ESCRITO Y PRESENTADO EN EL AÑO 2000
SOBRE LAS EXPULSIONES DE AVELLANEDA
(Leandro Alem, fundador de la Unión Cívica Radical)
Introducción
Esta es la defensa de nuestros derechos más elementales: los de elegir y ser elegidos.
La UCR comenzó a gestarse en 1889 y se fundó como partido político orgánico en 1891. En el medio de estas dos fechas se produjo un acontecimiento de singular importancia, no convenientemente reivindicado por la historia de todos los argentinos: la revolución de 1890. Allí el pueblo y una dirigencia política que interpretaba muy bien la realidad de entonces, se alzó en armas en contra de un “régimen” corrupto y carente de toda legitimidad. Como bandera fundamental de esta lucha se izó la de la defensa de las instituciones de la democracia y el voto popular para consagrarlas, voto popular que en ese entonces era mercantilizado y cercenado en beneficio de la oligarquía. Así nacimos, peleando para defender el voto popular. Dice José Bianco en su “Doctrina Radical”, publicada en 1927: “...Hay en la igualdad del voto un virus revolucionario. El voto es un arma tan poderosa como el fusil, acaso lo sea más... el sufragio universal y secreto implica, pues, un principio de revolución social...”.
Luego nos organizamos como un partido político, como una institución moderna que iba a proseguir esta lucha por sus ideales con métodos distintos. Recién en 1916 logramos el acceso al poder. Habían pasado 25 años, varias revoluciones, el período de la abstención, la no claudicación de las ideas.
Quebramos al régimen por nuestra perseverancia y lo forzamos a cambiar la legislación electoral. Llegamos para “reparar” y darle al pueblo la posibilidad de elegir a sus gobernantes mediante la institucionalización del sufragio universal.
Consagramos este mecanismo como piedra fundacional de nuestra misma existencia y construimos de esa forma una historia que ya lleva más de cien años de vigencia. Cada vez que el país necesitó volver a su cause democrático, hubo un radical que levantó la bandera y volvió a emprender la larga marcha del restablecimiento del voto y las instituciones.
Dijo Yrigoyen en un Memorial dirigido a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, desde su prisión en la Isla Martín García, en 1930: “...La idea de la reparación es la primera clave. Es la matriz generadora de la acción, que se orienta hacia la restauración de un pasado áureo, impreciso pero originario, que será la piedra de toque para la interpretación de la historia que hace el radicalismo y que lo investirá de esa cualidad pretendida de partido nacional histórico, otorgándole esa aura de inmanencia y superior trascendencia. Es un impulso reparador, cumplimentador de un destino, una especie de proa hacia la acción que conduce a la realización de la Nación, en una gloriosa tercera etapa, luego de las dos primeras cumplidas, la de la emancipación e independencia y la de la organización y la constitución. Allí tambien está implícito el principio ético universal que expresa lo radical, que ambiguamente sintetiza y abarca todo lo que es verdadero y justo, como culminación más alta de la vida. No se reitera demasiado ese universalismo infuso, sino que la tónica se pone sobre el desarrollo ético individual, expresado a través del voto, como instrumento para lograr la integración de la nación histórica, que ha venido errando el camino gloriosamente iniciado en Mayo...”.
En nuestra vida interna tratamos de consagrar la voluntad del afiliado, como máxima expresión de lo que debe ser el partido con relación a la sociedad toda. Pero no siempre, ni ahora ni antes, logramos darle al afiliado la posibilidad de expresarse libremente en las urnas. Aduciendo siempre necesidades de fuerza mayor, razones de estado, conveniencia ante la coyuntura, o cualquier otro tipo de justificativo, encontramos el pretexto para dejar de lado la voluntad del afiliado y por lo tanto su voto, con el objetivo de lograr acuerdos políticos o entre cúpulas dirigenciales. Ya tenemos amplísima experiencia en torno a esto y el “lomo muy curtido”, aparentemente.
En 1997 se empezó a ver un nuevo fenómeno dentro de la UCR. La constitución de la ALIANZA pretendió demostrar al pueblo argentino que existen otras formas de hacer política, muy distinta a la que nos imponía el “menemato”. Nos colocamos de cara al pueblo. Le dijimos basta a la corrupción y al “dedo” que pretendía imponernos todo. En 1998 concurrimos a elecciones internas abiertas, por primera vez en nuestra historia, para dirimir con el FREPASO las candidaturas a Presidente y Vicepresidente de la Nación.
Ganamos ampliamente esta elección, pero esa misma noche, tambien, nos enteramos que no solamente habíamos votado esas candidaturas sino que la Sra. Fernández Meijide, a pesar de haber perdido y por lo tanto, según el acuerdo existente, debería haber ocupado la candidatura a Vicepresidente, era ungida, en un acuerdo de cúpulas, como candidata a Gobernadora.
Votamos una cosa pero salió electa otra. Poco tiempo después y por otro acuerdo de cúpulas, por supuesto a espaldas de los afiliados, como nos habíamos quedado sin candidato a Vicepresidente, digitamos a Chacho Alvarez para ocupar ese lugar. Este fue el segundo gran acuerdo.
No pasó mucho tiempo y nos enteramos que aquí no terminaba la capacidad “rosquera” de los dirigentes y nos desayunamos que en la interna abierta de 1998 votamos, sin saberlo, a los candidatos a Intendentes. Donde ganó el radicalismo la interna abierta presidencial el candidato a Intendente sería radical y donde ganó el FREPASO, sería de ellos. Extraña fórmula de dirimir candidaturas si se la tenemos que hacer entender, por ejemplo, a un extranjero. Este fue el tercer acuerdo alcanzado por los “dedócratas”.
De pronto nos dimos cuenta que esto no había sido convalidado por el máximo órgano de conducción de la UCR de la Provincia de Bs. As. y llamamos a sesión de la misma para refrendar la alquímica fórmula rosquera. Esa Convención se llevó a cabo en la ciudad de Rauch, desde ahora célebre ciudad en donde se consagró el fraude más grotesco de la historia del partido, porque jamás se pasó lista para verificar el quórum de sesión, donde se votó a mano alzada y no en forma nominal como corresponde hacer ante la importancia de los temas involucrados, porque se apeló a la intimidación mediante la presencia de una patota oficialista y hasta de la policía. Pero esta Convención debía expedirse y convalidar la constitución de la ALIANZA, no importaba el precio que se debía pagar para lograr el objetivo, a pesar del escándalo entre los Convencionales y la barra en las tribunas, que terminó en escenas de violencia generalizada. Y el precio fue pagado. Lo hizo la conducción de la Convención, que salió a dar la cara para refrendar lo que los máximos dirigentes de la provincia urdieron para digitar todas las candidaturas.
El radicalismo de Avellaneda llevó a esa Convención, una postura crítica en torno al acuerdo (Para mayor información se pueden recabar en las actas del Comité de Distrito el discurso del afiliado Juan Manuel Casella, en donde defiende la postura de hacer valer el acuerdo firmado en Avellaneda entre la UCR y el FREPASO, por el cual se tenían que dirimir en elecciones internas abiertas las candidaturas locales en 1999), pero una vez consumado se sumó a la corte de los adulones, dejó de lado la voluntad del afiliado y resignó la candidatura a Intendente en beneficio del FREPASO. En Avellaneda había ganado la interna abierta presidencial la Sra. Fernández Meijide, por apenas 900 votos y por esto sería un candidato de esa extracción política el candidato a jefe comunal. El Comité de Distrito aceptó esto. Lo refrendó en un simple Plenario sin siquiera llamar, como corresponde, a una Asamblea de Afiliados, máximo órgano de conducción de un Distrito, haciendo inclusive, un acto de proclamación formal del Sr. OSCAR LABORDE, como candidato a Intendente, cuando pocos días después la Justicia obliga al FREPASO a concurrir a elecciones internas para elegir a sus propios representantes. Es decir, que nosotros proclamamos un candidato de una fracción interna del FREPASO, porque hasta ese momento había varias listas en Avellaneda disputándose esa nominación. Esta tremenda irregularidad jamás fue cuestionada por ningún superdirigente, claro, como iban a hacerlo si era lo que ellos habían rosqueado.
Esto solo podía obtener una respuesta de parte nuestra: la rebelión. No aceptamos el acuerdo de cúpulas, que a decir verdad no era asumido por ninguno de los dirigentes que lo habían acordado porque ellos mismos sabían que era inmoral su concreción; reclamamos el derecho del afiliado radical a elegir sus candidatos en las urnas; pedimos a la mesa directiva del radicalismo de Avellaneda que obligue al FREPASO a ir a elecciones internas abiertas; exhortamos a nuestros socios en la ALIANZA a cumplir con lo que había firmado en 1997, en el momento de la constitución de la misma, cuando los entonces presidente de la UCR Sr. OMAR BRUZZO y del FREPASO Sr. JULIO LABORDE, firmaron un acuerdo previendo el llamado a elecciones internas abiertas en 1999 para la elección de candidatos a Intendente, Concejales y Consejeros Escolares.
Hicimos pública nuestra oposición y como respuesta a ella recibimos en nuestras caras el veredicto del Tribunal de Disciplina del Comité de Distrito de Avellaneda: la expulsión de SILVIA VAZQUEZ. Allí comenzó un nuevo capítulo de esta vergonzosa historia. El Tribunal se constituyó y sesionó sin que fuera convocado el único plenarista que nos representaba; jamás se conoció la fundamentación de la acusación, solamente el rótulo de “indisciplina partidaria”; nunca la acusada fue convocada a brindar testimonio o efectuar un descargo, por lo tanto no pudo ejercer su derecho de “defensa en juicio”; la sentencia fue dictada antes de la oficialización de nuestra lista a nivel local, es decir, antes de que se cometiera el “delito”; no sabemos si todas estas actuaciones fueron giradas al Tribunal provincial del partido. Se vulneraron todas las formas y procedimientos para cumplir con un pacto negro hecho por las cúpulas. Si hacemos todo esto para, además, no llevar el candidato a Intendente, demostramos que hemos caído muy bajo.
Silvia Vázquez decide formar una nueva ALIANZA comunal y presentarse a las elecciones de octubre. Los candidatos que la secundan en la lista de Concejales y Consejeros Escolares, son a su vez enjuiciados por el Tribunal de Avellaneda, constituido con las mismas falencias que el anterior y con el agravante que tambien juzga a los “colaboracionistas”, que ni siquiera figuraban en lista alguna, sino que solo eran sospechados de acompañar a la ALIANZA POR AVELLANEDA.
Por pedido del entonces candidato a Presidente FERNANDO DE LA RUA, se levanta la lista. Se resigna a la contienda electoral para evitar la dispersión de los votos de la ALIANZA. Resultado: la ALIANZA gana en Avellaneda por escaso margen, apenas 4400 votos. De haber continuado Silvia Vázquez con su candidatura, seguramente el Sr. LABORDE jamás hubiera triunfado. Esto es reconocido por propios y extraños, pero a pesar de ello nuevamente el Tribunal saca un veredicto adverso: expulsa a DIECIOCHO personas, cuando ya había cesado la causa de la “indisciplina”. El mismo se dicta dos días después de las elecciones generales del 24/10/99.
Comentario: ¿ qué lectura nos merece el resultado en la provincia, donde claramente perdió la candidata del dedo, la candidata de las cúpulas y cuantas intendencias ganamos de las que se pusieran en disputa en el marco del acuerdo que condenó a trece distritos donde el radicalismo no pudo elegir a sus candidatos?. Estas preguntas todavía no fueron respondidas por nuestros dirigentes.
Reconocemos nuestra rebelión. Reconocemos que intentamos ir por fuera de la listas del partido. Pero esto no implica que debamos ser juzgados y condenados por un partido que se maneja a espaldas del afiliado; que vulnera todas las leyes y principios que nos crearon, nos rigen y nos dan sustento doctrinario; que hizo de actitudes y procederes claramente ilegítimos una constante en su accionar cotidiano; que confía su funcionamiento a unos pocos que, o casualidad, son los eternos dirigentes y candidatos que disputan todo tipo de postulaciones y hasta hacen heredar sus cargos a parientes directos o a íntimos amigos.
Vivimos en un estado de ficción. Creemos que la constitución y el posterior triunfo de la ALIANZA se logró porque hicimos las cosas bien y no porque el pueblo nos obligó a ir en determinado rumbo. Los mismos dirigentes que casi nos llevan a la extinción en 1995 no fueron los artífices de la gloria de 1999. Todo lo contrario. En 1999 el pueblo decidió que se terminó una etapa de corrupción y despilfarro y se inicia otra de saneamiento y austeridad. Sino logramos interpretarla, sino provocamos el recambio, vamos a caer en el mismo agujero en donde cayó el P.J. con el gobierno de Menem.
EL JUICIO, NUESTRO “DESCARGO”
Jamás fuimos llamados a declarar ante el presunto tribunal, solamente obligados a ratificar o rectificar nuestra pertenencia a una alianza distinta, por lo tanto no pudimos ejercer el derecho de defensa en juicio (Artículo 18 de la Constitución Nacional y 124 de la Carta Orgánica de la UCR de la provincia de Buenos Aires), exponiendo la argumentación correspondiente.
Una vez dictada la sentencia, fuimos notificados mediante carta documento, en donde decía que podíamos retirar todas las actuaciones del tribunal si concurríamos al Comité de Distrito. Lo hicimos y no nos dieron estas actuaciones, con distintos argumentos: que no estaba la persona indicada, que las mismas estaban en el libro de acta y este no se encontraba en esos momentos en la sede partidaria, que las iban a remitir al tribunal provincial, cosa que recién hicieron en el mes de Marzo del 2000 y nosotros pudimos conocer la documentación de nuestro “proceso judicial” en el mes de Mayo.
Resultado: dudamos de como se constituyó el tribunal, en este Plenario no se dio participación a los representantes de la Juventud Radical y de la Organización de Trabajadores Radicales, según lo expresa la Carta Orgánica; no conocimos hasta esta fecha la fundamentación de nuestra indisciplina; dudamos como sesionó y en que días; quienes participaron; quienes avalaron la sentencia; quienes rubricaron la misma; quienes no participaron o votaron en contra; que difieren las firmas de las originales y por esto que pedimos, además, al Tribunal partidario provincial tenga a bien pedir una Pericia Caligráfica sobre todas las firmas de las actas. En las mismas hay agregados en los márgenes de las hojas y firmas agregadas con posterioridad a su confección, según se ve a simple vista.
La sentencia fue dictada el día 5 de Octubre de 1999, según hacen constar en las Cartas Documentos que nos envían, pero en los libros de Actas en verdad la sentencia de expulsión se dicta el 26 de ese mes, es decir, hay una adulteración de un documento público partidario y por este medio denunciamos este hecho. Además, recién se comenzó la notificación de las expulsiones en los primeros días de Diciembre.
No existe Resolución escrita en forma separada de lo que según dicen consta en los libros de actas, es decir, fuimos juzgados y condenados solamente por cartas documentos y con una única firma, la del presidente del Comité de Distrito, a su vez presidente del tribunal. Este organismo se constituyó sin la convocatoria expresa y fehaciente, según exige la Carta Orgánica, de por lo menos un miembro del plenario del Comité de Distrito, en el caso de Silvia Vázquez y de dos miembros, en el juzgamiento de los restantes imputados.
Si se revisan con atención la numeración de las Actas del Comité de Distrito, entre Septiembre y Octubre de 1999, podemos leer claramente que en plena campaña electoral el mismo solo se reunió para tratar el caso de nuestras expulsiones, no para discutir la marcha o las estrategias de campaña. En la primera reunión de este Comité y después de haber “ganado” las elecciones, no se hizo un análisis de las mismas, sino que se volvió a las sesiones del Tribunal de Disciplina para seguir tratando cuestiones que hacen a la interna partidaria. ¿Acaso importaba analizar de como se iba a manejar la transición, los futuros planes de gobierno o la constitución del nuevo Gabinete municipal?. Para que, si la interna nos importa mucho más a los radicales.
Y ESTO NO ES TODO...
Como si esto fuera poco, queremos hacer ver, además, otros casos.
En las elecciones generales de 1997 fue electa como Diputada Provincial la Sra. ELIZABETH MOYANO, en la lista de la Alianza. La nombrada es afiliada radical, esposa de un importante dirigentes partidario, sin militancia alguna en más de una década. Pues bien, fue electa Diputada Provincial sin haber sido electa, como corresponde, en la interna partidaria. ¿ Cómo apareció en las listas de la Alianza?. Solo Dios y los santos rosqueros lo saben. ¿ Qué hizo el Comité de Distrito al respecto? Absolutamente nada, por lo tanto convalidó este fraude, sin siquiera amagar a constituir un Tribunal de Disciplina.
Tampoco hizo esto último al enterarse que un ex Diputado Provincial era procesado por enriquecimiento ilícito en el ejercicio de sus funciones.
Tampoco se molestó a convocar a Asamblea de Afiliados por más de dos años, por lo tanto constituimos una Alianza, entre otras cosas, porque sobreentendimos lo que estaba haciendo el partido en otros lados.
Tampoco efectúa los aportes, que estipula la Carta Orgánica, al Comité Provincia, de las retenciones que le hacen a los Concejales y funcionarios municipales, teniendo una deuda de varios miles de pesos y la misma una antigüedad de varios años.
Tampoco se responsabilizó por la pérdida de la Presidencia del Concejo Deliberante, por la traición del Concejal SPINA, del FREPASO, que accedió a su banca cedida alegremente en una negociación en 1997.
Tampoco se revisaron los resultados de las últimas elecciones internas donde, por ejemplo, en el Comité de Circuito de Villa Domínico, existen grandes dudas por lo abultado en la cantidad de sufragios, cuando este comité no se caracteriza por su alta participación militante.
Cuando, años atrás, se juzgó la conducta de un ex Concejal, que cobraba un sueldo “extra” en la Municipalidad, solo se lo sancionó con 120 días de suspensión en su afiliación y hoy nuevamente es funcionario municipal y Presidente de un Comité de Circuito.
En el actual Plenario del Comité de Distrito, muchos de sus integrantes ocupan cargos jerárquicos municipales, siendo esto claramente incompatible y moralmente cuestionable, ya que ellos serán juez y parte en caso de tener que evaluar la gestión comunal.
Según consta en la reseña que la labor del Comité Provincia del período 1997-99, en Avellaneda se alquilaron cinco locales para la campaña de 1997, de ellos , por lo menos uno, el ubicado en Larralde y Pasteur en donde funciona la Delegación Crisologo Larralde del Comité de Circuito de Sarandí, es en verdad un local del partido desde hace más de treinta años. Nos preguntamos ¿por qué nos lo alquilamos a nosotros mismos? ¿A quién y cuanto se pagó por este contrato? También tenemos nuestras dudas en relación a los contratos de los otros cuatro locales. Pedimos una investigación detalla de estos alquileres.
¿Cómo puede ser que un Concejal, actualmente en funciones, pase de vivir en un inquilinato a una casa de por lo menos $ 130.000 ?. Pedimos, también, se investigue este enriquecimiento. Este mismo Concejal viajó a Italia, en visita oficial, pero acompañado por su esposa y esta no es funcionaria municipal.
Al momento de comenzar el “reparto” de los cargos municipales, hasta a golpes de puño entre el Presidente del Comité de Distrito y un ex Concejal, se dirimieron los mismos en un lugar público y con la presencia de periodismo.
Ahora, nosotros nos preguntamos: ¿ Se pueden vulnerar más normas y procedimientos?. La respuesta, por supuesto, es un contundente NO.
Esto sucede por el verticalismo que nos gobierna. Por instrumentos de la Carta Orgánica que facultan a ser juez y parte a la conducción política de los distritos. Porque no se respeta el dicenso y se tienen los medios para castigarlo, ya sea por el accionar de los dirigentes o el abuso de las normas que impone nuestra ley fundamental partidaria.
¿ Somos víctimas o victimarios?. Víctimas, sin duda. Si llegamos a esta situación, ¿ fue porqué nos lo propusimos, o nos vimos obligados?. Fuimos obligados por los acuerdos de cúpulas. ¿ Podemos ser juzgados por esta dirigencia que viola, constante, permanentemente y desde hace años nuestra doctrina, nuestra ley escrita, la memoria y el accionar de nuestros grandes dirigentes?. La respuesta, por supuesto, es otro contundente NO.
Como podemos ver en Avellaneda no se sanciona a los corruptos, sino solamente a las minorías, porque estas piensas distinto y quieren hacer valer el derecho del afiliado de elegir a sus representantes. CHORROS SI, REBELDES NO, parece ser la consigna para juzgar las conductas en Avellaneda.
LA DOCTRINA Y EL PENSAMIENTO DE NUESTRO DIRIGENTES HISTORICOS NOS RESPALDAN
Dijo MOISES LEBENSOHN: “...Desde el Comité de la Provincia de Buenos Aires los radicales trazaron rumbos creadores a la existencia nacional y definieron el sentido del radicalismo que nosotros profesamos, concibiéndolo no como una fracción más de la política de partidos, sino como la organización política de nuestro pueblo para la realización de los ideales de la nacionalidad. Ese fue el radicalismo de Buenos Aires en la mente de Yrigoyen y en la voluntad de los fundadores, cuya memoria evocamos con emoción de argentinos y orgullo de radicales...”.
Siendo nosotros parte integrante del Distrito Electoral más importante del país, la provincia de Buenos Aires, recogemos estas palabras de uno de nuestros grandes pensadores y dirigentes, no del todo recordado y considerado por un partido que tiende a “llenarse la boca” con palabras que suenan bien, pero que en la vida real vaciamos de todo contenido. Evocamos a nuestros próceres, repetimos sus postulados, pero no obramos como ellos y mucho menos lucimos sus formas de vida.
En el manifiesto del Comité Nacional de la UNION CIVICA, a los Pueblos de la República, del 2 de Julio de 1891, decimos: “...La Unión Cívica fue desde el principio la coalición de los hombres de bien, vinculados para destruir el sistema de gobierno imperante que ha producido tan graves perturbaciones a la República... Este programa excluía todo personalismo, y sobre la influencia de los caudillos, sobre el prestigio de los hombres, agitaba algo más grande y levantado, un credo político que perseguía el predominio de las ideas y de las instituciones. La campaña de la Unión Cívica no era contra un hombre ni contra individuos determinados sino contra todo un régimen que había subvertido las leyes y producido la ruina general...”.
El 17 de Noviembre de 1892, en nuestra Carta Orgánica Nacional y ya con la denominación de UNION CIVICA RADICAL, expresamos en las Bases: “...La Unión Cívica Radical, asociación política esencialmente impersonal, a cuyas filas pueden ingresar todos los habitantes que quieran adherirse a su programa –formada para luchar por el resurgimiento de la vida institucional-, que asegura a la patria su paz y su progreso por el cumplimiento honrado de la ley, la pureza de la moral administrativa, el ejercicio efectivo de la soberanía popular y el amplio reconocimiento de la autonomía de los Estados y de los Municipios- bases fundamentales de nuestro sistema de gobierno y existencia nacional-,...”.
Visto lo acontecido en Avellaneda, vemos que hemos olvidado el porqué de nuestra fundación, convertimos al partido en una corte de aduladores y cultores del personalismo, nos apartamos de las ideas y por lo tanto, claudicamos en los principios y al hacer esto, nos corrompimos moralmente.
Ya el Comité de la Capital Federal, en su manifiesto de 1897, definía con 103 años de anticipación, lo ocurrido en nuestro pago chico: “...Los antecedentes del partido son bien conocidos; adquirió popularidad porque inscribió en su bandera la austera intransigencia de los principios democráticos y su consecuencia y firmeza lo hicieron tan poderoso, que pudo conmover a la República al solo influjo de su benéfica propaganda. Como fuerza orgánica destinada a luchar en una época de descomposición, tuvo que forjarse en la adversidad, y dirigida por el noble repúblico que llora aún el pueblo argentino (refiriéndose al Dr. Alem), hubiera seguido su acción regeneradora llegando a la meta de sus aspiraciones, sino hubieran obrado dentro de su seno factores que pretendieron desnaturalizar su misión, malogrando la campaña sacrosanta...”.
Pedro C. Molina, una vez dijo: “...El partido radical no tiene orientación. Ninguno de sus dirigentes podrían afirmar, con seguridad, adónde se lo lleva...”. Esta frase bien podría figurar en la lápida del radicalismo de Avellaneda, porque ya la tumba fue cavada y se está llenando rápidamente.
Como expresó Yrigoyen: “...la Unión Cívica Radical, doctrina redentora y generadora, que instaura la justicia social en el país, plena de ideales y de sentimientos de libertad, surgió a la vida pública argentina como lógica consecuencia de la descomposición de las instituciones de gobierno y en el mismo instante en que la nación se precipitaba a su total derrumbe...”.
(Hipólito Yrigoyen. Presidente de la República 1916-1922 y 1928-1930)
Resta respondernos si tenemos presentes estas palabras, si las circunstancias históricas en que fueron dichas se adaptan a las presentes, y si estamos obrando para restaurarnos como doctrina redentora y generadora para evitar la descomposición de las instituciones de gobierno.
Los que vemos y practicamos esta muy lejos de estas aspiraciones y si nos respondemos en contrario, es que solamente pretendemos justificarnos, porque: “...los hombre que ejercen funciones públicas, deben hacerlo con capacidades conducentes, para enseñar y dar ejemplo a los pueblos de eficiencia de las instituciones democráticas, para el beneficio y la felicidad comunes...”.
Continua diciendo don Hipólito en “Mi vida y mi doctrina”: “...las crisis morales tiene su lógica reparación y no se extinguen sino segando sus fuentes originarias..., ...ha llegado la hora de la terminación del largo período de nuestra regresión moral y cívica, y no todos quieren comprender, o no alcanzan a definir, los medios precisos que deben ponerse en ejecución para que la transición y la renovación se realicen naturalmente..., ...los pueblos no deben inclinarse hacia ninguna promesa que importe una desvirtuación en su rumbo histórico, porque renunciar a su contenido moral, a su tradición y a su prócer predestinación, retrogradaría a nuevos y más dramáticos infortunios ..., ...así como a los grandes males deben aplicarse grandes remedios, así tambien, a las ondas transgresiones y desvíos hay que oponerles rigurosas virtudes y absolutas integridades ..., ... no hay nada más peligroso que las revoluciones que no cumplen los postulados que las generaron, ni nada más infiel que el hombre público cuando, al llegar a ejercer el mando insigne, se manifiesta en desacuerdo con las doctrinas sustentadas en el llano y que determinaron su advenimiento al poder ..., ... los gobiernos pasan en su rotación constante; pero los sagrados dogmas permanecen inmutables a través de los tiempos. Además, de la altura deben venir los grandes ejemplos, para que la ciudadanía vea en ellos la norma de conducta austera que señala los caminos rectos y afirmativos ...”.
Es por esto que todos los radicales debemos optar por los cambios, de políticas, de hombres, de conductas y de dirigentes. De lo contrario todos, en algún momento, seremos víctimas de las injusticias, de los abusos, del dedo, de los negociados, de la corrupción, como somos ahora las víctimas de Avellaneda.
Por eso pedimos a todos los militantes de la Unión Cívica Radical que nos entiendan en nuestra causa, nos ayuden, nos apoyen en la lucha contra el régimen que hoy nos gobierna dentro del partido. De lo contrario ya todos estamos condenados.
Si logramos nuestra reivindicación será un triunfo de la causa. La causa contra el régimen (lástima que esta célebre frase, ahora la tengamos que aplicar internamente).
ALEGATO FINAL
No es la primera vez que el radicalismo vive momentos difíciles o que sus dirigentes son cuestionados porque se manejan en forma dictatorial o absolutista.
Pero lo que nos resulta extraño de asimilar, es que el radicalismo de Avellaneda, ciudad en donde se fundó el Movimiento de Intransigencia y Renovación (M.I.R.); donde se dictó la famosa “Declaración de Avellaneda”, uno de los tantos hitos que marcaron a fuego la historia del partido; cuna de un dirigente de la talla de CRISOLOGO LARRALDE, entre otras cosas, inspirador del Artículo 14 BIS de la Constitución Nacional, que consagra los derechos sociales en la reforma de 1957 y quien gobernó el Comité Nacional en el crítico momento que siguió a la división del partido al producirse el alejamiento del “frondicismo”; baluarte político y electoral del Movimiento de Renovación y Cambio, desde su fundación; el distrito que dio más dirigentes de jerarquía e importantes funcionarios y legisladores nacionales y provinciales, como ningún otro distrito de la provincia; sede histórica de la mayor parte de las Convenciones nacionales, provinciales y Plenarios del Comité Nacional, durante tantas décadas; asiento del primer Sub Comité que se abriera en la Provincia de Buenos Aires.; el único Comité de Distrito que nunca cerró sus puertas durante la dictadura militar surgida en 1976; se vean las cosas que nos están pasando.
Esto no es producto de la casualidad, sino que se llegó a esto producto de la degradación de los dirigentes y la claudicación de nuestros postulados doctrinarios.
En 1937, MOISES LEBENSOHN, verdadero guía e ideólogo de la Juventud Radical y gran impulsor del M.I.R., denuncia la existencia de dos enemigos, dentro de nuestro propio partido: “... la oligarquía y la política del servicio personal, que hacía depender la conquista de voluntades para el radicalismo no de razones vinculadas con los intereses nacionales y populares, sino de la sensiblería y de los favores lícitos e ilícitos, tanto de “doctores” como por caudillejos lugareños, que manejaban las maquinarias electorales hábilmente, pero alejaban a las grandes masas ciudadanas del partido”.
A comienzos de los años 40 en el radicalismo de la provincia de Bs. As., comenzaron a surgir distintas tendencias o líneas internas, como el Movimiento Revisionista y la Cruzada Renovadora, y expresiones como las de los Congresos de la JR, que comenzaron a cuestionar las metodología y a los dirigentes que detentaban la conducción partidaria. Este fue el inicio de lo que posteriormente fue el M.I.R. (según narra GABRIEL DEL MAZO, en “El Radicalismo”).
En 1945 la Junta Reorganizadora de la JR y el Comité Universitario de La Plata, dicen: “ ... la Juventud quiere un radicalismo limpio de traficantes y de personeros, libre de compromisos y de acuerdos con fuerzas extrañas a su ideal o a su doctrina, reconstituido en la totalidad de los elementos morales que integran su personalidad histórica y orientado por conductores de manos limpias y viriles”. En el “Manifiesto de la nueva generación”, expresan: “... esta generación no ignora que si el radicalismo no termina con sus traficantes, los traficantes terminarán con el radicalismo”.
El 4 de Abril de 1945 se funda en Avellaneda el MOVIMIENTO DE INTRANSIGENCIA Y RENOVACION, que en su documento constitutivo, más conocido como la “DECLARACION DE AVELLANEDA”, entre otras cosas propugnaba: “... ante todo, en el orden interno, el radicalismo debe lograr una gran unificación sobre la única base posible: el restablecimiento de la doctrina radical y la convocatoria de los hombres que por su conducta puedan servirla: ideales y programas de gobierno, pero tambien integrantes condignos para la reparación moral que exige la República”.
Todos los antecedentes que aquí exponemos, como ser, los hechos tal cual ocurrieron; nuestra presentación con Lista propia para las elecciones generales municipales de 1999; las causas por las cuales desistimos de competir electoralmente; como se manejó el Comité de Distrito en los últimos años; nuestro “juicio” y condena; el necesario “buceo” en el cual nos vimos obligados a sumergirnos para analizar la doctrina; el relato de las crisis por las cuales atravesó el partido; estuvieron orientados a defendernos en este proceso, a denunciar un sistema y su dirigencia apartada de toda razón, justificación y doctrina, y a hacer votos de compromiso para que las cosas cambien.
Si la Alianza hubiera sido derrotada en Avellaneda, cosa que, sin dudas, hubiera ocurrido de continuar nosotros con la lucha, hoy sería fácil juzgar al radicalismo y condenarlo.
Esto lo decimos porque hicimos la campaña en la calle, porque abiertamente los vecinos y afiliados nos decían que nos votaban porque hacíamos la campaña con la bandera radical flameando y nuestra Marcha Radical a todo volumen por los altoparlantes, porque nos movilizamos mientras el Comité de Distrito estaba cerrado, porque los actos de la Alianza eran solamente actos con concurrencia masiva del FREPASO, mientras nuestros dirigentes no iban o se mantenían a distancias más que prudencial, no sea cuestión que los vieran participando demasiado.
Fuimos “patoteados” en la plaza principal varias veces, baleado nuestro móvil de campaña, amenazados por teléfono, hostigados permanentemente en la vía pública, pintado nuestro local con insultos. No se tapaban los afiches o las pintadas del PJ, sino las nuestras. La campaña del oficialismo partidario siempre estuvo dirigida contra nosotros y recién en los últimos días contra el PJ. Una “patota” oficial del FREPASO, secundada por algún dirigente radical, nos impidió el ingreso a nuestro propio Comité de Distrito cuando quisimos escuchar una conferencia de prensa.
Fuimos acusados de haber recibido un soborno millonario de parte del Justicialismo, para así entorpecer la campaña de la Alianza. Exigimos las explicaciones de esto. No nos pueden acusar de cualquier cosa y quedar impunes. Nosotros no tuvimos ni tenemos Concejales que nos respondieran y votaran todo lo que proponía el Justicialismo en el Concejo Deliberante.
La Alianza ganó, pero hay veces que la victoria no da derechos y los perdedores o los que “quedaron afuera” tambien tienen sus razones y derecho a que se los escuche.
Por habernos opuesto de esta forma, levantando principios fundacionales, es que somos tildados de indisciplinados. Preferimos que se nos tilde de soñadores, pero les podemos asegurar que no somos los únicos.
De lo único que se nos puede condenar es que no aceptamos el “dedo”, los acuerdos de cúpulas. Quisimos votar a nuestros candidatos, fueran radicales o del FREPASO, pero elegidos en elecciones internas abiertas.
Si el Tribunal de Disciplina que nos juzgó hubiera estaba integrado por ALEM, YRIGOYEN, LARRALDE, LEBENSOHN, BALBIN, entre otros, ¿cuál hubiera sido el veredicto?. Interesante suposición para respondernos.
Nos alegra el triunfo de la Alianza en Avellaneda. Esto a algunos malintencionados les sonará extraño, pero lo que decimos es sincero. Pero tambien decimos que esta victoria tiene una sola contra, una sola: la de posponer la solución de nuestros conflictos internos en el tiempo.
El triunfo y el gobierno de la municipalidad le dará crédito a la dirigencia de Avellaneda y hasta algunos “ebrios del poder” creen que ciertos nombres, el de unos pocos dirigentes, fueron los que provocaron el aluvión de votos. El vecino y el afiliado de Avellaneda sabe de lo que estamos hablando.
Sino hubiera sido por el “delarruazo”, estos dirigentes son incapaces de ganar nada por sí solos, como nunca en su vida ganaron nada. En ese caso la historia, sin dudas, sería otra.
Ahora, ya en el gobierno municipal, estamos pagando el precio de todos los conflictos partidarios. Solamente ocupamos dos de las ocho Secretarías. Estamos inmersos en una constante lucha entre líneas internas por el reparto de cargos. Dejamos mucha gente “afuera” del mismo y por lo tanto hay mucho descontento. No hay la suficiente coordinación de trabajo entre los funcionarios nuestros y los frepasistas, aunque esto era de prever cuando la mayoría de ellos recién se conocieron el día de la asunción. Los constantes rumores de cambios en el Gabinete provocan incertidumbre en todo el accionar comunal. Se anuncian cosas para sólo ser cambiadas al poco tiempo o jamás puestas en funcionamiento.
Sres. Miembros del Tribunal de Disciplina de la U.C.R. de la Provincia de Buenos Aires:
Analizando cuidadosamente este escrito, podrán llegar a la conclusión de que nos encontramos en una situación extrema.
Somos juzgados en Avellaneda por querer hacer cumplir la palabra que empeñara el partido en 1997 y que la propia dirigencia local y provincial avasallara.
Estamos convencidos que defendimos la doctrina radical hasta el límite de nuestras posibilidades y confiamos ahora en Uds. para que sea reparada la injusticia cometida.
Tambien les pedimos, que dentro de sus amplias posibilidades, hagan lo necesario para reparar y encauzar a los verdaderamente responsables, en el caso de nuestro juzgamiento y en todos aquellos en donde hacemos una denuncia formal.
Después, entre todos, volveremos a colocar al partido en el lugar que le corresponde, en la senda que trazaron Alem e Yrigoyen, en “La lucha de la causa contra el régimen”.
Será Justicia...
dp