miércoles, 2 de junio de 2010

AL GRAN PUEBLO ARGENTINO…SALUD


La patria ha cumplido 200 años de vida.
Muchos de mis artículos aquí publicados se caracterizan por las críticas, duras a veces, hacia mi país, la Argentina, pero el día de hoy quiero festejar, conmemorar y evaluar lo bueno que tenemos.
200 años de libertad, con subas y bajas en nuestra línea de desarrollo, con convulsiones, crisis y todo tipo de padecimientos, como cualquier país de la tierra. Con corrupción, mal manejo de los bienes públicos, pero para nada distintos de lo que vemos hasta en los países del primer mundo.
Pero somos un país, cálido, afectuoso, generoso. Somos gritones y ostentadores, pero solidarios, amables y divertidos. Nos sale un tango de la boca, pero tenemos el corazón alegre.
Mejores en lo individual que en lo colectivo, pero aprendiendo siempre y, algún día, nos respetaremos más entre nosotros.
Somos imprevisibles, pero de “embole” (aburrimiento) no nos morimos como los noruegos. Por algo será que tenemos más psicólogos “per capita” que cualquier otro país del mundo. Esto nos ayuda a sobrevivir.
Cobijamos a millones de escapados de guerras, hambrunas, odios, dándoles amparo y posibilidades.
Me manejo con muchos extranjeros y todos salen maravillados después de conocernos y ver nuestras maravillas naturales y citadinas. Esto me provocó ver las cosas de otra forma, no sentirme humillado por los cartoneros que dejan sucia la ciudad, sino verlos como trabajadores que se sacrifican, en lugar de elegir el fácil camino de la delincuencia, como solo pueden hacer en otros países.
Claro que hay mucho para mejorar, dónde no, pero también tenemos mucho para ofrecer a todos.
Nuestro espíritu quejoso es una bendición, porque significa que no nos resignamos y exigimos que las cosas se hagan mejor. Nos alarmamos por una muerte a manos de locos drogados, cuando en otros países eso ya no tiene ninguna trascendencia, por cotidiano y normal. Acá reaccionamos hasta con marchas callejeras de vecinos indignados, movilizando los medios de comunicación, exigiendo a las autoridades más acción. El día que dejemos de reclamar por la violencia en las calles, será porque nos han doblegado y aceptamos la muerte injusta, como algo cotidiano.
Festejé y sigo festejando nuestro cumpleaños número 200, porque estoy orgulloso de mi país, porque amo y porque tuve la dicha de nacer en una tierra hermosa y pródiga, que refugio a mis padres que partían de Europa buscando paz y prosperidad.
Nunca puedo terminar de cantar el himno nacional, porque lloro de felicidad. Que lindo es llorar de felicidad, de emoción, conmovido hasta la médula, sentir un temblor que recorre el cuerpo. Eso solo lo conocen los que en verdad aman.
Amo a mi Patria, a mi Argentina. Con defectos y virtudes. Con lágrimas y risas. Cumplimos 200 años como país libre. Solo nos tenemos que mirar un poco más en nuestro interior para mejorar. Depende de nosotros.

dp

Nota: ver la actuación de la Banda de la Gendarmería Nacional en la ciudad de Córdoba, con motivo de los festejos del Bicentenario. Algo imprensado hasta hace pocos años, según los parámetros militares, y que marca un cambio de mentalidad y un sentido de "festejo" junto al pueblo de parte estos. No solo con marchas militares rígidas se demuestran los sentimientos patrios: http://www.youtube.com/watch?v=hxj6YatM-Us

1 comentario:

Anónimo dijo...

Daniel Eugenio, te felicito por tu blog de tan diversos artículos y temáticas.
Te mando un fuerte abrazo y el deseo de los mayores éxitos.
Mauricio.
PD: Muy bueno lo de las excursiones.