jueves, 15 de diciembre de 2011

...Y AL 5to. DIA...LE ESCUPIERON EL ASADO



Por primera vez en la historia argentina y tal vez en la del mundo, un gobierno a 5 días de comenzada su nueva gestión, logra poner en contra a la central de trabajadores (C.G.T).
El discurso de hoy de Hugo Moyano en el estadio del Club Huracán, preanuncia el estallido que se avecina, con una economía sobrecalentada, despilfarro administrativo, gobierno de incapaces, demagogia y claros signos de totalitarismo.
Moyano no es ajeno a todo esto, porque él dio apoyo político a un proyecto, el de los K, desde el año 2003, pero ahora ve como se desbarranca lo que sembraron y corre el velo del autoengaño en la que vivía la sociedad argentina. Pero como el peronismo es muy pragmático, tal vez en forma excesiva, no dudó en “tirar debajo de un camión” a sus socios circunstanciales.
Acostumbrados a dirimir sus internas en forma violenta a lo largo de toda su historia (enfrentamientos entre los Montoneros, el sindicalismo de derecha, la triple A, en los años '70), ya tuvimos un adelanto de como la Policía de la Provincia de Buenos Aires reprimió a los militantes de La Cámpora, una facción adicta al propio gobierno.
Se vienen épocas difíciles que verán, entre otras cosas, como la bomba de tiempo que armó el gobierno peronista le estalla en sus propias manos, no como pasó antes, al estallar en el gobierno siguiente.
Todos pagaremos las consecuencias, claro que si, pero a lo mejor conviene pagarlas de una vez por todas y ver como se termina la ilusión óptica de la demagogia iniciada en 1943, que llevo a la total decadencia argentina.
Es tiempo de pensar en un nuevo país, en una nueva era.
El sueño solo duró 5 días.

dp

jueves, 8 de diciembre de 2011

HACIA EL GOBIERNO TOTALITARIO K



La apetencia desmedida de poder por parte de un gobierno puede no tener límites. No hace falta que el mismo sea encasillado como una dictadura. Un gobierno democrático, popular, puede tener desviaciones tanto o más preocupantes como un gobierno dictatorial.
En algunas “pequeñas” muestras se pueden ver claros signos de lo que en verdad se quiere hacer con los “grandes” asuntos que hacen al manejo de un país.
En un primer momento podemos apreciar que el fútbol y la historia no tienen muchos puntos en común, pero cuando se nota una tendencia hegemónica al intentar controlar los mismos, se disparan las alarmas.
Dos elecciones de renovación de autoridades se llevarán a cabo en estos días de clubes de fútbol muy importantes de la Argentina, el Racing Club y el Club Atlético Independiente, ambos de la ciudad de Avellaneda.
No es casual que sea vea, con absoluta claridad, como funcionarios del actual gobierno K intentan poner sus candidatos en la cabeza de las listas electorales que se disputan estas elecciones.
Ya controlan a la Asociación del Fútbol Argentino (A. F. A.) con un contrato pagado por el pueblo todo, que permite el control de la televisación de los partidos de fútbol, sino que ahora, quieren extender ese control a los clubes, logrando una mayor concentración de poder y un manejo discrecional de cientos de millones de pesos.
Personajes de la política son colocados para las candidaturas, desplazando, incluso, a los actuales presidentes de las instituciones a un segundo lugar.
Un ex Intendente Municipal de Avellaneda compite por la presidencia del Club Atlético Independiente y un alto funcionario de la administración pública nacional, lo hace en el Racing Club.
El proyecto hegemónico no conoce de límites en su apetencia de poder, en el manejo y control de los movimientos económicos.
En el fondo de este síntoma está el origen de su ideología totalitaria, nacida al amparo de un golpe militar en 1943, la persecución y represión a la oposición, la idea del partido único, el culto a la personalidad, el armado de grupos terroristas, la imposición por la violencia de su ideología, su pragmatismo y gatopardismo ideológico al provocar privatizaciones de empresas públicas en años recientes, o la prostitución de la causa de los desaparecidos al politizar y someter económicamente a un sector de las Madres de Plaza de Mayo.
Las recientes elecciones ganadas por la Presidente, en su mentalidad, le permite avanzar en la conquista del poder absoluto, sin importar consecuencias.


Y como no hay límites que se autoimpongan y como la oposición no está en condiciones políticas para imponerlos, por debilidad, el avance es permanente.
Por ello también pretenden controlar lo pasado, la historia, al crear un “instituto revisionista” que se encargará de “revisar” la historia Argentina, en nombre de la “verdad”.
Pretenden anclarse en el pasado para encontrar las justificaciones del presente, dándoles así sustento ideológico y hasta moral. Por ello pretenden "revisar" la historia, adecuarla a lo que necesitan hoy.
La historia se cuenta, se analiza, NO se saca de contexto, no puede circular entre los vaivenes del endiosamiento o la condena según los humores de un funcionario de turno.
Hay movimientos revisionistas que ahora nos pretenden imponer a figuras que sojuzgaron pueblos, asesinaron, dispusieron de la riqueza pública con fines personales, como el Mariscal paraguayo Solano López, que incluso atacó territorio argentino en sus afanes “libertarios”, que hoy son venerados como grandes patriotas latinoamericanos.
Revisar no quiere decir manipular.
La Patagonia hoy es Argentina y no chilena, porque hubo próceres como Avellaneda y Roca que la tomaron.
Pero sin embargo a estos se los califica de déspotas, mientras se endiosa a Rosas que pretendió hacer lo mismo décadas antes.
¿Porqué este es bueno y los otros son malos?
A cada cual lo suyo, con aciertos y errores, pero nunca sacarlos de contexto.
Recuerde Sra. Presidente que si hoy Ud. ostenta este cargo en la Argentina, es porque alguien antes hizo territorio argentino el lugar en el cual Ud. desarrolló su carrera política, la Patagonia.
Como muestra basta un botón, dice el proverbio popular y temas tan disímiles como el fútbol o la historia muestran un claro sentido de apetencias desmedidas de poder.
Y mientras la oposición no logre articular pasos coherentes que enfrenten a este proyecto hegemónico, los ciudadanos debemos comprometernos y, al menos, disparar las alarmas.

dp