar mi historia para probarte hasta qué punto nada de esto es cuento. Estuve enferma prácticamente durante un año entero a causa de estos rituales de magia negra. Los médicos estaban completamente desconcertados. Me atiborraron de medicamentos de todo tipo. Nada me hacía efecto. Un día una amiga fue a ver al brujo del pueblo y le llevó una foto mía. Entonces comprendí que era víctima de la magia negra. Elisabeth hace una pausa, prende un cigarrillo y le ofrece uno a su amiga.

— Y bien, nunca me hubiera imaginado que en el siglo XXI fuera posible una cosa así.

— Aquí la gente se la pasa o yendo a ver al brujo y encargando trabajos para saldar cuentas con sus vecinos o yendo a ver al curandero para anular los sortilegios del brujo. Tierra de cementerio arrojada durante la noche en los alrededores de las casas, patas de pollo o de conejo, y toda clase de hechizos de magia negra, son moneda corriente aquí. Las prácticas de los brujos tienen notoriedad pública.

Elisabeth hace una pausa:

— Pero nunca me lo habías dicho…—, se sorprende Clorinda.

— Tenía tanto miedo de que el cuadro se agravara, que no le dije nada a nadie.

Elisabeth se emociona mientras recuerda esta pesadilla.

— Un amigo vino a casa y realizó dos nuevas ofrendas a la Pachamama. Me dio una poción asquerosa, hecha con pedazos de serpiente y no sé qué otro espantoso bicho, para que me la untara en el cuerpo, de la cabeza a los pies, y un talismán que me colgué del cuello.

— ¿Y entonces? ¿Qué pasó después?—, se inquieta su amiga.

— Me empecé a sentir mucho mejor. Todo se calmó. Bueno, ya hablamos bastante de cosas feas. Voy a hervir agua para las pastas. Quiero creer que tienes hambre.

— Sí, la verdad que sí. Mientras voy a preparar dos caipirinhas. Es la hora del aperitivo. Creo que nos lo merecemos—, reclama Clorinda.

Se pone a picar hielo y a exprimir limones fervorosamente pero no puede dejar de darse máquina. ¿Cómo pudo meterse en semejante despelote? ¿Por qué se encuentra justo en el medio de estas dos historias, este hijo del Che y este ritual inca en el corazón de la selva boliviana? Ella que vino a América del Sur en busca de algunas semanas tranquilas, sólo para tomar algunas fotografías, sobre todo para no hacerse mala sangre. Nada más. Sin hombres, stress, embotellamientos, obligaciones ni problemas. En fin, era lo que creía. Tiene que desengañarse.

Interpela vivamente a su amiga que quedó de pie en posición estoica:

— Cualquiera diría que se pusieron de acuerdo para arruinarme el viaje. No sé lo que piensas, le dice a Elisabeth, con quien se encuentra en la galería, bañada de rayos de sol que colorean el paisaje con magníficos tonos de un rosa pastel que hubieran hecho estremecer de alegría a Monet, su pintor preferido.

— ¡Siempre tan exagerada! La situación no es tan desesperante.

— Sí, es mi costado neurótico innato. Clorinda se acomoda, prende un cigarrillo y observa las volutas desprenderse en el aire puro y fresco de ese día espléndido.

A lo lejos, ruidos sordos de martillo resuenan desde la plaza del pueblo. Los empleados de la municipalidad se preparan para la fiesta de la santa patrona de la parroquia.

— Estas historias me parecen insólitas, dice Clorinda con una taza de café en la mano.

— Eh, oh… Time Out. ¿Tienes muchas de estas historias? Por el momento, estoy cansada y no entiendo nada de todo este circo.

Clorinda cierra los ojos y piensa.

— No es posible. ¿Estoy meada por los perros o qué?

Tiene la impresión de que el destino adora jugarle malas pasadas y sorprenderla en cada esquina. Desde que empezó el día Clorinda siente como si la tierra quisiera tragarla.

Se sirve un vaso de limonada:

— Para volver a nuestro asunto, no sé qué piensas. Habitualmente, soy muy pragmática. Me parece más razonable lo que me dijiste sobre un posible hijo vivo del Che Guevara que lo del mensaje del chamán desde el más allá, que no tiene ni pies ni cabeza. Pero esta noticia sobre el hijo del Che, aquí, en el corazón de Bolivia, es completamente inverosímil. ¿Por qué nadie lo supo antes? ¿Por qué nadie lo hizo público? ¿Cómo se mantuvo todo en secreto hasta ahora?

Mientras recuerda el episodio del Fuerte, no puede olvidar el rostro demacrado del chamán, su mirada perdida, su ser absorto, el viaje extático, la comunión con las almas que transportan ese extraño mensaje. Clorinda se precipita hacia la habitación y sale blandiendo con orgullo su cámara recargada:

— Mejor todavía, ahora tengo el sonido y las imágenes.

Clorinda está entusiasmada con la idea de ver desfilar las imágenes del trance.

— Por suerte el viejo no protestó cuando vio que encendía mi cámara de video. Está todo aquí. Ahora sólo hay que descifrar.

— Estás bromeando, con el tamaño que tiene tu cámara no la habría visto ni siquiera si hubiera estado despierto. Es ultra sofisticada tu maquinita. ¿Quién te da esta clase de aparatos? ¿El Mossad o la CIA?

Clorinda conecta su cámara y hace desfilar la secuencia. Elisabeth se calza los anteojos y ve la sesión de espiritismo del chamán.

— Pásame las imágenes. Voy a tomar nota. Hay indicios, cosas. ¿Qué me dijiste? El hombre nuevo o Copacabana. ¿Te dice algo esto?—, pregunta Elisabeth.

— De algo estamos seguras: Copacabana es el nombre de la famosísima playa de Río de Janeiro—, proclama Clorinda.

— Te equivocas querida, también es el nombre de un pueblo de por allá arriba, a orillas del lago Titicaca, en la frontera con Perú. Además a la playa brasileña le pusieron ese nombre por esta localidad boliviana. No al revés. Me inclinaría más bien por esta segunda posibilidad. Es paso obligado para ir a las Islas del Sol y de la Luna.

— ¡Justo!, había programado ir a esas islas antes de Tiwanaku y Perú para seguir mi documental. Pero no sabía que Copacabana quedaba allá arriba, al borde del lago.

Elisabeth se ríe:

— Es increíble, esta clase de historias sólo se te ocurre a ti. No vas a tener que desviarte ni un ápice del itinerario que programaste para tus fotos. ¿Te diste cuenta? Tiene que ser un signo…

Elisabeth vuelve a analizar las imágenes que registró en la filmadora. Toca la tecla “pausa”, se levanta y camina por la terraza de un lado a otro.

— Bueno, no es que yo sea vidente ¿pero si hay una relación entre todas estas cosas? ¿Entre la noticia sobre el hijo del Che y tu encuentro con el chamán? Le dice de pronto y sin demasiado cuidado Elisabeth a su amiga, que ya estaba bastante confundida.

Clorinda se queda sin voz. Elisabeth aprovecha:

— Francamente Clorinda, mi intuición me dice que quizás exista una relación entre tu estadía aquí, esas curiosas noticias que me contaron sobre el presunto hijo del Che y tu encuentro con el chamán Inca. Te digo que estos dos asuntos pueden tener que ver uno con el otro. El chamán habla de un bebé ¿No podría ser justamente este hijo del Che?

— Bueno, es un bebé medio grande… tiene treinta y nueve años ¿Anotaste bien?—, pregunta la fotógrafa.

— Claro. Anoto todo lo que me dices. Y es tan confuso como el mensaje del chamán.

— A mí lo que más me llama la atención es lo del hijo del Che. ¿Cómo pudo suceder una cosa así?—, vuelve a preguntar la joven.

— Bueno… como en la mayor parte de los casos. Deberías probar, sabes, hacer un bebé…

— Pero no papanatas, quiero decir que esto no se haya hecho público, que nadie antes que nosotras haya escuchado esta historia. Soy periodista, no te olvides. Este tipo de noticia puede ocupar la tapa de todos los diarios del mundo. Si damos con la huella de este hijo nos haremos ricas. Podrás adoptar a todos los niños del pueblo.

— No sé. Bolivia es un país con muchos misterios, con muchos secretos. Quizás sólo sea una leyenda, una más… Pero tú misma lo dijiste, estas historias bien podrían estar relacionadas.



dp


domingo, 16 de noviembre de 2008

PSICODELIA


Psicodelia es la adaptación al español del inglés psychedelia, un neologismo formado a partir de las palabras griegas ψυχή, "alma", y δήλομαι, "manifestar". La palabra psicodélico fue inventada por el psicólogo británico Humphry Osmond y significa "que manifiesta el alma".
Ajustándose a esa definición, todos los esfuerzos por proyectar el mundo interior de la psique pueden ser considerados, en un sentido amplio, "psicodélicos". Sin embargo, cuando se habla de psicodelia suele aludirse a una modalidad artística muy concreta: el arte psicodélico, sobre todo pictórico y musical, que se desarrolló a partir de los años cincuenta del siglo pasado. Este tipo de arte se caracteriza por evocar las vivencias propias de la experiencia psicodélica: sinestesia, alteración de la percepción del tiempo y del sentido de la identidad, empatía, etc.
La psicodelia alcanza su apogeo en la segunda mitad de los años sesenta y primera de los setenta. Es uno de los componentes más notorios de la Contracultura, pues ofrece una vía de escape de los límites impuestos a la conciencia y a la vida diaria por el sistema dominante. A partir de entonces, pierde notoriedad y va siendo desplazada por otras corrientes culturales, aunque su influencia persiste en múltiples manifestaciones contemporáneas, siendo especialmente obvia en la publicidad, el videoclip, el cine y la música psicodélica de vocación underground.
Algunos científicos y humanistas, convencidos de las posibilidades benéficas de las drogas psicodélicas para los humanos, han investigado y promocionado su uso responsable: entre ellos se cuentan Albert Hofmann, Aldous Huxley, Alan Watts, Humphry Osmond, Michael Hollingshead y más mediáticamente Timothy Leary. El uso medicinal de estos fármacos constituye la psicoterapia psicodélica.
Desde los años ochenta se han producido diversos brotes neopsicodélicos. Uno de ellos es el psychedelic trance, movimiento que retoma algunos principios de la psicodelia de los sesenta, promoviendo la empatía con el planeta y el uso de la música como herramienta de meditación. Otra manifestación reciente es el psybient, un encuentro entre la música electrónica, las estructuras complejas del rock progresivo y la estética psicodélica.

ARTE PSICODELICO

Arte psicodélico usualmente se refiere a arte inspirado por la experiencia psicodélica inducida por drogas como el LSD u otros ácidos pero la palabra psicodélico fue inventada por el psicólogo británico Humphry Osmond y significa "manifestando a la mente". Este puede ser literatura, música o artes visuales. Este articulo se enfocaría en las artes visuales y la literatura mientras que para analiza la música se puede ir al articulo de música psicodélica.
Desde esa definición todos los esfuerzos artísticos de proyectar el mundo interior de la psiquis pueden ser considerados "psicodélicos". De todas formas en el lenguaje común la expresión Arte psicodélico se refiere sobre todo al movimiento artístico de la contracultura de los sesenta aunque después tuvo renacimientos especialmente en los noventa retomado por el movimiento Rave y ayudado por las nuevas tecnologías de la computación. Las artes visuales psicodélicas existieron paralelamente a la Música psicodélica. Posters de conciertos, portadas de discos, shows de luces, murales, revistas de historietas, periódicos underground y más, reflejaban no sólo los patrones caleidoscópicos de las alucinaciones en LSD sino también sentimientos sociales, políticos y espirituales revolucionarios inspirados por estos estados psicodélicos de conciencia.

Características usuales del arte psicodélico

• Patrones parecidos a un Calidoscopio, frac tales o inspirados en los diseños persas conocidos en inglés como paisley pattern.
• Colores brillantes y / o altamente contrastantes.
• Extrema profundidad de detalle o estilización del detalle.
• Mutación de objetos y/o patrones y algunas veces collage.
• Inclusión de motivos fosfénicos y otros fenómenos entópicos.

Historia

Se puede considerar al arte psicodélico como un intento de reflejar estados alterados de conciencia usualmente producidos por el uso de substancias psicodélicas o el estar influenciado estéticamente por estos. Así pues habría que tomar en cuenta el contacto y uso de substancias psicodélicas como hongos alucinógenos, peyote o ayahuasca por parte de múltiples culturas alrededor del mundo.
Más claramente se dieron casos en los movimientos modernistas del arte en los cuales artistas usaban drogas psicodélicas como fuente de inspiración. Un claro antecesor del arte psicodélico fue el movimiento surrealista en su búsqueda de reflejar y crear imágenes y experiencias fantásticas y alucinatorias. Así también los surrealistas cultivaron un especial atención a los sueños inspirados en el psicoanálisis freudiano. Específicamente esta el caso del pionero del automatismo el francés Andre Masson el cual a veces trabajo bajo la influencia de drogas alucinógenas. Por otro lado Antonin Artaud ("Viaje a la tierra de los Taraumara" 1937) y Henri Micheaux ("Milagro miserable" 1956) escribieron tratados sobre sus experiencias con substancias como el peyote y el hashish. En la ensayística y la literatura destaca inmensamente la figura de Aldous Huxley el cual en escritos como Las puertas de la percepción y Cielo e Infierno dejo un legado profundo sobre la experiencia psicodélica.
Experimentación psicodélica artística explicita con el LSD fue conducida en un contexto clínico por el psiquiatra de Los Angeles Oscar Janiger. El hizo que un grupo de 50 artistas hicieran una pintura primero sin la influencia de substancias psicodélicas y después otra bajo la influencia del LSD. Las pinturas fueron comparadas por Janiger y también por los artistas. Los artistas casi unánimemente reportaron que el LSD contribuyo a su creatividad.

Experiencia psicodélica

Se denomina experiencia psicodélica, viaje o vuelo a las vivencias derivadas del uso de algún fármaco psicodélico o de algún otro tipo de práctica que posibilita el paso de la mente a un estado alterado de conciencia, como la privación sensorial o el control de la respiración. La experiencia psicodélica suele incluir alucinaciones, percepciones inusualmente intensas y sinestesia. A menudo se ha comparado la experiencia psicodélica con las vivencias que describen los místicos, las que algunas culturas tradicionales atribuyen a los difuntos en su paso al Más Allá o las propias de ciertas psicosis.

Características principales

La experiencia psicodélica es llamativamente diferente de la provocada por drogas de tipo sedante (como la heroína) o estimulante (como la anfetamina). Aunque cada experiencia psicodélica es única, hay características recurrentes. Una de ellas es la sensación de conexión inmediata con todo lo que nos rodea, una comunión panteísta con el Universo.
La intensidad de la experiencia depende de la preparación previa del sujeto (sus expectativas) y, en el caso de un fármaco desencadenante, de la dosis del mismo. Se ha comprobado que las muestras de LSD incautadas por la policía a partir de los años 80 contienen una dosis significativamente inferior a la que fue común en la época de esplendor de la psicodelia (finales de los 60 y comienzos de los 70). La ilegalización de las drogas psicodélicas y su caída en desuso suponen que el consumidor se encuentra ante un producto sobre cuya composición rara vez tiene garantía alguna.
El cambio del estado común de conciencia al alterado puede, cuando es recibido con resistencia, provocar una vivencia angustiosa, pues la persona siente que pierde el control, la cordura o la conciencia, e incluso puede pensar que se aproxima su muerte. Generalmente, esta sensación desaparece (o no llega a aparecer) cuando el sujeto se encuentra cómodo, en un entorno apto para la experiencia y en compañía de personas en las que confía, y acepta de buen grado el paso a un estado distinto de la mente.

Investigación sobre las experiencias psicodélicas

Algunas investigaciones, realizadas en su mayoría en los 60s, cuando las drogas psicodélicas eran legales, sugieren que estas sustancias pueden provocar experiencias beneficiosas y documentan sus ventajas farmacéuticas.
La Asociación Multidisciplinar de Estudios Psicodélicos (cuyas siglas, en inglés, son MAPS) es una organización actual que estudia los efectos de las sustancias psicodélicas. Hay muchos libros y publicaciones científicas que documentan las experiencias psicodélicas.

Niveles de la experiencia psicodélica

El Psychedelic Experience FAQ describe 5 niveles diferentes de la experiencia psicodélica:
Nivel 1
Este nivel produce un efecto de alguna potenciación visual (colores más brillantes) y sonidos musicales mas "anchos" o mas punzantes a los oídos. Este nivel puede ser logrado por medio de una dosis normal de marihuana o una muy pequeña dosis de una droga psicodélica como la psilocibina.
Nivel 2
Colores brillantes; visualizaciones (objetos que parecen moverse o respirar), formas geométricas que se hacen visibles cuando se cierran los ojos. Aparente aumento del campo visual. Pensamientos confusos, cíclicos o de reminiscencia. Cambios en la memoria a corto plazo provoca pensamientos continuamente distractores. La necesidad de ver "normal" la realidad se hace menor, la urgencia hacia irse más allá de lo usual se hace mayor. Este nivel se puede lograr con una dosis pequeña de psilocybin o LSD o una grande de marihuana.
Nivel 3
Visuales muy obvios, todo se comienza a ver curvado y patrones caleidoscópicos o fractales se pueden ver en las paredes, paisajes, caras, etc. Alucinaciones con los ojos cerrados se hacen tridimensionales. Existe cierta confusión de los sentidos o sinestesia. Distorsiones del tiempo y los "momentos de eternidad". El movimiento corporal a veces se vuelve demasiado dificultoso o se necesita demasiado esfuerzo. Una dosis normal de psilocibina o una normal tirando a baja de LSD produce este efecto.
Nivel 4
Efectos visuales fuertes como objetos que se transforman en otros objetos. El ego se disuelve o se divide: los objetos comienzan a hablar, se sienten cosas contradictorias simultáneamente. La pérdida de uno mismo puede traer un cambio en la percepción de la realidad, acompañada a veces por una impresión de lucidez pronunciada. El tiempo se distorsiona y los participantes pueden percibir una actividad que apenas dura unos minutos como si hubiera durado horas. Experiencia de "salir del cuerpo" y percepción extrasensorial. Este estado se logra con una dosis alta de psilocibina así como una dosis normal o alta de LSD.
Nivel 5
Perdida total de la conexión visual con la realidad. Los sentidos cesan de funcionar en la forma normal. Total perdida del ego. Sentimientos de mezclarse con el espacio u otros objetos del universo. Sentimientos de alcanzar el comienzo o el fin del espacio y tiempo. La pérdida de la realidad se hace tan extrema que escapa a la explicación. Estados parecidos al sueño o a una película. La gente reporta el haberse sentido en algún otro lugar que el que estaban. Lo único que se reporta funcionando a un nivel reconocible es la voz de la mente del pensamiento. Mucho de este nivel es todavía desconocido debido a que la gente que lo alcanza reporta una experiencia inexplicable o incomunicable. este efecto puede producirse con altas dosis de LSD, DXM, y muy altas dosis de psilocibina o con muy altos niveles de salvia divinorum. El DMT, se dice, lleva a gente al nivel 5 con una dosis fumada haciéndola una de las drogas psicodélicas más poderosas que los humanos conozcan.

MUSICA PSICODELICA

La música psicodélica, música ácida o lisérgica (en referencia al ácido lisérgico) es un género musical que pretende evocar, ya sea lírica o sonoramente, la experiencia psicodélica. Las drogas psicodélicas han sido usadas por varias culturas premodernas y muy a menudo su uso era y es acompañado por música tal como ocurre hasta hoy en algunas culturas del chamanismo americano. De todas formas, el termino "psicodélica" es ligado a la música por vez primera en el rock surgido a mitad de los años sesenta en Inglaterra e influenciado por el movimiento hippie dentro de una perspectiva estética que también era compartida por el arte psicodélico en sus formas visuales pero esencialmente ubicable dentro del movimiento de la psicodelia ligada a la expresión artística de la experiencia psicodélica. Esta perspectiva estético-musical del rock psicodélico influenció otros géneros como el soul o el funk en el llamado soul psicodélico y el p-funk de George Clinton, el rock progresivo o el jazz fusión y a músicos más allá de EEUU y Gran Bretaña alrededor del mundo. Después, en los años 80 algunas variantes de la música electrónica y del trance retomarían la estética psicodélica en la música en géneros como el psytrance, en los noventa el psybient y el los 2000 el psybreaks. En alguna forma también la psicodelia influenció al dub, el cual usualmente es ligado con el consumo de marihuana. En la década de los ochenta y noventa aparece el dub electrónico el cual también sería importante precedente en la evolución del psybient.
El rock psicodélico y influencia de este en otros géneros
El rock psicodélico se caracteriza por su carácter algo místico, la improvisación en las composiciones y su relación con las drogas alucinógenas como la psilocibina, cannabis, y, sobre todo, el LSD. No existe una definición rigurosa de este género, y con frecuencia se interpreta como tal todos los tipos de sonido comprendidos entre el raga rock (es decir Rock con influencia de la música sinfónica de la India), acid rock, hasta el hard rock. Muchas de las bandas pioneras fueron influenciadas por una gran variedad de géneros, incluyendo el folk, el blues el free jazz y música autóctona de diversas partes del mundo. La corriente principal de este género vino a la luz entre 1966 y 1967 y podía ser reconocido por características como melodías modales, letras esotéricas describiendo sueños, visiones o alucinaciones, canciones largas y prolongados solos instrumentales, y efectos electrónicos como delays, reverberaciones, ecos, flanger, feedbacks y otros efectos sonoros. Entre los exponentes pioneros principales del género estarían The Beatles, The Grateful Dead,13th Floor Elevators, Pink Floyd, Jefferson Airplane, Jimi Hendrix, y otros. Después de los años sesenta aparecerán nuevas bandas y movimientos neopsicodélicos como las bandas de los ochenta Spacemen 3, The Psychedelic Furs, y en los noventa y 2000 Phish, Apples in Stereo, The Flaming Lips, Polyphonic Sprees y últimamente, MGMT . Asimismo destaca el género británico del Shoegazing de fines de los ochenta y comienzo de los noventa con bandas como My Bloody Valentine, los muy raga Kula Shaker o The Verve en sus 2 primeros álbum. Así mismo podemos considerar el genero Stoner Rock asociado con el consumo de marihuana y con bandas como Kyuss, Monster Magnet y Queens of the Stone Age. Por último consideremos las bandas en los 2000 asociadas con el término Psychedelphia de Philadelphia, EEUU como Bardo Pond o los británicos The Bees y los suecos Dungen.
El rock psicodélico influenciaría al Soul y al R and B en lo que se llamó Soul psicodélico en bandas como The Temptations, Funkadelic (de George Clinton), la Band of Gypsies de Jimi Hendrix, The 8th Day y Stark Reality. Así también artistas denominados como Acid folk o Psyfolk los cuales procedían de una herencia del folk estadounidense y británico que fusionaron con temáticas y estéticas de la psicodelia y entre éstos están artistas como Syd Barrett, Donovan, Pentangle o la Incredible String Band y actualmente por ejemplo el estadounidense-venezolano Devendra Banhart y algunos de los artistas asociados con el término New Weird America.
Asimismo la psicodelia habría influenciado al reggae y al dub jamaicanos aunque estos géneros tienen explícitas referencias a la marihuana debido a su carácter sagrado dentro del movimiento rastafari. Influencias menos claras y temáticas ligadas a la marihuana existen también en el hip hop en artistas como De La Soul, Cypress Hill, Dr. Dre y Snoop Dogg así como en el género de hip hop instrumental conocido como trip hop.
El rock psicodélico influenció a la música de otros países y en esto destaca el movimiento artístico brasileño conocido como tropicalismo en el cual destacan Caetano Veloso y la banda de rock Os Mutantes. Así también existieron numerosas bandas psicodélicas que no son de EEUU y Gran Bretaña entre las cuales podemos nombrar a Amon Duul III de Alemania, Group 1850 de Holanda, Love Army de México, Almendra y Manal de Argentina o Aguaturbia y Los Macs de Chile.

La psicodelia electrónica en los 80, 90 y 2000

El psytrance y el goa trance

De la explosión del tecno y del trance en los ochenta surgió la escena rave la cual retomo una perspectiva de mundo similar a la del Movimiento hippie y de la psicodelia de los sesenta así como un fuerte contingente de jóvenes neohippies e inclusive hippies de los sesenta como es el caso de Goa Gil. Dentro de esta se creó el psytrance o Trance psicodélico, el cual es un género musical originado a partir de la música electrónica de Goa, India, a principios de los años 90, que nació de la fusión la música autóctona con el rock psicodélico, el rock espacial, el new age y el EBM. Esta música pasó a Israel y de ahí se fue expandiendo por el resto del mundo y suele ser explícitamente psicodélica como por ejemplo la canción de Hallucinogen "LSD" así como las portadas de los discos en artistas como Infected Mushroom o Shiva Chandra. En las fiestas psytrance es común el uso de drogas psicodélicas especialmente el éxtasis, el LSD, la ketamina y la marihuana así como los juegos de luces psicodélicos, la decoración y las imágenes proyectadas en pantallas gigantes.

El psybient

Después emergería el psybient, o también conocido como ambient psy, ambient goa y más comúnmente dentro de la escena goa/psytrance como psychill y psydub, es un genero de música electrónica que combina elementos de el trance psicodélico, ambient, "world music", New Age, y hasta el "ethereal wave". Las piezas del Psybient están usualmente estructuradas alrededor del concepto del crear un "viaje sonoro" o "viaje musical". Se diferencia del Psytrance en el que esta más enfocado en el crear una experiencia musical que puede ser experimentada en el tiempo de un álbum de larga duración, esto enfatizando menos el que los ritmos concuerden y permitiendo una diversidad de dinámicas. El contenido psicodélico en este genero es especialmente pronunciado como muestra por ejemplo la canción del grupo Shpongle "DMT" y en si todo el álbum Are You Shpongled el cual tiene un sonido e influencia muy marcada de bandas de rock como Pink Floyd.

El psybreaks

Psybreaks o breakbeat psicodélico es un género de música electrónica que se desarrolló de una fusión de psytrance, psybient y breakbeat old skool en la mitad de los años 2000, mezclando ritmos breakbeat con técnicas y texturas del psybient y del psytrance. Actualmente los artistas de este genero se encuentran en la escena del psytrance.

PSCOTERAPIA PSICODELICA

La psicoterapia psicodélica se refiere a un tipo de psicoterapia en que se utilizan sustancias psicodélicas. El término psicodélico (que manifiesta el alma) enfatiza la virtud de estos fármacos pata facilitar la exploración benéfica de la psiquis y expandirla en sus posibilidades.

ROCK PSICODELICO

El rock psicodélico es un estilo de rock que intenta evocar la experiencia psicodélica usualmente asociada con el uso de sustancias psicodélicas como la marihuana, la mescalina o el LSD, aunque no necesariamente implica el uso de drogas. Dentro de la historia del rock, el rock psicodélico es un puente desde el rock blues hacia el rock progresivo y el heavy metal, así como también las fusiones del rock con géneros como el jazz o géneros musicales del mundo, muy especialmente la música de la India por su toque místico. En la mitad de la década de los sesenta nace el rock psicodélico con los experimentos de bandas como The Doors, The Beatles, The Byrds, Pink Floyd y The Beach Boys para después influenciar muchas bandas alrededor del mundo que se inspirarían en los modelos sobre todo californianos y británicos de rock psicodélico.
El rock psicodélico se caracteriza por su carácter algo místico, la improvisación en las composiciones y su relación con las drogas alucinógenas como la psilocibina, cannabis, y, sobre todo, el LSD. No existe una definición rigurosa de este género ya que implica una variedad de estilos de interpretación y sonido: con frecuencia se interpreta como tal todos los tipos de sonido comprendidos entre el raga rock (es decir Rock con influencia de la música sinfónica de la India (raga), cuyos primeros ejemplos son Norwegian Wood de The Beatles y el See My Friends de The Kinks, ambos de 1965), rock ácido, hasta el hard rock. Muchas de las bandas pioneras fueron influenciadas por una gran variedad de géneros, incluyendo el folk y el blues. La corriente principal de este género vino a la luz entre 1966 y 1967 y podía ser reconocido por características como melodías modales, letras esotéricas describiendo sueños, visiones o alucinaciones, canciones largas y prolongados solos instrumentales, y efectos electrónicos como delays, reverberaciones, ecos, flanger, feedbacks y otros efectos sonoros. El álbum introductor de las corrientes psicodélicas en la cultura Rock inglesa fue Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band y el Magical Mystery Tour de los Beatles, junto con el álbum debut de Pink Floyd, The Piper At The Gates Of Dawn, con la influencia de Syd Barrett (guitarrista y fundador del grupo, que más tarde tendría que abandonar el mismo), el que fuera el mayor precursor y pilar de esta nueva forma de componer música basada en los efectos de su droga más habitual, el LSD (Barrett también editaría más tarde álbumes solistas que podrían considerarse "psicodélicos", aunque con una mayor tendencia a escribir canciones en base a su guitarra acústica). En los Estados Unidos, una banda de Austin, Texas (13th Floor Elevators) edita en 1966 su primer álbum, The Psychedelic Sounds of the 13th Floor Elevators y en 1967 The Doors lanzan su primer álbum The Doors (el cual había sido grabado el año anterior).
Si bien los primeros músicos influenciados por las drogas psicodélicas pertenecían a corrientes jazzísticas (John Coltrane, muy admirado por los beatniks que después serían los hippies) y folk, el primer uso del término "psicodélico" en la música popular fue realizado por la banda "folk" The Holy Modal Rounders en 1964, dentro de su tema "Hesitation Blues". El primer uso de la palabra "psicodélico" en el contexto de la música rock habitualmente se atribuye a la banda 13th Floor Elevators (una de las primeras en desarrollar este sonido), y la aparición impresa más temprana de este uso de esta palabra es en el título del álbum de la banda The Deep, Psychedelic Moods, lanzado en Septiembre de 1966; año en que se editaron dos álbumes más con la palabra "Psicodélico" en su portada: Psychedelic Lollypop de los neoyorkinos Blues Magoos y The Psychedelic Sounds of the 13th Floor Elevators de la banda antes mencionada. Un prototipo del sonido psicodélico en sí ya existía desde al menos un año antes en los directos de bandas como Grateful Dead, y los singles "Shapes Of Things" de The Yardbirds y "Sunshine Superman" de Donovan, estos dos últimos británicos. El género alcanzó su máxima popularidad entre 1967 y 1968 pero pronto decayó, dando paso en Inglaterra a otras corrientes musicales que adquirieron influencia en los años 70 como el rock progresivo, el rock sinfónico y el Glam Rock. Sin embargo, un importante número de bandas siguieron trabajando en la corriente y se produjo un nuevo auge en los años 80, y el rock psicodélico de los años 60 ha sido muy influyente en géneros como el rock progresivo y en la escena krautrock alemana, entre otros.

Historia
En 1962 el rock británico se embarcó en una frenética carrera de ideas que se extendió por E.E.U.U. a causa de la llamada Invasión británica de la música rock. El entorno de la música folk también experimentó con las influencias externas. En la misma línea de la tradición jazz y blues, muchos músicos comenzaron a tomar drogas, e incluyeron referencias a éstas en sus canciones. En 1965 Bob Dylan tomo influencias de los Beatles y trajo la instrumentación eléctrica de la música rock en su álbum Bringing It All Back Home, pero la banda de Los Angeles, The Byrds le superaron en ello con un disco sencillo (single) de una pista de un álbum suyo con rastros de psicodelia, Mr. Tambourine Man (en efecto, un "cover" de Dylan), que jugueteaba con los sonidos eléctricos y voces algo etéreas.
Estados Unidos de América en los años 60
La psicodelia musical dio sus primeros pasos en EE.UU. primero en el campo de grabaciones de corte experimental académico como el LP "This Is It" que hizo en 1961 el filósofo de origen inglés Alan Watts que contenía música ritual y evocaciones de la temática psicodélica. Luego en los entornos folk, con la banda neoyorkina Holy Modal Rounders introduciendo el término en 1964 en su tema "Hesitation Blues", en la línea que canta: "...I got my psychedelic feet/In my psychedelic shoes/Oh lordy momma/I got the psychedelic blues...". Una banda folk similar llamada Mother McCree's Uptown Jug Champions de San Francisco recibieron influencias de Byrds y los Beatles, cambiando su instrumentación acústica por una eléctrica en 1965. Cambiaron su nombre por the Warlocks, toparon con los Merry Pranksters (grupo de personas interesadas en la literatura y la figura de Ken Kesey, uno de los íconos de la generación hippie) en Noviembre de 1965, y cambiaron nuevamente su nombre a the Grateful Dead el mes siguiente.
La exposición de temas referentes a drogas psicodélicas en el rock estadounidense se puede trazar desde la publicación en 1962 de un tema instrumental llamado explícitamente "LSD-25" en la cara B del corte 45 "Moon Dawg" del grupo de música surf The Gamblers. Pero es 1965 cuando toma verdadera forma las características del rock psicodélico: Primero, cuando el grupo The Charlatans (USA) materializa la primera actuación de una banda bajo efectos del LSD, en su presentación en el Red Dog Saloon de Virginia City, Nevada, el 29 de junio. En menos de un mes de ese bizarro acontecimiento, el productor de, entre otros, la banda surf The Rivingston, Kim Fowley, lanza en julio el primer tema rock con una clara temática referente a la experiencia psicodélica llamado "The Trip" que logró un relativo éxito. En agosto de ese mismo año, la banda contracultural neoyorkina The Fugs, hace la primera referencia al LSD en la letra de una canción de rock en su "I Couldn't Get High", aunque su música no sonaba "psicodélica".
También los californianos The Doors tienen algunos temas de carácter psicodélico en sus álbumes, si bien era común y masivo el uso de drogas para la inspiración artística de Jim Morrison, que quedó bien plasmada en temas como "Moonlight Drive", "Light My Fire" (pero cabría aclarar que "Light My Fire" no fue producto de la pluma de J. Morrison sino de R. Krieger), "The End" y Otros.
Es para 1966, donde California demuestra ser el mayor impulsor de la psicodelia norteamericana, con actividades psicodélicas como los Acid Test organizados por Ken Kesey y sus Merry Pranksters, los Trip Festivals (pionero en el concepto multimedia, y responsable de presentar la música electrónica a la generación contracultural); y sobre todo, el lanzamiento de discos fundacionales de la sicodelia, como el sencillo con toques indios "Eight Miles High" de The Byrds, el barroquismo sinfónico del "Pet Sounds" de The Beach Boys, y la experimentación del "Freak Out" de The Mothers Of Invention liderado por Frank Zappa.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Psicodelia

dp